Los acuerdos ratificados en Glasgow en la COP26 no serán suficientes para limitar el calentamiento global a menos de 2 °C, según declaró recientemente a Franceinfo el climatólogo Benjamin Sultan. Los efectos del cambio climático ya se dejan sentir desde hace varios años: desde olas de calor hasta incendios de una magnitud sin precedentes en algunas regiones, pasando por inundaciones en otras.
Las especies no son inmunes a estas perturbaciones: es lo que señalan los investigadores en ecología de todo el mundo en la documentación del IPBES, el equivalente al IPCC para los ecólogos. En todo el mundo se han observado descensos drásticos de las poblaciones, sobre todo de insectos, incluso en zonas aparentemente vírgenes.
Las proyecciones para el futuro no son más tranquilizadoras: los estudios destinados a predecir los efectos del cambio climático sugieren que habrá ganadores y perdedores, pero sobre todo perdedores, por no hablar de los trastornos que podría causar la irrupción de estos “ganadores”.
Aunque la idea de limitar el calentamiento a 2 °C está ganando terreno, esta limitación sigue siendo insuficiente, como señaló un estudio publicado en la revista Climate Change en mayo de 2019.
Un efecto más pronunciado en los trópicos
Como vemos, el cambio climático puede costarnos caro, incluso en las regiones templadas como la nuestra. Sin embargo, cada vez son más los estudios que muestran un gradiente en la intensidad de estos efectos sobre las especies. Cuanto más cerca del ecuador, más fuertes serán estos efectos. Este es el caso de las aves en Europa, donde las poblaciones más meridionales disminuyen más que las que viven más al norte.
El mismo fenómeno puede observarse en las montañas americanas, donde las aves acuden a buscar el frescor en las alturas, pero sobre todo en los trópicos.
Este gradiente también se ha observado en el tamaño corporal de los paseriformes franceses. Un estudio que realicé con el Museo Nacional de Historia Natural, publicado en Global Ecology and Biogeography, demostró que los ejemplares jóvenes crecían menos en años anormalmente cálidos, pero solo en el sur de Francia.
Especies más cercanas al umbral
¿Cómo se puede explicar este fenómeno? ¿Las especies y poblaciones más meridionales no estarían adaptadas a climas más cálidos? Por supuesto que sí. Sin embargo, el calor y la sequía siguen siendo las principales limitaciones en estas regiones. Por ejemplo, el calentamiento en la región mediterránea provocará un aumento de la aridez, lo que a su vez reducirá el crecimiento de las plantas, que son la base de la cadena alimentaria.
Más calor, más aridez, menos plantas, menos insectos, menos alimento para las aves. ¿Pero qué pasa con los trópicos, donde el clima sigue siendo muy húmedo? Las especies están adaptadas a estos climas, por supuesto. Salvo que su límite de tolerancia al calor no es muy diferente de los presentes en nuestras regiones.
Las especies tropicales viven permanentemente cerca de este límite, por lo que un ligero calentamiento podría empujarlas fuera de su zona de confort fisiológico.
Predicciones alarmantes para el futuro
Es posible anticipar las consecuencias del cambio climático mediante el uso de modelos de predicción. Tras identificar las condiciones climáticas favorables de una especie, los investigadores ecológicos utilizan las proyecciones realizadas por los climatólogos para el futuro.
En un estudio, que he realizado en colaboración con la Universidad de Oporto y la asociación malgache Madagasikara Voakajy, estos modelos predicen un dramático descenso de las condiciones climáticas para 2070 para dos especies.
Se trata de dos pequeños vertebrados que ya están muy amenazados: un gecko (lagarto cuyos dedos le permiten adherirse a cualquier superficie) que vive en la isla de La Reunión y una rana malgache de vivos colores. Ambas están confinadas a un área extremadamente pequeña y están asociadas a condiciones climáticas muy específicas. El estudio tiene en cuenta diversas fuentes de incertidumbre, incluidas las relacionadas con los diferentes escenarios o los métodos utilizados.
En todos los casos, el clima se volverá desfavorable para ambas especies, no solo en su área de ocupación actual, sino también en el resto de sus respectivas islas. El cambio climático se suma así a la lista de amenazas a su entorno.
Un rayo de esperanza
Estos modelos sugieren que las condiciones climáticas ideales para estas especies ya no existirán en el futuro. Sin embargo, no nos dicen nada sobre la capacidad de adaptación de las especies. Algunas pueden cambiar sus hábitos para evitar los periodos más calurosos. Otras encuentran microrrefugios climáticos, tanto en la naturaleza como en las casas. También es posible que estas especies sean más resistentes al calor de lo esperado.
Ya se han tomado medidas para salvaguardar la especie en La Reunión. La asociación Nature Océan Indien ha organizado programas para restaurar el hábitat natural del gecko.
Estos trabajos ya permiten anticiparse a los riesgos ligados al cambio climático, favoreciendo a las poblaciones existentes, lo que aumentará considerablemente sus posibilidades de adaptación.
Pero ¿de qué sirve, se preguntarán, si el clima deja de ser favorable en el futuro? Pues bien, nuestro estudio predictivo ha permitido identificar con precisión las zonas donde las condiciones serán menos perjudiciales para la especie. Estos resultados guiarán a los profesionales de la conservación y ayudarán a mantener o crear hábitats que proporcionen un hogar a este pequeño lagarto en peligro de extinción.
El estudio incluyó solo dos especies, ya que faltaban datos, pero estas sombrías predicciones podrían hacerse realidad para muchas especies tropicales. Otra señal de alarma en un mundo ya sobrecalentado.