Ginebra.- El océano condiciona el tiempo y el clima en todo el mundo y es uno de los pilares de la economía mundial y de la seguridad alimentaria. El cambio climático, además de acarrear graves consecuencias para el océano, multiplica los riesgos a los que están expuestos cientos de millones de personas.
Por ello, el Día Meteorológico Mundial de este año, que se celebra el 23 de marzo, está dedicado al tema "El océano, nuestro clima y nuestro tiempo". Con esta elección se pone de relieve que, hoy más que nunca, las observaciones, la investigación y los servicios revisten una importancia decisiva para un sistema que ocupa más del 70% de la superficie terrestre, cuya vulnerabilidad no deja de aumentar y que, al mismo tiempo, entraña cada vez más peligros.
El océano es el termostato de la Tierra y, además, ejerce de cinta transportadora de calor. Absorbe y transforma una parte importante de la radiación solar que incide en la superficie terrestre y aporta calor y vapor de agua a la atmósfera.
La formación de enormes corrientes oceánicas horizontales y verticales permite distribuir este calor por todo el planeta, a menudo a lo largo de miles de kilómetros, configurando así el tiempo y el clima de la Tierra a escala mundial y local.
Los fenómenos como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) comportan un acoplamiento entre atmósfera y océano, e inciden en las temperaturas y en la distribución de las precipitaciones y las tormentas en muchas partes del planeta. El Niño suele producir un aumento de las temperaturas mundiales, mientras que La Niña ejerce el efecto contrario.
Sin embargo, el equilibrio natural entre océano y atmósfera está cada vez más alterado por los efectos de las actividades humanas.
El hielo se está derritiendo, y ello entraña profundas repercusiones para el resto del planeta que se manifiestan a través de cambios en las pautas meteorológicas y la aceleración de la subida del nivel del mar
El océano absorbe más del 90% del exceso de calor atrapado en el sistema climático a causa de los gases de efecto invernadero, protegiéndonos así de un aumento de temperatura aún mayor debido al cambio climático.
Sin embargo, el precio que debemos pagar por esa protección es muy elevado, porque el calentamiento de los océanos y los cambios en su química ya están trastocando los ecosistemas marinos y la vida de las personas que dependen de ellos.
"El contenido calorífico de los océanos ha alcanzado niveles sin precedentes a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero y la acidificación de los océanos no cesa. Las consecuencias de estos cambios se sentirán durante cientos de años a causa de la gran inercia del océano", dijo el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), profesor Petteri Taalas.
"El hielo se está derritiendo, y ello entraña profundas repercusiones para el resto del planeta que se manifiestan a través de cambios en las pautas meteorológicas y la aceleración de la subida del nivel del mar. En 2020, la extensión mínima anual de hielo marino en el Ártico fue una de las más bajas de las que se tiene constancia, y expuso a las comunidades polares a episodios atípicos de inundaciones costeras y a múltiples partes interesadas, como los sectores naviero y pesquero, a peligros causados por los hielos marinos", afirmó el profesor Taalas.
En 2020 las cálidas temperaturas oceánicas contribuyeron a alimentar una temporada de huracanes sin precedentes en el Atlántico y a que se formaran intensos ciclones tropicales en el océano Índico y en el sur del Pacífico.
Cerca del 40% de la población mundial vive a menos de 100 km de la costa, y por ello es imperioso proteger a las comunidades de los peligros costeros (como las olas, las mareas de tempestad y la subida del nivel del mar) mediante la mejora de los sistemas de alerta temprana multirriesgos y las predicciones que tienen en cuenta los impactos", señaló el profesor Taalas.
Los indicadores e impactos climáticos relacionados con los océanos figuran en la Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2020, que se publicará antes de la celebración del Día de la Tierra el 22 de abril.
Con la elección del tema del Día Meteorológico Mundial de 2021 se quiere poner de relieve el inicio del Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), iniciativa impulsada por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (UNESCO-COI).
