El aumento del nivel del mar causado por el cambio climático está poniendo en peligro las playas de reproducción de las tortugas marinas, especialmente las tortugas laúd, que son las más grandes y vulnerables.
Según un estudio liderado por la investigadora de la Universidad de Cádiz, Marta L. Rivas, las playas de reproducción de tortugas marinas en Australia, República Dominicana, Costa Rica y Estados Unidos están en riesgo.
El estudio, que involucró a científicos de varios países, calculó la probabilidad de inundaciones en 2.835 puntos de anidación de tortugas marinas en diferentes escenarios. Los resultados muestran que las playas llanas son las más vulnerables a las inundaciones, lo que significa que los nidos situados en estas áreas en Australia, República Dominicana, Florida y Ecuador pueden desaparecer para 2050.
El estudio propone tres soluciones urgentes: trasladar los nidos a puntos más elevados de las playas, rellenar las playas con arena para elevarlas y llevar los huevos a viveros.
El aumento de la temperatura también ha provocado una alteración en la proporcionalidad entre machos y hembras, lo que podría reducir la población de tortugas marinas. Se necesitan medidas urgentes para salvar estas especies vulnerables.
Aunque estas soluciones pueden ayudar a mitigar los efectos del aumento del nivel del mar en las tortugas marinas, es importante tener en cuenta que la causa principal de este problema es el calentamiento global y la contaminación del medio ambiente.
Es importante seguir trabajando en la reducción de la contaminación y en la mitigación del cambio climático para proteger no solo a las tortugas marinas, sino a todas las especies que habitan en nuestro planeta.
Otro factor que está afectando a las tortugas marinas es la presencia de microplásticos en el océano, que pueden confundirse con alimentos y causar obstrucciones en su sistema digestivo, lo que puede ser mortal para estas especies.
El problema de la contaminación por plásticos en los océanos es una de las mayores preocupaciones medioambientales de nuestro tiempo. Además de los efectos obvios en la fauna y flora marina, también existen preocupaciones sobre cómo los microplásticos pueden afectar a la salud humana a través de la cadena alimentaria.
En este contexto, destaca un estudio realizado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) y el Oceanogràfic de Valencia el cual proporciona una nueva herramienta para evaluar la exposición de las tortugas marinas al plástico. Esta investigación reveló que las B-esterasas, una clase de enzimas que se encuentran en el plasma de las tortugas marinas, han demostrado ser capaces de medir la exposición de las tortugas al plástico.
Estas enzimas, tradicionalmente utilizadas para evaluar la exposición a pesticidas, pueden ahora utilizarse como biomarcadores para evaluar la exposición a componentes químicos del plástico.
Los investigadores del ICM-CSIC analizaron un total de 191 muestras de plasma de tortugas del Centro de Recuperación ARCA del mar del Oceanogràfic de Valencia, correspondientes a individuos salvajes que se encontraban en fase de recuperación tras haber sido capturados de forma accidental por los pescadores.
El estudio demostró que el estrés causado por el manejo de las tortugas durante su captura no altera la respuesta de estos biomarcadores, lo que avala su uso como centinelas de la contaminación plástica en el océano.
Además, se pretende ampliar el uso de las B-esterasas como biomarcadores en cetáceos, y ya se ha comenzado a trabajar con los delfines del Oceanogràfic de Valencia.
En última instancia, el objetivo del proyecto es implementar estas medidas en especies marinas capturadas accidentalmente y exportar esta metodología de bajo costo a países con menos recursos económicos.
Esto podría tener un impacto significativo en la lucha contra la contaminación plástica en los océanos, ya que permitiría evaluar la exposición de las especies marinas y tomar medidas para reducir su exposición a los plásticos.