Tener personalidad es importante, incluso para las ardillas, ya que ello les confiere ciertas ventajas en sus habilidades sociales y posibilidades de supervivencia, de acuerdo a una investigación de la Universidad de California en Davis (UC Davis), en California (EU).
Las personas admiten que el carácter personal tiene un gran peso, al menos entre los integrantes la especie humana, pero son más reticentes a la hora de atribuir un carisma o temperamento -definidos como un comportamiento constante a lo largo del tiempo- a los animales, según los científicos de la UC Davis.
Esto podría comenzar a cambiar a partir del primer estudio científico que ha documentado la personalidad de las ardillas de tierra de manto dorado, muy comunes en el oeste de EU y partes de Canadá, revelando que estas criaturas muestran cuatro rasgos principales personalidad: audacia, agresividad, nivel de actividad y sociabilidad.
Aunque la ardilla de tierra de manto dorado actualmente no está amenazada, los resultados de la investigación sugieren que entender cómo influye la personalidad de un animal en el uso del entorno, es importante para la conservación de la fauna, cuya autora principal es la doctora en Ecología Jaclyn Aliperti.
Influencia del individuo en el grupo
“Es importante comprender mejor cómo y por qué los individuos difieren en su personalidad, ya que estas diferencias podrían tener efectos profundos, no solo en la vida de los animales a nivel individual sino también en poblaciones enteras de animales salvajes”, señala la doctora Jaclyn Aliperti.
“El hecho de que las ardillas de tierra tengan su carácter individual, quizá no parezca sorprendente al verlas parlotear, detenerse y escabullirse, pero el estudio de la personalidad animal y de sus posibles consecuencias ecológicas es un campo científico relativamente nuevo”, asegura Aliperti.
“Por ejemplo, se ha descubierto que las ardillas más atrevidas y agresivas pueden encontrar más comida o defender un territorio más amplio, pero su comportamiento arriesgado también puede hacerlas vulnerables a la depredación o a los accidentes”, señala.
"Tener en cuenta la personalidad en la gestión de la fauna silvestre puede ser especialmente importante para predecir sus respuestas a nuevas condiciones, como los cambios o la destrucción de su hábitat debido a la actividad humana", según la investigadora de la UC Davis.
Aliperti utilizó para su estudio, un potente conjunto de datos obtenido a lo largo de más tres décadas en el Laboratorio Biológico de las Montañas Rocosas de Gothic (Colorado), por Dirk Van Vuren, profesor del Departamento de Biología de la Vida Silvestre, Pesca y Conservación de la UC Davis.
También efectuó en Gothic una serie de experimentos durante tres veranos para observar y cuantificar las personalidades de las ardillas de tierra de manto dorado, observando y registrando sus respuestas a cuatro pruebas, según esta universidad.
Estas pruebas se efectuaron colocando a las ardillas en una caja cerrada con líneas cuadriculadas y agujeros (un entorno novedoso); situándolas ante un espejo para que vieran su imagen (que no reconocieron como propia); acercándolas lentamente a la naturaleza (para ver cuánto esperaban antes de huir); y atrapándolas en una trampa sencilla, de la que salían ilesas, para observar brevemente su comportamiento.
La ventaja de las ardillas sociales
Este estudio descubrió que, en general, las ardillas más audaces tenían áreas centrales más grandes donde concentraban su actividad, y que las más audaces y activas se movían más rápido.
Se encontró, además, que las más atrevidas, agresivas y activas, tenían mayor acceso a las ‘perchas’ (sitios donde posarse y observar en entorno) lo cual es importante para poder ver y evadir a los depredadores.
“Curiosamente, el acceso a las ‘perchas’ también está vinculado con la sociabilidad de estos animales”, según Aliperti.
Esta especie de ardillas son consideradas una especie asocial, porque no suelen formar vínculos estrechos comunes ni pasar tiempo en unidades familiares mientras alcanzan la madurez, como ocurre con las ardillas de tierra de mayor tamaño, según esta experta.
Pero "dentro de esta especie asocial, los individuos que tienden a ser relativamente más sociales parecen tener una ventaja, ya que este rasgo de personalidad pueden influir en su capacidad para sobrevivir y reproducirse, y podría salvarles la vida”, señala.
“Este carácter individual podría tener un impacto en cuanto a su población o respecto de la comunidad de ardillas”, aventura esta ecóloga del comportamiento y del entorno.
La doctora Aliperti confiesa que ahora observa de una manera diferente a las ardillas del campus de la UC Davis, que son abundante y se han convertido en una especie de mascotas de la universidad, aunque son ardillas arborícolas, muy diferentes de las que ella estudió.
“Ahora veo a estas ardillas de la universidad más como individuos. Las veo pensando '¿Quién eres? ¿Adónde vas? ¿Qué haces?, en lugar de verlas a nivel de especie", explica Aliperti, señalando que “observar esa individualidad me aporta un ángulo más personal a la observación de la fauna”