El Reporte de Riesgos Globales 2022 afirma que la meta de 1.5°C de temperatura global es tan importante que las sociedades deben estar preparadas para asumir las consecuencias de las políticas adoptadas hoy por los gobiernos para evitar efectos en el futuro como la pérdida de empleos, el aumento de costos y la inseguridad geopolítica, asociados a una transición climática desordenada.
Solo una transición justa y ordenada hará que las consecuencias sean soportables para gran parte de las sociedades, aunque lo más probable es que los programas nacionales de transición avancen a diferentes ritmos o incluso se aplacen o se eviten como resultado del costo de la descarbonización, las diferencias en la política, la estructura económica y las capacidades tecnológicas y financieras de los países.
Por su parte, una transición socialmente injusta exacerbaría las desigualdades, limitaría gravemente el crecimiento económico a largo plazo y aumentaría el daño ambiental.
El daño de reputación para los gobiernos y las empresas vistos como responsables del cambio climático podría conducir a rupturas en la confianza entre naciones, mayores tensiones globales y la introducción de sanciones, multas o aranceles comerciales contra naciones y empresas rezagadas. No obstante, en muchos países aún hay pocos incentivos para invertir en tecnologías cero netas y pocas sanciones por no hacerlo.
La adopción apresurada de nuevas tecnologías más sostenibles podría conllevar a riesgos desconocidos. Asimismo, una mala regulación de los nuevos mercados verdes podría crear monopolios no deseados en industrias geopolíticamente disputadas, en adición a que el cabildeo escéptico sobre temas climáticos, el lavado verde, la desinformación y la desconfianza en la ciencia del clima todavía persisten en muchos países.
Las empresas podrían no estar preparadas para los riesgos de transición, como nuevas regulaciones y políticas, desarrollo de tecnologías bajas en carbono y cambios en el comportamiento y preferencias de consumidores e inversores. Por ejemplo, una transición desordenada supondría interrupciones más frecuentes y severas en la cadena de suministro debido a la escasez de mano de obra y productos.
En este contexto, son cada vez más las empresas que se comprometen a descarbonizar sus operaciones y establecen objetivos y métricas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
A medida que los bancos, las aseguradoras y los inversores institucionales dirigen el capital hacia el cero neto, los sistemas financieros emergen rápidamente como facilitadores críticos de la transición.
En este sentido, una parte creciente del mercado de bonos, equivalente a $100 billones de dólares, se ha movilizado para soluciones al cambio climático y se espera que alcance el billón en emisiones anuales de bonos para 2022; de hecho, durante la COP26, la Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones Netas (GFANZ) anunció que más de $130 billones de dólares en capital privado se han destinado a la neutralidad de carbono, un suficiente estimado para alcanzar el cero neto para 2050.
La transición desigual, además, tendría implicaciones de gran alcance para las personas, pues verían aumentos en su costo de vida por los requisitos de descarbonización, impactos físicos del clima, entre otros. Además, empeorarían las desigualdades de género y crecería la presión migratoria por falta de empleo.
Hasta 8.5 millones de empleos en el sector energético corren el riesgo de perderse en combustibles fósiles y energía nuclear para 2050, sin embargo, con capacitación se podrían crear 40 millones nuevos empleos, sobre todo en el sector de energías renovables.
Aunado a esto, algunas acciones tomadas para mitigar el cambio climático incurrirán en costos para la naturaleza. Las soluciones utilizadas para la compensación de carbono, como la restauración a través de bosques compensados, podrían destruirse si la tierra se daña a causa de incendios o inundaciones debido a un clima extremo, liberando el carbono almacenado; asimismo, los parques eólicos o represas hidroeléctricas mal ubicados afectarían a los ecosistemas y la vida silvestre.
La continua degradación de la naturaleza también aumentaría el estrés en los residentes locales, la salud pública, las empresas y la estabilidad de la sociedad, mientras que el crecimiento de la población impactaría en el uso de la tierra y los recursos naturales como el agua y los alimentos.
Más allá de la escala, la complejidad y la interdependencia de los cambios necesarios, la transición climática será desordenada porque por décadas las pocas medidas de transición a nivel local y global han llevado al planeta hacia un camino que será difícil de cambiar.
Las medidas de transición climática menos disruptivas serán aquellas que integren holísticamente las necesidades de personas, sociedades, empresas y el planeta, por lo que la colaboración nacional e internacional debe centrarse en educar al público sobre el valor de la acción climática. Todas las partes interesadas deben centrarse en acciones que impulsen una transición innovadora, decidida e inclusiva para minimizar el impacto del desorden climático, facilitar la adaptación y maximizar las oportunidades.
Zurich está comprometida con ser una empresa con cero emisiones netas para 2030, en concordancia con la meta del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5°C. Para lograrlo, la compañía tiene el compromiso de utilizar todas las herramientas disponibles a su alcance: operaciones, inversiones, productos y servicios de seguros. La compañía está acelerando el viaje hacia estas metas de manera interna a través de acciones globales en reducción de viajes, electrificación de flotillas, alimentos, papel e inmuebles, en adición a sus iniciativas externas de sustentabilidad.
Aunado a esto, como compañía aseguradora especialista en el entendimiento, prevención y gestión de los riesgos, Zurich Insurance Group colabora como socio estratégico en la creación del Reporte de Riesgos Globales 2022, el cual ha sido elaborado con el apoyo del Global Risks Advisory Board del Foro Económico Mundial y los socios estratégicos Marsh McLennan y SK Group.