Un nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) e Instituto Igarapé examina la bioeconomía de los ocho países amazónicos, mostrando oportunidades para crear alternativas económicas sostenibles para los casi 50 millones de habitantes de esa región. El reporte aporta ideas para proteger la selva amazónica de un eventual punto de inflexión ecológico debido a la deforestación y la degradación.
"Re-imaginando la bioeconomía para la Amazonía" (en inglés) explora cómo una comprensión más profunda de la bioeconomía local, acompañada de legislación favorable, capital para una rápida ampliación e infraestructura pueden contribuir a una bioeconomía regional próspera que ayude a frenar y, en última instancia, revertir la pérdida de biodiversidad.
Elaborado en colaboración con el Instituto Igarape, el informe es el resultado de casi 100 entrevistas y un sondeo en dos etapas a más de 1.000 encuestados de los sectores público y privado, académico y de la sociedad civil de los países amazónicos.
La bioeconomía y la economía creativa son pilares fundamentales de Amazonía Siempre, un programa holístico paraguas del BID para el desarrollo sostenible de la región amazónica. Las conclusiones del informe también guiarán el enfoque del BID hacia la bioeconomía.
"Un punto de partida para avanzar en la bioeconomía de la Amazonía es entender cómo se define, pero una definición rígida de la misma podría ser contraproducente a la hora de fomentar actividades económicas sostenibles", dijo Tatiana Schor, Jefa de la Unidad de Amazonía del BID.
"Un enfoque flexible e integrador que considere la bioeconomía como una serie de actividades alineadas con principios fundamentales puede dar cabida a la naturaleza dinámica y evolutiva de las actividades bioeconómicas en toda la región", añadió.
Aunque revela un complejo mosaico de definiciones, el informe confirma que las actividades de bioeconomía en los países amazónicos se ajustan al menos a cinco principios básicos:
- Uso de recursos y procesos biológicos;
- Integración de ciencia, tecnología e innovación;
- Inclusión de conocimientos ancestrales y tradicionales;
- Inversiones destinadas a aumentar el valor agregado mediante la mejora de la eficiencia del procesamiento y de la cadena de suministro; y
- compromiso con la sostenibilidad ambiental, la descarbonización y la prestación de servicios ambientales, junto con la sustitución de productos basados en combustibles fósiles por alternativas más sostenibles.
”Con la cuenca del Amazonas enfrentando un peligroso punto de inflexión, la aceleración de modelos económicos alternativos que valoren un bosque en pie es crucial. Desarrollar definiciones y enfoques compartidos es esencial para generar una escala real que marque la diferencia”, afirmó Robert Muggah, cofundador del Instituto Igarape y coautor del informe.
A pesar de las diferencias en la definición de bioeconomía entre los ocho países, cada vez hay más consenso en que es fundamental cumplir los objetivos climáticos y de desarrollo y, al mismo tiempo, gestionar de forma sostenible la biodiversidad autóctona.
Según varios analistas, los países amazónicos están particularmente bien posicionados para contribuir al mercado mundial de la bioeconomía, que se espera llegue a US$7,7 billones en 2030. Sin embargo, estos países sólo recibirán colectivamente el 0,17% del valor total del potencial del mercado global de la bioeconomía. El cambio mundial hacia las inversiones basadas en la naturaleza también promete abrir nuevos canales para la bioeconomía.
El informe muestra que una bioeconomía amazónica más sólida y resiliente requerirá financiación mixta, asistencia técnica, y colaboración intersectorial y entre países, así como tecnología e innovación. Afortunadamente, en la región existe un creciente impulso para alcanzar estos objetivos.
“La región amazónica tiene un tremendo potencial sin explotar para aprovechar la bioeconomía de manera que beneficie tanto a las personas como al planeta. Para ello se requiere la armonización de la legislación, un aumento espectacular del capital y una ampliación de la cartera de proyectos de alta integridad”, añadió el Dr. Muggah.
Los retrasos científicos y tecnológicos y la brecha de infraestructura siguen siendo un reto en la región. Según el informe, es necesario actuar de inmediato para no desaprovechar las valiosas oportunidades económicas asociadas a la biodiversidad y los recursos biológicos amazónicos, sobre todo porque los rápidos avances de la biología sintética y la biología computacional pueden hacer que las alternativas naturales sean cada vez menos lucrativas.
En última instancia, el informe demuestra que el éxito de la bioeconomía amazónica vendrá determinado no sólo por la inversión económica sostenible, sino por la adecuación del progreso al patrimonio natural y cultural de la región, así como el apoyo al estado de derecho.
El informe subraya la necesidad de respetar e incorporar los derechos, tradiciones y conocimientos de los pueblos indígenas y otras comunidades locales para avanzar en la bioeconomía amazónica y explora los principios de la bioeconomía indígena. Como administradores de la región, estos pueblos y comunidades harán contribuciones fundamentales a una bioeconomía equitativa y culturalmente sensible.