El informe Unidos en la Ciencia ofrece una sinopsis de la información científica más reciente sobre el cambio climático, sus efectos y las medidas de respuesta y advierte que, si no se adoptan medidas mucho más ambiciosas, las repercusiones físicas y socioeconómicas del cambio climático serán cada vez más devastadoras.
El informe recoge las aportaciones de la OMM (así como de su Programa de Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) y su Programa Mundial de Investigación Meteorológica (PMIM)); el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), el Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (PMIC), el Proyecto Carbono Global; la Oficina Meteorológica del Reino Unido y la Red de Investigación sobre el Cambio Climático Urbano. Incluye las conclusiones pertinentes del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Los mensajes más importantes de este informe fueron:
Concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera: Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM
Las niveles de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O) presentes en la atmósfera siguen aumentando. La reducción temporal de las emisiones de CO2 observada en 2020, durante la pandemia, tuvo escasa incidencia en el aumento de las concentraciones atmosféricas (lo que queda en la atmósfera después de que el océano y la biosfera absorben el CO2).
Según los datos procedentes de emplazamientos de todo el mundo, en particular los observatorios emblemáticos de Mauna Loa (Hawái (EE.UU.)) y Cabo Grim (Tasmania (Australia)), los niveles de CO2 siguieron aumentando en 2021 y 2022. En mayo de 2022, la concentración de CO2 registrada en Mauna Loa fue de 420,99 partes por millón (ppm), frente a 419,13 ppm en 2021, y la registrada en Cabo Grim fue de 413,37 ppm, frente a 411,25 ppm en mayo de 2021.
Emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y presupuestos: Proyecto Carbono Global
En 2021, las emisiones mundiales de CO2 de origen fósil volvieron a alcanzar los niveles previos a la pandemia de 2019, tras descender un 5,4% en 2020 como resultado de los confinamientos generalizados. Los datos preliminares muestran que las emisiones mundiales de CO2 en 2022 (de enero a mayo) superan en un 1,2% los niveles registrados durante el mismo periodo en 2019, como consecuencia de los aumentos observados en Estados Unidos, India y la mayoría de los países europeos.
Pese a la fuerte fluctuación de las emisiones mundiales observada en los últimos dos años y medio, las emisiones de CO2 fósil disminuyeron considerablemente en 23 países (muchos países europeos, Japón, México y EE.UU.) durante el decenio prepandémico de 2010-2019.
Una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los cambios en el uso de la tierra están relacionadas con el comercio de alimentos entre países, de las cuales más de tres cuartas partes se deben al desmonte de tierras para la agricultura, en particular el pastoreo.
Estado del clima mundial en el período 2018-2022: Organización Meteorológica Mundial (OMM)
Los últimos siete años (2015-2021) han sido los años más cálidos de los que se tiene constancia. Se estima que durante el período comprendido entre 2018 y 2022, la temperatura media global (basada en los datos recopilados hasta mayo o junio de 2022) supere la media correspondiente al período 1850-1900 y que ese aumento equivalga a 1.17 ± 0.13 °C. Un episodio de La Niña ocurrido en el período 2021/2022 ha tenido un ligero efecto de enfriamiento en las temperaturas, pero este será temporal.
Alrededor del 90% del calor acumulado en el sistema de la Tierra se encuentra almacenado en el océano; el contenido de calor oceánico correspondiente al período 2018-2022 fue más elevado que el de cualquier otro quinquenio ya que los índices de calentamiento del océano experimentaron un aumento especialmente pronunciado en los dos últimos decenios.
Predicciones climáticas mundiales para 2022-2026: Oficina Meteorológica del Reino Unido, OMM, Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (PMIC)
Se prevé que en cada uno de los años comprendidos entre 2022 y 2026, la temperatura media anual global cerca de la superficie supere la de los niveles preindustriales (1850-1900) y que ese aumento oscile entre 1.1 °C y 1.7 °C.
