Las tormentas de arena y polvo, fenómenos naturales estacionales, están en aumento dramático en diversas regiones del mundo, según advierte la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Este problema, atribuido en más del 25% a las actividades humanas, impacta desde el norte de Asia hasta el África subsahariana, generando consecuencias desconocidas para la salud humana.
La reunión en Samarcanda, Uzbekistán, destaca la urgencia de abordar este desafío para lograr un desarrollo sostenible.
Impacto global
Cada año, más de dos mil millones de toneladas de arena y polvo, equiparables al peso de 350 pirámides de Giza, ingresan a la atmósfera. Este fenómeno, exacerbado por la mala gestión de la tierra y el agua, sequías y cambio climático, afecta no solo a las regiones de origen sino también a nivel global. En algunas áreas, el polvo del desierto se ha duplicado en el último siglo, evidenciando la magnitud del problema.
Las tormentas de arena y polvo impactan la agricultura, industria, transporte, calidad del agua, aire y salud humana. Feras Ziadat, de la FAO, destaca que estos eventos dañan cultivos, afectan al ganado y amenazan la capa superficial del suelo. Además, el polvo atmosférico, combinado con la contaminación industrial, puede afectar la salud humana, interrumpir comunicaciones y perturbar cadenas de suministro.
La Coalición de las Naciones Unidas para Combatir las Tormentas de Arena y Polvo, liderada por la FAO, se estableció en 2019 para abordar este desafío global. En su Compendio y caja de herramientas, la CNULD y la FAO ofrecen orientación sobre recopilación de datos, monitoreo, alerta temprana, mitigación y mapeo de fuentes. La colaboración internacional es clave para reducir la frecuencia y gravedad de estos eventos.
Durante la reunión en Uzbekistán, expertos de la UNCCD y la FAO presentarán informes cruciales, incluyendo medidas de mitigación en la agricultura, estrategias de inversión en Irán y un estudio de caso en Mongolia. Estas iniciativas buscan catalizar inversiones y acciones para mejorar la resistencia contra las tormentas de arena y polvo.
Las tormentas de arena y polvo, conocidas localmente como siroco, haboob o tormentas blancas, plantean riesgos para la salud humana, los medios de subsistencia y el medio ambiente. Aunque fertilizan ecosistemas, su impacto económico y en la salud es considerable. La falta de reconocimiento global del SDS como un peligro se atribuye a la escasa documentación consolidada y datos limitados.
El SDS transporta partículas finas a alturas troposféricas, afectando a la salud humana, especialmente en personas con problemas cardíacos y respiratorios. Aunque se investiga desde hace décadas, la relación causa-efecto entre arena y polvo atmosférico y resultados sanitarios sigue sin estar clara, lo que subraya la necesidad de estudios exhaustivos.
Para abordar este desafío, se proponen medidas como un enfoque multisectorial, restauración de tierras, alerta temprana y mitigación de impactos. La CNULD y la FAO alientan a los gobiernos a adoptar estrategias integrales de reducción de riesgos con sistemas de vigilancia y alerta temprana para prepararse y resistir a estos desastres ambientales.
Las tormentas de arena y polvo son un problema global en aumento, con efectos transfronterizos significativos. La reunión en Samarcanda destaca la necesidad urgente de acciones coordinadas a nivel mundial para abordar este desafío y proteger la salud humana, la agricultura y el medio ambiente. La colaboración internacional y la implementación de medidas recomendadas son esenciales para mitigar este fenómeno y avanzar hacia un desarrollo sostenible.