Una de las categorías de conservación son los Parques Nacionales que, de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, se constituyen por ser zonas con uno o más ecosistemas de belleza escénica, valor científico, educativo, de recreo, su valor histórico, por la existencia de flora y fauna, por su aptitud para el desarrollo del turismo, o bien por otras razones análogas de interés general.
En México contamos con 67 Parques Nacionales que cubren una superficie de 16,218,709 hectáreas. Estos espacios gozan de la protección más alta ya que en ellos solo están permitidas actividades relacionadas con la preservación de los ecosistemas y de sus elementos, así como con la investigación, recreación, turismo y educación ecológicos.
Gracias a su posición geográfica estratégica, México posee una gran biodiversidad que vive y se desarrolla en una variedad geográfica que ofrece desde los desiertos más áridos, hasta las selvas más frondosas, pasando por paisajes montañosos, cañadas, valles y mesetas. De ahí que para muchos visitantes resulte toda una aventura recorrer cada uno de estos paisajes naturales.
De acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, los Parques Nacionales se constituyen por ser zonas con uno o más ecosistemas de belleza escénica, valor científico, educativo, de recreo, su valor histórico, por la existencia de flora y fauna, por su aptitud para el desarrollo del turismo, o bien por otras razones análogas de interés general.
El conocido Desierto de los Leones, bosque de coníferas ubicado en terrenos de Santa Fe, en la alcaldía de Cuajimalpa, Ciudad de México, fue el primer sitio en obtener la categoría de Parque Nacional, otorgada en 1917 por el presidente Venustiano Carranza.
Los Parques Nacionales más emblemáticos de México son:
Parque Nacional Iztaccíhuatl Popocatépetl
Enclavado en la frontera de los estados de México, Puebla y Morelos, este parque protege cerca de 40 mil hectáreas que rodean el segundo y tercer pico más altos de México y es reconocido por su destacada biodiversidad, así como por la riqueza de sus ecosistemas, que aportan tanto servicios ambientales como bienes faunísticos, vegetales y minerales que son aprovechados por los habitantes de la región.
Históricamente, se tiene conocimiento de que en los valles que rodean estas montañas, los pobladores indígenas domesticaron plantas como el maíz, la calabaza, el frijol, el chile y el amaranto. Además, es un importante reservorio de especies de hongos, flora y fauna silvestres, con al menos 18 ejemplares endémicos.
Desierto de los Leones
Declarado como Parque Nacional el 15 de noviembre de 1917, el Desierto de los Leones es un bosque que atribuye su nombre al silencio que se percibe en el lugar, ideal para retiros espirituales, por lo que fue escogido en el siglo XVII por la orden de Carmelitas Descalzos para fundar su convento, llamado originalmente “Santo Desierto de Nuestra Señora del Carmen de los Montes de Santa Fe”, y el cual era gestionado por una familia de apellido León.
Este parque, ubicado al surponiente de la Ciudad de México, cuenta con un clima semi frío, nublado y con lluvias en el verano, es rico en árboles de oyamel, fresno, encino y fauna característica de la zona. Usualmente es apreciado por los visitantes para eventos recreativos y culturales, carreras y maratones ecológicos, además de ser uno de los pulmones más importantes para el Valle de México.
Parque Nacional Tulum
De un alto valor turístico y paisajístico, este destino ubicado en el municipio del mismo nombre, en Quintana Roo, alberga ecosistemas de selva mediana, humedales, vegetación de duna costera, playas y cenotes donde se desarrollan una gran variedad de especies de flora y fauna representativas de la región.
A lo largo de su extensión se encuentran las zonas arqueológicas de Tulum, Muyil, Xelá, Xcaret, Playa del Carmen y Cobá; y es uno de los lugares preferidos por las tortugas marinas entre mayo y noviembre, de ahí que ofrezca una gran variedad de servicios turísticos para apreciar la naturaleza y disfrutar de los vestigios de las culturas ancestrales que habitaron en la península de Yucatán.
Parque Nacional Cabo Pulmo
Desde luego, la protección de los parques no solo se limita a las zonas terrestres, sino que incluye la riqueza debajo de los mares, por ello también se han considerado importantes áreas con manglares y pastos marinos en donde convive una gran biodiversidad, como el Parque Nacional Cabo Pulmo, en Los Cabos, Baja California Sur.
Por la naturaleza de sus ecosistemas, este destino cuenta además con designaciones internacionales como sitio RAMSAR (2008) y Bien de Patrimonio Mundial (2005), y en sus costas se llevan a cabo actividades ecoturísticas y deportivas, además de turismo de apreciación de especies que llegan a sus costas, como tiburones, rayas, jureles y ballenas.