Hay un 48% de probabilidades de que, al menos en uno de los próximos cinco años, la temperatura media anual global cerca de la superficie supere temporalmente en 1.5 °C los niveles preindustriales y esa probabilidad aumenta con el paso del tiempo. Sin embargo, sólo hay una probabilidad mínima (10%) de que la media quinquenal supere ese umbral. El nivel de 1.5 °C establecido en el Acuerdo de París se refiere al calentamiento a largo plazo, pero se prevé que, en determinados años, se supere con mayor regularidad ese nivel de 1.5 °C, a medida que las temperaturas globales se acerquen a ese umbral a largo plazo.
Hay un 93% de probabilidades de que, al menos uno de los próximos cinco años, sea más cálido que el año más cálido jamás registrado, es decir, 2016, y que la temperatura media del período comprendido entre 2022 y 2026 sea superior a la de los últimos cinco años.
Disparidad en las emisiones: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
Es necesario reforzar las medidas de mitigación para evitar que los objetivos del Acuerdo de París queden fuera de nuestro alcance.
Las nuevas promesas nacionales de mitigación para 2030 ponen de manifiesto un cierto avance hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero son insuficientes. La ambición de estas nuevas promesas tendría que ser cuatro veces mayor para estar en consonancia con el objetivo de limitar el calentamiento a 2 °C y siete veces mayor para ser acorde con el objetivo de limitarlo a 1.5 °C.
Según se estima (con un 66% de probabilidad), durante el siglo XXI, el calentamiento global equivaldrá a 2.8°C (oscilación entre 2.3 °C y 3.3 °C), suponiendo que se mantengan las políticas actuales, o a 2.5 °C (oscilación entre 2.1 °C y 3.0 °C) si se cumplen plenamente las promesas nuevas o actualizadas.
En su conjunto, los países no logran cumplir sus promesas nuevas o actualizadas con las políticas actuales.
Puntos críticos en el sistema climático: Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (PMIC), OMM
Será fundamental profundizar la investigación sobre los puntos críticos para ayudar a la sociedad a comprender mejor los costos, los beneficios y las posibles limitaciones de la mitigación del cambio climático y la adaptación al clima en el futuro.
La circulación meridional de retorno del Atlántico es un importante motor de la distribución del calor, la sal y el agua en el sistema climático, tanto a nivel regional como mundial. Según investigaciones recientes, la circulación meridional de retorno del Atlántico puede ser más débil en las condiciones que presenta el clima actualmente que en cualquier otro momento del último milenio.
La fusión del manto de hielo polar de Groenlandia y la Antártida también se considera un importante punto crítico y tendría consecuencias mundiales debido al considerable aumento adicional del nivel del mar durante cientos o miles de años.
Los puntos críticos regionales, como la desecación del bosque lluvioso amazónico, pueden acarrear graves consecuencias a nivel local que tienen repercusiones en cascada a nivel mundial. Entre otros ejemplos, cabe citar las sequías regionales que repercuten en el ciclo global del carbono y alteran los principales sistemas meteorológicos, como los monzones.
En algunas regiones, los efectos combinados del aumento de las temperaturas y la humedad podrían alcanzar niveles peligrosos en los próximos decenios, con puntos críticos fisiológicos o umbrales a partir de los cuales el trabajo humano al aire libre ya no es posible sin asistencia técnica.
El cambio climático y las ciudades: Red de Investigación sobre el Cambio Climático Urbano
Las ciudades, que albergan el 55% de la población mundial, es decir, 4 mil 200 millones de personas, generan hasta el 70% de las emisiones causadas por el hombre, al tiempo que son muy vulnerables a los efectos del cambio climático, como el aumento de las precipitaciones intensas, la elevación acelerada del nivel del mar, las crecidas costeras agudas y crónicas y el calor extremo, entre otros riesgos importantes. Estos efectos agravan los retos socioeconómicos y las desigualdades.
En la década de 2050, más de 1 600 millones de personas de más de 970 ciudades de todo el mundo estarán expuestas regularmente a temperaturas medias de períodos de tres meses que alcanzarán como mínimo los 35 °C.
