En México existen áreas protegidas federales, estatales, municipales, comunitarias, ejidales y privadas, espacios marinos y terrestres que resguardan una gran variedad de seres vivos. Las federales las administra la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), y entre las más conocidas están el Parque Nacional Desierto de los Leones y la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca.
De las Áreas Naturales Protegidas (ANP) federales el Santuario Isla de la Bahía de Chamela, Jalisco, es la más pequeña, con 84 hectáreas, y el Parque Nacional Revillagigedo la más extensa, con 14 millones 808 mil 780 hectáreas.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, “las áreas protegidas son una herramienta de conservación que cumple varios objetivos y proporciona multitud de beneficios tanto para los pobladores de zonas aledañas como para la región, el país y el planeta: mantienen fauna y flora silvestres, los paisajes naturales y los procesos ecológicos (carbón, agua, suelo), y sirven de testigos del cambio, proporcionan oportunidades de recreación, representan posibilidades de educación y son sitios de investigación científica”.
El Desierto de los Leones, al poniente de la Ciudad de México, dio pie a crear estos reservorios de biodiversidad al ser decretado en 1917 por el presidente Venustiano Carranza como el primer Parque Nacional de México, con el fin de proteger la flora y la fauna, la belleza escénica de sus espacios, sus fuentes de agua, su vegetación y demás riqueza.
La celebración del Día Nacional de la Conservación cada 27 de noviembre tiene como objetivo, indica un documento el Senado de la República, “que la población de México, y de todo el mundo, se involucre en actividades de conservación de los ecosistemas aportando conocimiento y construyendo ideas para ayudar a proteger el medio ambiente, además de crear conciencia sobre el valor de aquellos y su biodiversidad, y de que cada acción individual representa una gran ayuda”.
Si nos interesamos en conocer cada vez más las ANP que se distribuyen a lo largo y ancho del territorio nacional, tendremos más elementos de juicio y también mayor convicción de lo importante que es preservar estos 182 espacios terrestres y marinos que se clasifican en seis categorías, a saber:
Parques nacionales: Son 67 y suman 16 millones 220 mil hectáreas, entre superficies terrestres y marinas. Por su extensión sobresale el Archipiélago Revillagigedo, en el Pacífico Mexicano. Son zonas que integran uno o más ecosistemas de belleza escénica, valor científico, educativo, de recreo, valor histórico, con existencia de flora y fauna, aptitud para el desarrollo del turismo y otras razones de interés general. Se les confiere la protección más alta ya que en ellos sólo están permitidas actividades relacionadas con la preservación de los ecosistemas y sus elementos, así como con la investigación, recreación, turismo y educación ecológicos.
Monumentos naturales: Los 5 que existen en el país reúnen una superficie de 16 mil 270 hectáreas. Uno de ellos es el Cerro de la Silla, emblema de la capital neoleonesa, y los otros: Bonampak, Yaxchilán. Yagul y Río Bravo.
Áreas de Protección de Recursos Naturales: Las 8 ARN conforman una superficie total de 4 millones 503 mil hectáreas y son zonas destinadas a la preservación y protección del suelo, las cuencas hidrográficas, las aguas y en general los recursos naturales localizados en terrenos forestales.
Áreas de Protección de Flora y Fauna: Estos 40 sitios constituyen un total de 6 millones 696 mil hectáreas y contienen hábitats de cuyo equilibrio y preservación depende la existencia, transformación y desarrollo de las especies de flora y fauna silvestres.
Reservas de la Biósfera: Con una superficie de 62 millones 952 mil hectáreas, estas 44 áreas biogeográficas relevantes a nivel nacional son representativas de uno o más ecosistemas no alterados significativamente por la acción del ser humano o que requieren ser preservados y restaurados, donde habitan especies representativas de la biodiversidad nacional, incluidas las endémicas, amenazadas o en peligro de extinción.
Santuarios: Son 18 ANP que incluyen 150 mil 193 hectáreas y se caracterizan por una importante riqueza de flora o fauna, o por la presencia de especies, subespecies o hábitats de distribución restringida. Abarcan cañadas, vegas, relictos, grutas, cavernas, cenotes, caletas, u otras unidades topográficas o geográficas que requieran ser preservadas o protegidas.
La Conanp trabaja para conservar el patrimonio natural de México y los procesos ecológicos de 182 Áreas Naturales Protegidas (ANP), para lo cual conjunta las metas de conservación con las del bienestar de los pobladores y usuarios de las mismas.
Durante más de 21 años este órgano desconcentrado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha impulsado y fortalecido múltiples iniciativas para la conservación y el manejo sustentable de nuestra biodiversidad. Contribuye a la preservación y sustentabilidad de ecosistemas y ambientes naturales, representativos de la diversidad biológica de México, mediante la planeación, gestión y administración efectiva, equitativa, honesta y transparente del sistema mexicano de ANP.
Su visión al año 2040 es consolidar a México como un país megadiverso líder, en el que su sociedad conoce y valora el sistema mexicano de Áreas Naturales Protegidas para mantener el patrimonio biocultural y los servicios ambientales que son esenciales para el bienestar social y el desarrollo sustentable.
La inmensa biodiversidad de nuestro país se salvaguarda mediante un sistema de 182 ANP, una superficie total de 908,395.20 km2, es decir, 91 millones de hectáreas protegidas, de las cuales 21 millones son terrestres y de aguas continentales y 70 millones, marinas. La superficie total protegida por ANP representa el 10.6% del territorio nacional continental y 22.05% de la superficie marina del país. Complementan este esquema de conservación, las Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación (ADVC) que suman un total de 407, 664.56 hectáreas distribuidas en distintos sitios que conservan ecosistemas tan diversos como bosques, selvas, manglares y desiertos.
La gran diversidad natural de nuestro país nos da identidad, cultura e idiosincrasia. Somos parte intrínseca de esa naturaleza que nos ha dado y sigue dando, a pesar de todo, recursos invaluables para nuestro desarrollo individual y colectivo, pero también representa la gran responsabilidad de protegerla y conservarla