Un estudio de la alianza internacional de organizaciones ecologistas Global Mangrove Alliance (GMA) muestra que los manglares–con una extensión de cerca de 140 mil kilómetros cuadrados km2 en zonas tropicales y subtropicales- protegen frente a la erosión, el oleaje y el aumento del nivel del mar y reducen el riesgo de inundación, sin embargo, el planeta ha perdido un tercio de los que existían, alertaron científicos y conservacionistas.
Son capaces de capturar altas tasas de carbono, hasta el punto de que “una hectárea de manglar fija cien veces más carbono que otra de bosque tropical”, sostiene Ricardo Aguilar, director de expediciones de Oceana Europa.
De acuerdo con el GMA estos ecosistemas marinos costeros previenen daños a la propiedad por valor de más de 64 mil millones de euros anuales a unos 15 millones de personas.
Además constituyen una primera línea de defensa natural frente a fenómenos marinos adversos y, además, son importantes sumideros de carbono pero están en retroceso. Otra de sus ventajas es que sus raíces funcionan como hábitats para cría de moluscos, peces y crustáceos, por lo que aproximadamente un tercio de las pesquerías de pequeña escala dependen de su existencia.
Octavio Aburto, profesor investigador en ecosistemas marinos del Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California en San Diego (EU) ha certificado que “muchas de esas especies no sobrevivirían sin los manglares”.
Pese a todos sus beneficios, esta especie se halla en retroceso: el análisis de la GMA identificó pérdidas de manglar en un 10.8% -más de 15 mil km2- sólo entre 1996 y 2016 y concluyó que el 60% de esas pérdidas –sobre todo en sus hábitats más habituales: el sureste asiático, Centroamérica y el Caribe- se debieron al impacto humano a través del desarrollo costero, la acuicultura y la deforestación.
De acuerdo con los expertos entre las mayores amenazas para este ecosistema marino figura el desarrollo turístico, que implica una pérdida del 3% del total mundial.
México, por ejemplo, perdió cerca de diez mil hectáreas en el año 2020 "en zonas como Nayarit o Quintana Roo” ha asegurado Miguel Rivas, director de la campaña Hábitat de Oceana México.
Sin embargo, la primera causa de pérdidas directas, con un 47%, es el crecimiento de la acuicultura de peces y camarones, mientras que la extracción de carbón y madera, la tala y las plantaciones de palma es responsable de otro 12%.
La tasa de deforestación ha disminuido en el último decenio pero siguen desapareciendo ejemplares, si bien de manera "fragmentada, no bosques completos, lo que hace que su situación no se vea tan urgente”, ha indicado Aburto.
Otro problema es cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos, ha añadido Aguilar, ya que, según estimaciones del IPCC, la vegetación costera perderá hasta un 44 % de su superficie de aquí a 2080 si se produce un aumento del nivel del mar de entre 36 y 72 cm.
“Cerca del 42% de todos los manglares perduran en Áreas Naturales Protegidas”, señala Rivas, aunque “desafortunadamente, no todas cumplen con los estándares nacionales de protección, ya que también hay pérdidas debidas a un manejo ineficaz o a la falta de regulación adecuada”.
Además de la protección, es necesario plantearse la "recuperación de los ecosistemas perdidos", ha añadido Pilar Jacobo, especialista en manglares de WWF México, por lo que es preciso "conectar las políticas públicas, las comunidades costeras y los gobiernos locales” para “impulsar estrategias de mitigación".
En esa línea, la GMA tiene el objetivo de aumentar el área de manglares en un 20% para 2030 y recuperar sus servicios ecosistémicos, las pesquerías, la calidad del agua, la fijación de carbono, la protección costera, los empleos y la seguridad alimentaria.