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El muro en la frontera México-EUA abona a la extinción de especies

El muro en la frontera México-EUA abona a la extinción de especies

La construcción de casi mil kilómetros de valla entre México y Estados Unidos dificultaría o impediría el cruce por completo, al tratarse de una obra de más de cuatro metros de altura que ningún ejemplar que camine o se arrastre podría cruzar.

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Muro fronterizo EUA y México
Vista de muro fronterizo entre EUA y México. Efe

México.- El muro en la frontera entre México y Estados Unidos no debiera convertirse en un factor para la extinción de animales y vegetales, ya que al reducir su movimiento puede resultar afectado el proceso de intercambio genético y la reproducción quedaría acotada a los parientes cercanos, sostuvo el doctor Rurik Hermann List Sánchez, jefe del Departamento de Ciencias Ambientales de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al limitar dicho entorno “estamos impidiendo el acceso a recursos necesarios para sobrevivir: obtener alimento, tener a las crías, que éstas crezcan sanas y eventualmente dejen el grupo familiar”, afirmó al participar en el programa 100CIA abierta al tiempo –cuya novena temporada está dedicada al medio ambiente y especies en peligro que se transmite los viernes a las 10:00 horas por UAM Radio 94.1 FM.

La región colindante con el vecino país es un paisaje formado a lo largo de miles de años donde –desde los matorrales tamaulipeco en el este y mediterráneo en Baja California, hasta los pastizales en los desiertos de Chihuahua y Sonora– los animales vivieron a lo largo de todo este tiempo ciclos de vida sin haber estado amenazados por el surgimiento de infraestructura urbana y carretera.

Sin embargo, la construcción de casi mil kilómetros de valla entre ambas naciones dificultaría o impediría el cruce por completo, al tratarse de una obra de más de cuatro metros de altura que ningún ejemplar que camine o se arrastre podría cruzar, “e incluso hay algunos voladores –como el buhito del desierto– que brinca sólo las copas de los arbustos pequeños”.

El oso negro, el puma, el jaguar y el lobo –que se extinguió y reintrodujo– también se ven amenazados porque no pueden atravesar e intercambiar genes, quedándose aislados por la intención de frenar la inmigración hacia el vecino país.

El también presidente de la sección de América Latina y el Caribe de la Society for Conservation Biology dijo que el borrego cimarrón y el bisonte, que son parte de la fauna nacional y estuvieron ausentes durante un siglo, fueron reintroducidos en el siglo XX y se han movido en libertad entre Estados Unidos y México.

“En los municipios de Janos, Chihuahua, y Agua Prieta, Sonora, bisontes de la población grande de Estados Unidos entran a México, donde el berrendo está amenazado por la cacería furtiva, la pérdida de hábitat y la competencia con el ganado debido al sobrepastoreo que agota los recursos”, así que el muro no provocaría la pérdida de ese mamífero, pero si que desaparezcan los especímenes “que transitaban entre Agua Prieta y Las Ánimas, Nuevo México, pues ya tiene cinco años sin pasar al lado mexicano”.

El grupo silvestre de bisontes que se encontraba entre Janos y el condado de Hidalgo, Nuevo México, no lo hace ahora por las barreras de Normandía, conformadas de rieles con alambre de púas y malla borreguera que impide el paso también a cimarrones y berrendos.

“La moraleja es que necesitamos que los animales se muevan en el paisaje de los dos países para mantenerlos sanos y evitar perderlos, junto con los beneficios que nos proporcionan”, lo que implica acercarse a la nueva administración estadounidense para exponer que, más allá de frenar la inmigración y el tráfico de drogas, el muro es un asunto mucho más grande que requiere ver las distintas aristas que están siendo afectadas.

La construcción que empezara el ex presidente Donald Trump alteró la vida silvestre; destruyó zonas de importancia arqueológica y cultural, y cortó el paso a propietarios mexicanos porque unilateralmente se apropiaron de parte del territorio de México.

Cuando se dañaron los ecosistemas, como pasó con los pastizales, fueron eliminados los perritos llaneros y proliferó una especie de ratón transmisor potencial del hantavirus en la región de Sonora y en muchos lugares del país.

La pandemia “nos ha dado una idea clara de cuál es el costo de no cuidar el entorno natural, toda vez que los científicos identifican alrededor de cuatro o cinco enfermedades emergentes cada año: dos tercios en fauna silvestre y un tercio en animales domésticos, aunque no todas afectan a los seres humanos”, puntualizó List Sánchez.

Con esas perturbaciones, las variedades que son reservorio de padecimientos como los que genera el virus SARS-CoV-2 pueden transmitirlos a las personas, como sucedió con el COVID-19, el SARS, Zika y el hantavirus, manifestó en la emisión Una barrera a nuestro ambiente compartido: el muro fronterizo entre México y Estados Unidos, moderada por la licenciada María del Carmen García Guízar, responsable del Programa Comunicación de la Ciencia de la UAM.

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