Con el objetivo por proteger su patrimonio natural y cultural, la Ciudad de México ha adoptado un cambio trascendental. El 7 de agosto, la Gaceta Oficial de la Ciudad de México anunció la Reforma Constitucional al Artículo XVI, numeral 5 y 7.
Esta reforma pone fin al término “suelo rural” y recalca que el territorio capitalino se divide únicamente entre suelo urbano y de conservación. Esta decisión busca preservar estos valiosos espacios, impidiendo cambios de uso, privatización y la expansión urbana no regulada. Adicionalmente, garantiza la asignación de recursos para el desarrollo sustentable de las comunidades que habitan en esta zona.
¿Qué implica esta reforma para la vida y la habitabilidad de la ciudad?
Descubre el suelo de conservación
El suelo de conservación es la reserva ecológica de nuestra ciudad. Ocupa 88 mil 400 hectáreas, lo que se traduce en un impresionante 59% del territorio capitalino. Es el hogar de una riqueza natural como bosques, pastizales y humedales, y refugio de especies de flora y fauna únicas que representan el 12% de nuestra biodiversidad nacional.
Este preciado territorio no solo nos brinda aire puro y agua, sino que, gracias al programa Altépetl Bienestar, también nos ofrece alimentos de mucha calidad, cultivados sin transgénicos ni agroquímicos. Las alcaldías que conforman este territorio son Álvaro Obregón, Cuajimalpa de Morelos, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, La Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco.
Inversión con compromiso social
En el año 2019, bajo la gestión de la entonces Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, nació el programa social Altépetl Bienestar. Ejecutado por la Corenadr, liderada por su directora general, la Ing. Columba López Gutiérrez, este programa ha sido el pilar central en la política de protección y restauración del suelo de conservación.
A través de sus acciones, más de 206 mil mujeres y hombres rurales han mejorado su calidad de vida, al mismo tiempo que se comprometen con la conservación de ecosistemas. Además, se ha impulsado una renovada perspectiva agrícola, convirtiendo el campo de la Ciudad de México en un referente de producción de alimentos saludables y de alto valor.
La importancia de este suelo es inmensa para la Ciudad de México:
- Los bosques, esenciales para el agua, el clima y el aire.
- Los matorrales, protectores de la biodiversidad y reguladores de ciclos vitales.
- Las zonas lacustres, guardianes de la biodiversidad acuática y controladores de inundaciones.
Los núcleos agrarios, junto con las comunidades y ejidos, resguardan una rica herencia cultural. A través de tradiciones y prácticas ancestrales, estos colectivos fortalecen y enriquecen la identidad distintiva de la ciudad. Además de su valor cultural, estas tierras tienen un significativo impacto económico. Generan empleo, producen bienes y ofrecen servicios sustentables, impulsando el desarrollo y el bienestar de muchas familias y comunidades.
Ante esto, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama ha declarado con determinación: “No cederemos ni un milímetro del suelo de conservación”. En línea con este compromiso, recientemente presentó una propuesta para intensificar las sanciones contra la tala ilegal, una actividad que daña sensiblemente este invaluable patrimonio natural.