Con el fin de tomar conciencia sobre la cantidad de basura generada por el uso de bolsas de plástico y fomentar su consumo de manera responsable, se estableció el 3 de julio como el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico.
Los poliméricos son derivados del petróleo, y las bolsas que se elaboran con ellos tardan aproximadamente 100 años en degradarse, son muy contaminantes y dañinos para los ecosistemas. Es por tanto necesario abandonar para siempre el uso de las bolsas plásticas de un solo uso.
En los 70’s las bolsas de plástico comenzaron a popularizarse, se entregaban de forma gratuita en establecimientos comerciales y de autoservicio. Al no tener otra función más que transportar los productos a nuestro hogar, pronto comenzaron a ser desechadas en grandes cantidades, provocando que muchas de estas terminen en el mar, lo que causa afectaciones a diversas especies de vida silvestre a través de la cadena trófica.
Otro problema de estos productos es el tiempo que tardan en degradarse, ya que son fabricadas con polímeros derivados del petróleo y aunque depende de las condiciones en las que hayan sido elaboradas y los factores en las que se encuentren expuestas, su degradación puede tardar años.
Desafortunadamente, el 60% de los plásticos producidos terminan en el mar y al ser arrastrados por las corrientes generan grandes manchas de plástico, siendo la más grande de ellas aquella localizada en el Pacífico con un cálculo de al menos 79 mil toneladas de plástico en un área de 1,6 millones de km2.
Así mismo, se ha observado que plásticos provenientes de países como México o Taiwán, han sido arrastrados hasta las islas galápagos o se han encontrado a grandes profundidades del océano.
Derivado de esta problemática, diferentes países han comenzado a tomar medidas para mitigar el uso de las bolsas plásticas. En México diferentes estados han implementado estrategias para disminuir el uso de las bolsas de plástico, como es el caso de la Ciudad de México, en la cual en enero de 2020 se prohibió el uso de todo tipo de bolsas de plástico y como alternativa se propuso el uso de bolsas de tela reusables.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indica que a fines de 2019, clientes de todo tipo de negocios comenzaban a asimilar que ante las disposiciones que prohibían el uso de bolsas de plástico no había más opción que adaptarse al reúso de las que aún se conservaban o a habituarse a llevar a las tiendas, mercados y tianguis sus propias bolsas de materiales duraderos o reciclables.
Para abandonar en definitiva la costumbre de usar esas bolsas tras varias décadas de haberlas integrado a nuestra normalidad, fueron muy convincentes las multas superiores a 3 mil pesos que se aplicarían a quien fuera sorprendido entregando sus productos en las bolsas de polímeros.
Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 le dio un giro de 180 grados al asomo de conciencia social sobre el daño que causan estos muy útiles, pero también altamente contaminantes materiales, y retornó triunfante el uso de las bolsas tan apreciadas como desperdiciadas y dispersadas profusamente por suelos, aire y agua.
Así, sin detenerse a pensar en el daño ambiental que genera su disposición inadecuada, y con el justificante de la higiene que exigía la situación sanitaria en todos los comercios, sobre todo de tianguis, mercados y puestos callejeros, retomaron el uso masivo de bolsas, y se produjo cierta lasitud durante los más de dos años que lleva la pandemia, reinstalándose en la preferencia de vendedores y clientela.
Ya con la pandemia expandida en todo el orbe, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales A. C. (ANTAD) reconoció el 21 de julio de 2020, en el artículo “El plástico de un solo uso: la otra pandemia”, que la regulación que entró en vigor el 1 de enero de ese año en la Ciudad de México para prohibir las bolsas plásticas de un solo uso, si bien empezaba a dar resultados, con la pandemia de la Covid-19 quedó rebasada. Aunque en ningún momento las autoridades la hubieran suspendido.
La ANTAD cita datos de la Dirección General de Servicios Urbanos de la CDMX que informaban de la recolección diaria de 150 toneladas de plástico desechable, el triple de las 49.49 toneladas que se reportaron, en promedio, cada día de 2018, de acuerdo con el Inventario de Residuos Sólidos de la CDMX publicado a mediados de 2019.
Y argumentaba que “el miedo a una enfermedad desconocida ha paralizado a naciones completas”, pero erróneamente se ha pensado que el plástico —especialmente el de un solo uso— es una alternativa para evitar contagiarse del virus, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado que distintos estudios han confirmado la persistencia del virus en superficies plásticas entre 72 y 96 horas.
Lilian Guigue Pérez, directora general de evaluación de impacto y regulación ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente de la CDMX, dijo a ese portal: “Ante lo desconocido el reto fue inmenso, sobre todo por creer que los plásticos pudieran asegurar una disminución en el riesgo de contagio. Pero no, el plástico no reduce el riesgo de contagio por Covid-19. El plástico o cualquier otro material tiene la misma probabilidad, no solamente de contener el virus, sino que permanezca en una superficie plástica”.
Aura Elena Moreno, profesora del departamento de Ingeniería Civil y Tecnología Sustentable del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla, afirmó, según la misma fuente, que “a nivel global se está enfrentando también “una pandemia de plástico”, porque cuando se empezaba a generar conciencia sobre su impacto al medio ambiente, llegó la emergencia sanitaria que “representa otro riesgo”.
Ante la escalofriante cifra que divulgó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el sentido de que en el mundo cada día se producen 300 millones de toneladas de basura plástica, equivalentes a llenar un camión de basura cada minuto, la académica Moreno señala que este material no se ha utilizado de forma responsable a nivel mundial, lo que ha significado un impacto importante en la pérdida de ecosistemas.
Se ha dejado de sopesar el daño que las bolsas de plástico de un solo uso causan al medio ambiente y a los seres vivos, ya que la mayor parte de estas bolsas no se reutilizan ni se reciclan y acaban en los basureros o en el mar, donde muchas especies de fauna, principalmente peces y tortugas mueren por la presencia de esos materiales.