Parque Nacional La Malinche o Matlalcuéyatl
Este bello lugar se asienta en los estados de Tlaxcala y Puebla, a lo largo de 16 municipios en el Eje Neovolcánico Transversal, donde se resguarda una gran diversidad de fauna, con al menos 937 especies descritas, y alberga el quinto pico más alto de México, el volcán La Malinche.
Su vegetación más representativa incluye bosques de alga montaña con encinos, oyameles, pastizales y vegetación inducida (cultivos agrícolas) y es aprovechado para actividades recreativas, deportivas y ecológicas, como bicicleta de montaña, campismo y montañismo.
Parque Nacional Bahía de Loreto
La riqueza de este destino, ubicado en el municipio de Loreto, Baja California Sur, radica en sus cinco majestuosas islas llenas de biodiversidad, además de que sus aguas son el lugar ideal para conocer al mamífero más grande del mundo, la ballena azul, y otras especies como la ballena jorobada, orcas, delfines, lobos marinos y aves.
A pesar de que el clima es seco semi árido y con pocas lluvias en verano, registra temperaturas promedio de 23 ºC, lo que es ideal para muchos visitantes para actividades de pesca deportiva, buceo, snorkel y actividades al aire libre como senderismo y campamentos, además de que el lugar cuenta también con designaciones internacionales como Patrimonio Mundial de la UNESCO y sitio RAMSAR.
Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir
Además de su riqueza en biodiversidad o ecosistemas, por sus cualidades naturales los parques nacionales también son lugares de observación e investigación científica. Tal es el caso del Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, donde la UNAM instaló desde 1971 el Observatorio Astronómico Nacional, por la claridad y las buenas condiciones atmosféricas de la zona.
Este parque alberga importantes reservas forestales con ecosistemas de chaparral, bosque de pino piñonero y bosque mixto de coníferas, además de ser hogar de fauna como el puma, gato montés, borrego cimarrón, coyote, tejón y zorro, y formar parte del Programa de Acción para la Conservación de la Especie: Cóndor de California, el cual ha tenido un destacado éxito.
Parque Nacional Cañón del Sumidero
Desde luego están los destinos moldeados por la naturaleza, como el Cañón del Sumidero, también clasificado como sitio RAMSAR, el cual consiste en un imponente acantilado ubicado a pocos kilómetros de Tuxtla Gutiérrez y que se eleva sobre el cauce del río Grijalva con muros naturales de más de 1000 metros de altura, lo que le ha merecido el título de “una de las Siete Nuevas Maravillas Naturales”.
Gracias a la variación generada en su geografía, el Cañón del Sumidero registra varios microclimas donde viven e interactúan la fauna y la vegetación, con especies endémicas como la Salamandra Lengua Hongueada, la Cuija Mexicana, el Chupaflor Canelo, el Sapo Jaspeado, la Mojarra de Chiapa de Corzo y el Encino Enano. Además, el destino es ampliamente visitado por miles de turistas que practican actividades como ciclismo de montaña, nado, kayak y rappel.
Parque Nacional Lagunas de Zempoala
Un hermoso tesoro ecosistémico de los tantos que posee el Centro y Eje Neovolcánico se ubica entre los estados de Morelos y México sobre una superficie de más de 4,700 hectáreas, donde se pueden encontrar bosques de pino, encino, pastizal subalpino y vegetación acuática, así como una gran variedad de fauna, mucha de ella endémica y microendémica.
Además de brindar un atractivo paisajístico y de recreación ecoturística, con actividades como senderismo, campismo, observación de flora y fauna, el lugar ofrece una serie de servicios ambientales como capturador de agua, generador de oxígeno, capturador de carbono, y es una fuente para la conservación de la cultura, a través de sus poblados donde se resguardan con celo muchas de las tradiciones mexicanas como el tradicional Día de Muertos.
Parque Nacional “El Histórico Coyoacán” (Vivero Coyoacán)
Conformado por parte de un terreno que perteneció al rancho Panzacola y que fue donado por Miguel Ángel de Quevedo, conocido como el “Apóstol del árbol”, el Parque Nacional Vivero Coyoacán es administrado por el gobierno federal a través de la Semarnat y cuyo objetivo destino es la donación de árboles para reforestar toda la zona conurbada de la Ciudad de México.
El recinto verde de 39 hectáreas alcanzó su actual extensión al sumarse parte de la hacienda de San Pedro Mártir y terrenos vendidos por habitantes del lugar, y fue la primera reserva forestal destinada a propagar especies arbóreas para reforestación local y para jardines públicos y privados. Fue declarado como Parque Nacional en 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas.