El cambio climático está creando una amenaza sin precedentes para la salud humana. A medida que la temperatura media de la superficie terrestre siga aumentando, las catástrofes naturales y los fenómenos meteorológicos extremos serán más frecuentes y graves.
La contaminación del aire y del agua contamina cada vez más nuestro medio ambiente, y la aceleración de patógenos sensibles al clima exacerba la propagación de enfermedades infecciosas.
El cambio climático también ha provocado un fuerte aumento de las enfermedades no infecciosas asociadas a la contaminación atmosférica, como el cáncer de pulmón y las muertes relacionadas con las vías respiratorias, que antes no se entendía que estuvieran relacionadas. Además, los riesgos para la salud laboral debidos al calor excesivo y a los entornos contaminados se traducen en una reducción de la capacidad de trabajo y de la productividad.
Aunque nadie es inmune a las amenazas sanitarias del cambio climático, éstas afectan de forma desproporcionada a grupos históricamente desatendidos y en riesgo: personas de color, comunidades indígenas, niños y ancianos.
A pesar de estas advertencias, la humanidad sigue estando insuficientemente preparada para afrontar los retos que tenemos ante nosotros. Las crisis sociopolíticas actuales desvían recursos para abordar estos problemas a largo plazo, aunque ya tienen consecuencias graves e irreversibles en la salud humana y planetaria, y en la economía mundial.
Se calcula que los costes del cambio climático en el sector sanitario alcanzarán entre 2000 y 4000 millones de dólares anuales de aquí a 2030, lo que supondrá una enorme presión para los profesionales sanitarios y una disminución del poder adquisitivo de las personas debido al deterioro de su estado de salud y al aumento del coste de la vida. Es importante señalar que esta estimación excluye los costes de sectores determinantes para la salud como la alimentación y la agricultura, el agua y el saneamiento, lo que indica que es probable que los costes sean mucho mayores.
Sin cambios políticos e inversiones significativas, la interacción entre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el consumo de recursos naturales no hará sino exacerbar los problemas de seguridad alimentaria e hídrica, amenazar los medios de subsistencia de las comunidades vulnerables al clima y obstaculizar los avances en los esfuerzos de mitigación del cambio climático. Es fundamental tomar medidas urgentes y decisivas para mitigar estos riesgos para la salud y preservar el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
Es importante señalar que los impactos del cambio climático sobre la salud distan mucho de ser equitativos, y que las comunidades históricamente desfavorecidas son las que más sufren sus consecuencias. Los estudios han arrojado luz sobre disparidades alarmantes, revelando que las areas históricamente discriminadas por motivos de raza o etnia se ven más afectadas por el calor extremo debido a la ausencia sostenida de inversiones y la carencia de espacios verdes para mitigar el aumento de las temperaturas y los focos de calor.
Las areas de bajos ingresos se enfrentan a retos adicionales, ya que a menudo tienen infraestructuras de vivienda vulnerables, mayores riesgos de exposición a peligros ambientales y recursos limitados para prepararse o recuperarse de fenómenos climáticos extremos.
Los trabajadores inmigrantes latinos, que constituyen una parte significativa de la mano de obra agrícola estadounidense, se enfrentan a un asombroso aumento de 20 veces en las enfermedades relacionadas con el calor debido a sus mayores tasas de exposición. Por tanto, el cambio climático agrava las desigualdades existentes en materia de salud al afectar de forma desproporcionada a las comunidades más vulnerables y desfavorecidas e intensificar las disparidades sociales y económicas.
Los riesgos que plantea el cambio climático tienen implicaciones de gran alcance para todos los sectores y empresas, que van más allá de las cadenas de suministro mundiales. El cambio climático puede afectar a la estrategia, las finanzas, las operaciones y el bienestar de los trabajadores de una empresa. Por tanto, las empresas deben reconocer que tienen un doble papel que desempeñar: la responsabilidad de mitigar su propia contribución al cambio climático y la oportunidad de impulsar un cambio global positivo.
Comprometerse ahora a tomar medidas sustanciales contra el cambio climático no es sólo una obligación moral, sino también un imperativo estratégico para garantizar la viabilidad de las empresas a largo plazo y salvaguardar la salud del planeta.
Abordar la crisis climática y defender la equidad sanitaria requiere una acción colectiva. Ninguna organización, empresa o sector puede superar estos retos de forma aislada. La colaboración, la innovación y la coordinación entre sectores y regiones son absolutamente necesarias para aplicar soluciones integrales y sostenibles que beneficien a todos. Trabajando juntos, el sector privado puede desempeñar un papel fundamental en la construcción de un futuro más resiliente y equitativo para nuestras generaciones venideras.
Es crucial invertir en investigación y en soluciones innovadoras de gran impacto que lleguen a las poblaciones más afectadas por el cambio climático. Varias de ellas se destacaron en la primera sesión de la serie Clima y Salud organizada por Kaiser Permanente y el Foro Económico Mundial, celebrada el 7 de junio. Por ejemplo, la iniciativa Justice40 -un programa del gobierno federal estadounidense- pretende destinar el 40% de los beneficios globales de determinadas inversiones federales a comunidades desfavorecidas que están marginadas, desatendidas y desproporcionadamente castigadas por la contaminación.
Empresas tecnológicas como Google también están contribuyendo a través de iniciativas como la solución Climate Insights de Google Cloud, que permite a los organismos del sector público -incluidos los especialmente vulnerables a las cambiantes condiciones ambientales- conocer mejor los posibles riesgos climáticos, aumentar la resiliencia y tomar decisiones informadas sobre gestión y planificación del territorio.
Reconociendo esta necesidad, Business for Social Responsibility, una red de empresas sostenibles cuyo objetivo es crear un mundo justo y sostenible, lanza la iniciativa Centering Health Equity within Climate Change (CHECC), un esfuerzo de colaboración intersectorial cuyo objetivo es convocar a líderes de diversas organizaciones para desarrollar y aplicar un plan conjunto que dé prioridad a la equidad sanitaria en la acción climática. Aprovechando la creatividad, la experiencia y los recursos de distintas entidades, la iniciativa pretende inspirar una acción climática más urgente, garantizando al mismo tiempo la justicia climática y el acceso equitativo de las comunidades a los recursos sanitarios.
Los complejos retos que plantean los efectos del cambio climático sobre la salud requieren estrategias sinérgicas y holísticas que aúnen los esfuerzos de todas las partes interesadas, incluidos gobiernos, empresas, científicos, sociedad civil y comunidades. Con este enfoque diverso y global, las prácticas innovadoras y basadas en pruebas pueden compartirse, mejorarse y ampliarse para lograr un mayor impacto.
Reconociendo esta necesidad fundamental, Kaiser Permanente y el Foro Económico Mundial acogerán la segunda sesión de la serie Conectando el Cambio Climático y la Salud el 21 de septiembre durante la Semana del Clima de Nueva York, centrándose en la importancia de la investigación y la innovación en la acción sobre el cambio climático y la salud. Júntese a esta sesión híbrida para escuchar los debates de un panel con líderes de opinión, investigadores, responsables políticos y profesionales comprometidos con impulsar urgentemente una agenda de investigación que profundice nuestra comprensión en torno al cambio climático como motor clave de las desigualdades sanitarias.
* Bechara Choucair:Vicepresidenta Senior y Directora de Salud, Kaiser Permanente Shyam Bishen: Director del Centro de Salud y Asistencia Sanitaria, miembro del Comité Ejecutivo del Foro Económico Mundial