Afrontar la crisis hídrica que se vive en México requiere la conjunción de esfuerzos de todos los sectores de la sociedad para contar con diagnósticos técnicos adecuados, inversión económica suficiente y sostenida en el largo plazo, implementación de nuevas tecnologías y una conciencia ciudadana para cuidar el vital líquido, coincidieron expertos de la UNAM.
En conferencia de medios, a propósito del Día Mundial del Agua, que se conmemora el próximo 22 de marzo, el titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, Eduardo Vega López, apuntó que son inocultables las evidencias acerca de la creciente escasez del líquido en varias regiones, ciudades y municipios de la nación.
Según información oficial, los registros históricos de precipitación pluvial documentan que, en 25 de las 32 entidades federativas del país, el volumen de lluvia acumulada en 2023 fue significativamente inferior al promedio anual de los anteriores 82 años”, destacó.
De manera simultánea, las altas temperaturas y las olas de calor experimentadas el año pasado registran que 2023 ha sido el más cálido de los anteriores 70 años: 31 de las 32 entidades federativas tuvieron la mayor temperatura media anual desde 1953.
En tanto, las presas existentes en seis de las 13 regiones hidrológico-administrativas del país tienen hoy niveles de almacenamiento de agua inferiores al 50 por ciento de su capacidad máxima: entre 28 y 46 por ciento, además de que otras tres de ellas poseen niveles de entre 53 y 59 por ciento de almacenamiento de agua, sostuvo.
Vega López consideró que son inaplazables las políticas resolver la inseguridad hídrica con sus connotaciones adversas sobre el bienestar social y la dinámica de las actividades económicas, mediante la conservación y manejo integral de las cuencas y los sistemas hidrológicos, así como del mejoramiento y la renovación de la infraestructura y gestión hidráulicas.
En tanto, la coordinadora del Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones e investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, adscrito al Instituto de Ecología, Marisa Mazari Hiriart, externó: el agua es un recurso desigual, pues su disponibilidad depende de los ecosistemas naturales. “La afectan acciones como la deforestación, la pérdida vegetal y la fragmentación del hábitat”.
Añadió que los servicios ecosistémicos que prestan las zonas ricas en este recurso son: provisión para consumo humano de uso doméstico, para actividades agrícolas y pecuarias necesarias para una población creciente que requiere de alimentos; control de erosión hídrica, eutrofización y azolve de cuerpos de agua e infiltración a sistemas subterráneos. “Son servicios de tipo básico que sostienen la dinámica hidrológica; es decir, el ciclo del agua y la purificación (que nos lleva a tener un agua de cierta calidad)”.
La científica comentó que hace falta mayor articulación entre las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la de Salud para atender los temas de disposición y calidad del elemento, pues en la actualidad las residuales van a dar a cuerpos que son fuentes de abastecimiento y contaminan gravemente el líquido.
Recomendó la utilización de una nueva generación de plantas de tratamiento, más pequeñas y eficientes, las cuales generan lodos residuales y sean capaces de reutilizarlos.
Mazari Hiriart subrayó que en los últimos cinco años la sequía se ha agudizado. “Es necesario tratar y reutilizar el agua, no hay más. Se necesita más inversión y entender que, con el inadecuado uso que hacemos del agua, estamos haciendo de un recurso renovable uno no renovable”.
En su oportunidad, el titular de la Red del Agua de la UNAM e integrante del Centro Regional de Seguridad Hídrica adscrito a la UNESCO, Fernando González Villarreal, detalló que la Universidad Nacional participa en el proceso regional rumbo al Foro Mundial del Agua, a desarrollarse en mayo próximo.
“Hay cuatro factores que debemos considerar: es altamente probable que no cumplamos con las metas establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030; tenemos altos niveles de cobertura, pero servicios de agua intermitentes; bajos niveles de tratamiento de aguas residuales (menores al 50 por ciento) y cuerpos de agua contaminados en más de 60 por ciento, además de que los efectos del cambio climático se intensifican con más huracanes, sequías y reducción de al menos 10 por ciento de las precipitaciones”, acotó.
González Villarreal dijo que para encargarse de la problemática en el Valle de México (una de las regiones con mayor impacto y la más poblada del país) se requiere liderazgo, gobernanza (autoridad con autonomía técnica y administrativa), un sistema financiero que permita disponer de 97 mil millones de pesos adicionales para los próximos 15 años y acciones como rehabilitar y reponer la infraestructura básica, incluyendo la verde.
Para reparar las fugas en las urbes del país (que suman hasta 40 por ciento del suministro) recomendó invertir en infraestructura especializada para la detección y arreglo de estas.
Informó que la Universidad Nacional elaboró dos diagnósticos con propuestas de solución, llamados “Acuerdo por la Seguridad Hídrica del Valle de México” y “Perspectivas del Agua en México, propuestas hacia la seguridad hídrica”, los cuales se pueden consultar en los siguientes enlaces:
https://acuerdoagua.cershi.org
http://www.agua.unam.mx/assets/pdfs/Perspectivas_AguaenMexico2022.pdf