Cada 7 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Suelo, esto desde 1963 en honor al Dr. Hugh Hammond Bennet, científico estadounidense pionero en el campo de la conservación del suelo en su país.
Este día tiene como propósito reflexionar sobre la importancia de los suelos y cómo estos se ven amenazados por la desertificación, que se debe principalmente a tres causas: deforestación, maquinaria y el uso desequilibrado del suelo.
La deforestación es la tala indiscriminada de bosques, destruyendo la superficie forestal y provocando con ello un deterioro en la calidad de los suelos.
En tanto, la maquinaria se refiere a la utilización de máquinas y su inadecuado mantenimiento, lo que causa considerables alteraciones en los terrenos, siendo contaminados con químicos.
El uso desequilibrado de los suelos trae como consecuencia la incapacidad de fertilizarlos, degradándolos de forma irreversible.
La tierra es un recurso bastante complejo, debido a que es la base de diferentes formas biológicas, además sirve como sustrato para el crecimiento de la vegetación, otorgando nutrientes a todas las especies.
Por ello urge conservar eficazmente los suelos, ya que está en juego la sostenibilidad de muchos ecosistemas.
Anualmente, según algunas estimaciones, el planeta pierde 12 millones de hectáreas de tierras productivas, lo que trae consigo pérdidas sustanciales en cuanto a alimentación y recursos naturales, teniendo impactos económicos pero también a la biodiversidad.
Según el reporte de Neutralidad en la Degradación de las Tierras (NDT) ante la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación (CNULD), publicado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) en 2019, el 26% de la superficie de Chile corresponde a tierras degradadas, en relación con tres factores: cobertura de usos del suelo, productividad de la tierra y reservas de carbono.
WWF destaca la necesidad urgente de implementar acciones de restauración de los ecosistemas y en especial los bosques a escala de paisaje para el agua, la fertilidad del suelo, la biodiversidad, el carbono y las personas. Esto, considerando el contexto sociocultural de cada paisaje y priorizando aquellos que presentan mayor vulnerabilidad social y frente al cambio climático.
* Esta es una comunicación oficial de World Wildlife Fund (WWF) bajo una licencia Creative Commons.