La OMM indicó que está decidida a contribuir a la consecución de los objetivos del Decenio centrados en lograr un "océano seguro", un "océano predecible" y un "océano transparente".
Cada 23 de marzo se celebra el Día Meteorológico Mundial para conmemorar la fecha de 1950 en la que entró en vigor el Convenio por el que se estableció la OMM.
Esta jornada tiene por objeto promover el trabajo ininterrumpido de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) para proteger vidas y bienes, no solo en tierra, sino también en el mar.
El #océano condiciona el #tiempo y el #clima. ¿Cómo podemos protegerlo de los crecientes impactos del #cambioclimático para que siga siendo fuente de riqueza y #SeguridadAlimentaria? #DíaMeteorológicoMundial #WorldMetDay https://t.co/39M7MU5qxy. pic.twitter.com/xLCaBryY1f
— World Meteorological Organization (@WMO) March 23, 2021
Servicios marítimos y costeros
La "economía azul", cuyo valor estimado oscila entre 3 y 6 billones de dólares anuales, representa más de tres cuartas partes del comercio mundial y proporciona medios de subsistencia a más de 6 mil millones de personas.
Cada año se pierden en el mar millones de dólares en mercancías y cientos de vidas debido a condiciones meteorológicas extremas, como vientos fuertes, grandes olas, niebla, tormentas eléctricas, hielo marino y rociones congelantes.
A lo largo de los últimos decenios se ha incrementado la exactitud y la oportunidad de las predicciones meteorológicas normalizadas, y la comunidad de la OMM se afana por mejorar las predicciones que tienen en cuenta los impactos, no solo para poder saber qué tiempo hará, sino también para conocer los efectos que tendrá.
Sin embargo, las limitaciones tecnológicas a menudo dificultan el suministro efectivo de las predicciones a los buques. Es fundamental mejorar los servicios de apoyo a la adopción de decisiones para ayudar a los navegantes a alcanzar un equilibrio entre reducción de costos y trazado de rutas, al tiempo que se otorga máxima prioridad a la seguridad y se evitan las condiciones meteorológicas marítimas peligrosas.
La OMM señala que colabora con asociados como la Organización Marítima Internacional (OMI) y la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) en apoyo del Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS), instrumento adoptado dos años después del naufragio del Titanic en 1912.
Pero los servicios marítimos no solo se ocupan de la seguridad de la vida en el mar. También comprenden el suministro de apoyo meteorológico y oceanográfico en situaciones de emergencia, como las operaciones de búsqueda y salvamento, y de peligro medioambiental, como los vertidos de petróleo y productos químicos.
Cada vez genera mayor inquietud el posible aumento del tráfico marítimo a raíz de la pérdida de hielo marino en un mundo que se calienta. A diferencia de los fenómenos meteorológicos extremos, cuya duración es relativamente corta, el hielo marino representa una amenaza constante y, a menudo, oculta.
Menos hielo no significa menos peligro, y las consecuencias de un accidente grave en aguas del Ártico serían devastadoras para el medioambiente. Por ello, la OMM afiró que trata de mejorar las predicciones y los avisos sobre las condiciones meteorológicas y del hielo en las regiones polares.
A medida que la población costera sigue creciendo, sin olvidar los grupos de turistas que visitan esas zonas de forma puntual, la prestación de servicios de predicción de parámetros costeros también resulta fundamental. Los puertos, epicentro del transporte de personas y mercancías, requieren predicciones exactas para velar por la seguridad de sus operaciones y mantener el desarrollo económico.
A lo largo de las zonas costeras bajas, en particular en los países menos adelantados (PMA) y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), las comunidades en riesgo necesitan las mejores alertas tempranas posibles para una combinación de peligros, entre otros, las olas, las mareas de tormenta, el mar de fondo, las mareas, el nivel de los ríos e incluso los tsunamis.
La OMM informó que trabaja para mejorar las alertas tempranas para esa combinación de peligros, especialmente en los países vulnerables, a través de su Iniciativa de Predicción de Inundaciones Costeras.