Entre marzo y mayo de 2022, Delhi experimentó cinco olas de calor con temperaturas récord que alcanzaron los 49.2 °C. La mitad de la población de Delhi vive en asentamientos de bajos ingresos y es muy vulnerable al calor extremo, por lo que esta ola de calor tuvo consecuencias socioeconómicas y sanitarias devastadoras. Es muy probable que las ciudades y asentamientos costeros de baja altitud, como Bangkok (Tailandia), Houston (EU) y Venecia (Italia) sufran inundaciones costeras más frecuentes y extensas como consecuencia del aumento del nivel del mar, las mareas meteorológicas y la subsidencia.
Las ciudades desempeñan un importante papel a la hora de hacer frente al cambio climático mediante la aplicación de medidas de mitigación inclusivas, urgentes y en la escala necesaria y el fomento de la capacidad de adaptación de miles de millones de habitantes urbanos. Ahora es el momento de integrar la adaptación y la mitigación, junto con el desarrollo sostenible, aprovechando el dinamismo constante del entorno urbano.
Fenómenos meteorológicos extremos y consecuencias socioeconómicas: Programa Mundial de Investigación Meteorológica de la OMM (PMIM)
La cantidad de desastres relacionados con el tiempo, el clima y el agua se ha multiplicado por cinco en los últimos 50 años y ha ocasionado pérdidas diarias por valor de 202 millones de dólares de los Estados Unidos.
A medida que la ciencia de la atribución va mejorando, se han reforzado las pruebas de la relación existente entre el cambio climático debido a la actividad humana y los fenómenos extremos observados, como las olas de calor, las precipitaciones intensas y los ciclones tropicales.
Los fenómenos meteorológicos extremos tienen consecuencias socioeconómicas duraderas, especialmente en las comunidades más vulnerables, que, a menudo, son también las peor preparadas para responder y adaptarse al cambio climático y recuperarse de sus efectos.
Los ciclones tropicales azotan sucesivamente el sureste de África y causan estragos en Madagascar. Según los análisis de la iniciativa World Weather Attribution, es probable que el cambio climático haya aumentado la intensidad de la precipitación ocasionada por esas tormentas. A medida que la atmósfera se calienta, retiene más agua, lo que, por término medio, hace que las estaciones y los fenómenos húmedos sean más lluviosos. Los episodios de lluvias copiosas se volverán más frecuentes a raíz del aumento de las emisiones y el ascenso de las temperaturas.
En junio y julio de 2022, Europa se vio afectada por dos olas de calor extremas y por la sequía. En julio, en Portugal se alcanzaron los 47.0 °C, un nuevo récord nacional y, por primera vez desde que se tiene constancia, en el Reino Unido las temperaturas superaron los 40 °C. Según la iniciativa World Weather Attribution, el cambio climático provocado por la actividad humana aumentó al menos 10 veces la probabilidad de que se produjera la ola de calor que afectó al Reino Unido.
Las olas de calor que azotan en verano suponen un riesgo importante para la salud humana, especialmente para los ancianos y los enfermos. Otros factores, como las condiciones socioeconómicas, la urbanización (la isla de calor urbana) y los niveles de preparación, también pueden exacerbar la vulnerabilidad. Según los primeros informes, las olas de calor provocaron varios miles de muertes.
Sistemas de alerta temprana para la adaptación al cambio climático y reducción del riesgo de desastres: OMM/Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR)
Dado que entre 3 mil 300 y 3 mil 600 millones de personas viven en contextos muy vulnerables al cambio climático, es más importante que nunca que la comunidad internacional adopte medidas ambiciosas no sólo para mitigar las emisiones, sino también para fomentar la adaptación al cambio climático, en particular a los fenómenos meteorológicos extremos y agravantes, que pueden tener repercusiones socioeconómicas duraderas.
Los sistemas de alerta temprana son una medio de adaptación eficaz y rentable que permite salvar vidas y reducir las pérdidas y los daños. Menos de la mitad de los países del mundo han informado de la existencia de sistemas de alerta temprana de peligros múltiples (MHEWS), puesto que la cobertura es especialmente deficiente en África, los países menos adelantados (PMA) y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID).
Una de las principales prioridades a nivel internacional es garantizar que todos los habitantes de la Tierra estén protegidos por los MHEWS en los próximos cinco años. Esto requerirá la colaboración de diversos agentes y soluciones de financiación innovadoras.