La Amazonia se acerca a un peligroso punto de inflexión en el que emite más dióxido de carbono del que absorbe. Los bucles de retroalimentación resultantes podrían transformar irreversiblemente la mayor selva tropical del mundo en una sabana seca y poner en grave peligro los esfuerzos internacionales por mantener el calentamiento global por debajo de 1.5ºC.
No se trata solo de un escenario posible en un futuro lejano: los científicos creen que algunas partes de la Amazonia pueden estar ya cerca de ese umbral debido a los incesantes incendios provocados por el hombre y a la tala de tierras para satisfacer la creciente demanda mundial de materias primas como la soja, la carne de vacuno y el oro.
Los compromisos para proteger la selva amazónica mediante medidas que van desde la conservación a los créditos de carbono son necesarios, aunque insuficientes frente a un ecosistema de delitos medioambientales en expansión.
Junto a la expansión de la agricultura y la ganadería a escala industrial hay una letanía de economías ilícitas que van desde el acaparamiento de tierras, la tala ilegal, la minería salvaje y el tráfico de especies silvestres. De hecho, un sorprendente 94% de la deforestación de la Amazonia es ilegal, perpetuada por un Estado de derecho crónicamente débil y la percepción de falta de alternativas económicas viables.
Delitos medioambientales en la Amazonia
En los ocho países de la cuenca amazónica, los delitos contra el medioambiente "convergen" con actividades ilícitas como el fraude, la corrupción, el blanqueo de dinero, la evasión fiscal y los delitos violentos. La delincuencia medioambiental en la región también está cada vez más dominada por la delincuencia organizada, incluidos los grupos delictivos, las mafias y los narcotraficantes internacionales. Todo ello contribuye a explicar el aumento de la violencia entre bandas y la violencia interpersonal en la Amazonia, especialmente contra los pueblos indígenas y los defensores del medioambiente.
Dada la estrecha relación entre una aplicación deficiente de la ley y la deforestación y degradación de la Amazonia, consolidar el Estado de Derecho y el control territorial en los focos de delitos medioambientales debe ser una prioridad absoluta.
El restablecimiento de la seguridad pública debe ir acompañado no solo de una actuación policial basada en la inteligencia y una justicia penal sólida, sino también de incentivos e inversiones que impulsen un ecosistema verde de empleo, educación e innovación.
Para que esto sea una realidad, es esencial que los agentes del sector privado aborden los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG o ESG), profundicen en su comprensión de las realidades sobre el terreno y refuercen su compromiso con las comunidades locales.
¿Cómo se puede proteger la Amazonia con mejores datos?
El acceso a datos fiables y actualizados es clave para reducir el llamado "coste amazónico" y promover decisiones de inversión inteligentes, responsables y rentables que generen oportunidades económicas que no vayan en detrimento del bosque en pie.
Los agentes del sector privado pueden utilizar los datos para evaluar mejor las oportunidades y los costes de hacer negocios en zonas concretas. En una región vasta y vulnerable como la Amazonia, "conocer el territorio" es al menos tan vital como "conocer al cliente". La información pertinente también puede ayudar a los inversores y las empresas a diseñar estrategias de transición que abran oportunidades para un desarrollo sostenible que respete a las poblaciones tradicionales y locales.
Sin embargo, controlar la complejidad territorial de la Amazonia brasileña no es tarea fácil. Incluso el más decidido de los actores debe navegar por la niebla de la política de tenencia de la tierra, los enredos jurídicos y jurisdiccionales, las posibles disputas por la propiedad y los recursos, y las designaciones de tierras que se solapan. Nada de esto es sencillo y, de hecho, los trabajos de investigación nos dicen que la región tiene al menos cinco "Amazonas" diferentes, cada una con sus propias condiciones ecológicas, económicas y sociopolíticas.
Los responsables de la toma de decisiones de los sectores público y privado necesitan acceder a visiones generales sólidas de los riesgos y oportunidades reales y potenciales sobre el terreno que pueden afectar a las empresas que operan en la región amazónica.
Los datos pueden ayudar a los gestores de activos privados, los bancos y las empresas -además de a los administradores públicos y los responsables políticos- a mejorar la diligencia debida arrojando luz sobre las realidades locales y ofreciendo una nueva perspectiva sobre los impactos territoriales que van más allá de estándares ESG internacionales a nivel macro.
El análisis eficaz de los datos debe intensificarse para identificar, gestionar y mitigar preventivamente los riesgos en todas las carteras e incorporar esta información a nuevas estrategias de inversión, calificaciones de riesgo y modelos crediticios que sienten las bases de instrumentos financieros innovadores e inversiones de impacto.
Diversos agentes de vanguardia ya utilizan una serie de herramientas de acceso público. Por ejemplo, MapBiomas contiene datos exhaustivos sobre las tendencias de la ocupación y el uso del suelo en Brasil, y la plataforma Selo Verde permite a los usuarios evaluar la conformidad medioambiental de propiedades individuales en el estado de Pará. PrevisIA, por su parte, utiliza la inteligencia artificial para señalar las zonas en riesgo inminente de deforestación.
Además, se lanza una nueva herramienta. El tablero "Amazonia In Loco" pretende colmar lagunas de información crítica a nivel local y acelerar la inversión responsable en la región. Ofrece un conocimiento profundo de la dinámica ambiental, social, económica y demográfica de los 772 municipios que componen la Amazonia Legal brasileña. Presenta mapas y gráficos interactivos que abarcan temas como las áreas protegidas, los focos de biodiversidad, la productividad económica, los retos socioambientales y las tecnologías sostenibles recomendadas.
A pesar de su enorme potencial, los países de la cuenca amazónica siguen representando una parte modesta de los mercados mundiales de productos "compatibles con los bosques", por valor de 177 mil millones de dólares anuales. Brasil, de lejos el mayor país amazónico, solo representa el 1.3% de estos mercados mundiales.
La inversión sustancial en bioeconomía, agrosilvicultura y pagos por servicios ambientales debe crecer si la comunidad empresarial mundial se toma en serio la protección de la selva amazónica y la oferta de alternativas significativas a quienes viven en ella. El tiempo apremia y es absolutamente necesario que los agentes responsables del sector privado actúen de forma urgente pero informada.
* Ilona Szabó de Carvalho: Co-founder and President, Igarape Institute
Este artículo fue publicado originalmente en el sitio del World Economic Forum. Se publica bajo los términos de la licencia Creative Commons CC BY-NC-ND 4.0