Una reciente revisión de las medidas de mitigación del riesgo de sequía realizada por la CNULD y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) muestra ejemplos de todo el mundo sobre cómo los países y las comunidades pueden impulsar la resiliencia ante la sequía mediante mejores sistemas de alerta temprana, una mayor cooperación interinstitucional y una combinación de conocimientos tradicionales y enfoques innovadores.
En Brasil, Etiopía y Túnez se utiliza una combinación de recogida de agua y prácticas de gestión sostenible de la tierra para reducir el impacto de la sequía entre las poblaciones vulnerables.
Hay signos de progreso incluso en las regiones más vulnerables. El sistema de riesgo de sequía en el Sahel africano es de alcance regional. Creado hace 50 años, reúne a toda la gama de partes interesadas, desde las asociaciones de productores hasta los responsables de la toma de decisiones, que se benefician de las capacidades científicas y tecnológicas proporcionadas por las organizaciones regionales.
India ha adoptado un enfoque aún más amplio que incluye la gestión de la sequía como parte del plan nacional de gestión de catástrofes y en el que participan diversas instituciones a nivel nacional, estatal y local. Se basa en una acción temprana que comienza con la gestión del sistema hídrico del país, incluyendo el agua de lluvia, los ríos y las aguas subterráneas.
En el Corredor Seco de Centroamérica, el corredor seco que se extiende por Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, así como por zonas de Costa Rica y Panamá, se utilizan fondos comunitarios de contingencia para apoyar a los agricultores afectados por la sequía que no tienen acceso a los sistemas formales de financiación y seguros. Más del 60% de la población depende de la producción de granos básicos para su subsistencia, y en tres de cada cinco ciclos de cosecha los pequeños agricultores sufren pérdidas importantes.
Estados Unidos ha anunciado recientemente que la sequía se convertirá en una prioridad estratégica de su política interior y exterior. El país cuenta con algunos de los mecanismos más sofisticados y avanzados de vigilancia y respuesta a la sequía, que podrían beneficiar y acelerar el desarrollo de una acción de colaboración a nivel mundial.
"La buena noticia es que existen soluciones reales", dijo Thiaw.
"Los países deben tener acceso a sistemas sólidos y eficaces de alerta temprana y vigilancia. Los países, especialmente en las zonas propensas a la sequía, deberían planificar una sólida preparación para la sequía y actuar ya. Las comunidades, especialmente las más vulnerables, deberían tener acceso a planes de seguros adecuados para proteger sus vidas y medios de subsistencia. Al restablecer la salud de la tierra, podemos proteger nuestro clima y los recursos hídricos, aumentar la resistencia a la sequía y mantener la vida en este planeta", añadió.
La resiliencia a la sequía fue uno de los puntos principales del orden del día de la 15ª Sesión de la Conferencia de las Partes de la CNULD (COP15) celebrada en Costa de Marfil en mayo.
Los países acordaron establecer un Grupo de Trabajo Intergubernamental para 2022-2024 con el fin de evaluar todas las opciones para que la Convención apoye el cambio de una gestión reactiva a una proactiva de la sequía.
Las conclusiones y recomendaciones del Grupo se presentarán en la COP16 de la CNULD, que se celebrará en el Reino de Arabia Saudí en 2024.