El cambio climático es una realidad, cada día más evidente para la humanidad, pues está causando efectos negativos en todo el planeta. De acuerdo con el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el calentamiento en la superficie terrestre es superior al promedio mundial estimado, además de existir áreas en las que es aún mayor, por ejemplo en el Ártico, donde es de más del doble.
El informe arrojó que el dióxido de carbono (CO2) es el principal causante del cambio climático, aunque otros gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos también afectan al clima, destacando que en caso de que el planeta continúe con un calentamiento global de 1.5 °C, se producirá un aumento de las olas de calor, alargando las estaciones cálidas y acortando las frías; mientras que con un calentamiento global de 2 °C los episodios de calor extremo alcanzarían niveles de tolerancia críticos para la agricultura y la salud de los seres vivos.
Una de las soluciones que se ha encontrado frente a esta problemática, y que posiblemente represente una de las más sencillas de implementar, además de arrojar diversos beneficios ambientales y económicos, es la economía circular, pues con esta estrategia se busca imitar a la naturaleza, convirtiendo todos los desechos en un recurso para reintroducirlos al ciclo de producción, en lugar de eliminarlos al final de su vida útil, y así evitar la generación de más desechos.
Un ejemplo de ello es el uso de Combustible Formulado Sólido, el cual se obtiene del aprovechamiento de materiales o sustancias que pueden ser usadas como combustibles, pero sin ser fósiles o nucleares.
El co-procesamiento de estos materiales consiste en transformar los residuos que generan diversas industrias como la automotriz, siderúrgica, metal-mecánica, entre otras, en combustible renovable para que las cementeras lo utilicen en sus hornos, de tal forma se evita la creación de nuevos residuos, cenizas o emisiones.
El combustible producido contribuye con una reducción de la contaminación ambiental, disminuye las emisiones de gases efecto invernadero (GEI), es una fuente alterna de energía, elimina técnica y de manera ambiental los residuos industriales de forma segura, economiza material -antes extraído de la naturaleza como combustible fósil y recurso mineral- y lo mejor, no deja ningún residuo al final del proceso.
Existen distintos sitios especializados en este proceso, como la planta que Veolia, compañía referente internacional en el manejo adecuado de los residuos, agua y energía, está por inaugurar en conjunto a una importante cementera mexicana para transformar sus residuos industriales en combustible alterno para alimentar sus hornos por un periodo de 10 años.
Con este proyecto se evitará transportar los desechos, en aproximadamente mil 600 tráileres y será equivalente a sembrar más de 16 millones de árboles en una década.
Ejecutar este tipo de acciones reduce la cantidad de toneladas que se llevan a disposición final para minimizar el impacto ambiental y que empresas socialmente responsables disminuyan el uso de combustibles fósiles o nucleares.
Al considerar este tipo de alternativas la empresa conjuga el desarrollo económico y la protección del medio ambiente con la implementación eficaz y el diseño creativo de medidas orientadas a garantizar que la población tenga acceso a los recursos en función a sus necesidades.
Frente a esto, las industrias y organismos a nivel mundial representan un papel clave para emprender acciones que hagan retroceder estos cambios negativos y acerquen cada vez más al planeta a lograr una transformación ecológica.
En México, a pesar de que no se ha trabajado lo suficiente en este ámbito, gracias a la continua investigación y desarrollo de tecnologías cada vez más avanzadas, se desarrollan soluciones que conllevan mayores beneficios a las comunidades, los ecosistemas y la economía.
Si te interesa saber más del cambio climático, puedes consultar más detalles en el nuevo Atlas Interactivo desarrollado por el IPCC en el enlace disponible aquí.