Los sistemas financieros de América Latina y el Caribe deben considerar la economía circular no solo como un producto, sino como un enfoque sistémico, para aprovechar su potencial, según el estudio Financiamiento a la Economía Circular: Experiencia en Colombia, impulsado desde el Banco Interamericano de Desarrollo y BID Invest, en colaboración con Bancolombia, Banco de Bogotá y Bancóldex. El estudio fue elaborado en coordinación con la firma consultora BASE.
El estudio analiza, desde la realidad colombiana, el papel relevante del sistema financiero en el proceso de transición a la circularidad, que entre otros permitiría alcanzar los compromisos del Acuerdo de Paris, enfrentar la crisis climática y la proteger la biodiversidad.
Solo en Colombia se identificó un potencial anual de US$11.700 millones en ahorros de eficiencia y eficacia en el uso de materiales, oportunidades de nuevos negocios y fortalecimiento de cadenas de valor, conforme la Estrategia Nacional de Economía Circular - ENEC.
El documento explica cuáles son los criterios recomendados para analizar y categorizar proyectos de economía circular, y propone una metodología que permite identificar oportunidades de financiamiento que cumplan con los objetivos de transición circular, y al mismo tiempo contribuyan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las metas de reducción de emisiones y la transición justa, o una economía inclusiva para todos.
Asimismo, el estudio propone una herramienta práctica, un sistema de categorización, para identificar y clasificar proyectos circulares, reportar en forma transparente y homogénea el financiamiento circular, y medir los impactos positivos a nivel ambiental y social.
El estudio incluye el desarrollo de tres proyectos piloto con el objetivo de probar metodológicamente el sistema de categorización para proyectos circulares en colaboración con los tres bancos colombianos que participaron.
El proceso de financiamiento a la circularidad requiere de sistemas de categorización transparentes que permite identificar proyectos circulares, medir y reportar los beneficios ambientales, sociales y económicos de los proyectos. A nivel global, unos US$45.500 millones han sido invertidos para financiar esta transición, por medio de instrumentos de deuda incluidos los bonos verdes, sociales y sostenibles.