México.- El copal no es un aroma cualquiera. Se ha utilizado por siglos en diferentes culturas al considerar que purifica el ambiente y aleja los malos espíritus, además de que se usa como agradecimiento u ofrenda en diferentes rituales y eventos religiosos principalmente de Semana Santa y Día de Muertos.
El olor agradable se desprende al quemar la resina, que se obtiene de la bursera copallifera comúnmente llamado copal. El árbol, que mide desde los 4 hasta los 30 metros, crece en tierra caliente en estados como Michoacán, Oaxaca y Chiapas, apunta la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
El uso del copal data desde la época prehispánica y ha perdurado hasta nuestros días. La demanda por esta resina se incrementa en festividades religiosas en estados como Oaxaca cuyas celebraciones son de suma importancia para las comunidades donde existe una mezcla de raíces indígenas con el cristianismo.
Más para los vivos
De clima frío en la sierra, pero de tierra caliente donde habita, la Comunidad de San Miguel Mininaltepec municipio de San Juan Quiotepec, Oaxaca está habitada por chinantecos y es rica en copal. Tienen a su alcance este árbol del que extraen la resina y la usan en sus altares en todos los sentidos, pues no solo lo colocan, sino que lo venden y las ganancias suelen usarse para pagar los materiales necesarios que sirvan para hacer el altar más vistoso y bonito del lugar.
Lucas García Otero integrante de la comunidad enclavada en la Sierra Norte, distrito de Ixtlán de Juárez, explica que en ocasiones cada familia vende hasta 100 kilos de resina cuya ganancia se dedica exclusivamente a ese fin.
No obstante, hace algunos años que fue parte del Comisariado, él, junto con otras personas han dedicado sus esfuerzos para que la venta del copal beneficie más a las familias, en lugar de que sea para aquellos ya partieron.
No solo han tratado de sensibilizar a la población sobre el negocio que puede ser, sino que además insisten en que deben hacerlo de manera sustentable para garantizar la materia prima.
La Conafor informa que la comunidad ha recibido apoyos como Seminario de Comunidad a Comunidad, Promotor Forestal Comunitario, Servicios Ambientales y apoyos para la elaboración del Programa de Manejo Forestal no Maderable.
Con este último apoyo, una de las acciones es, que para que sea un aprovechamiento y no una explotación de su recurso natural, eligen un área, donde cortan en los árboles unos 15 cm de diámetro en forma de “V” extraen la resina. Al siguiente año eligen otra área para dejar recuperar la primera y al tercer año regresan y así van intercalando.
Hacerlo de este modo, el árbol dura de 15 a 20 años siendo productivo, por tanto no es conveniente para la población maltratarlo o cortarlo.
La resina se extrae solo tres meses por año, pues a finales de octubre, noviembre y diciembre el árbol comienza a tirar las hojas y esto la ensucia, lo que complica que la venta se logre a un buen precio.
También invitan a la población a reforestar la especie para que los traslados no sean tan lejanos buscando las burseras que han crecido de forma silvestre. Siendo un árbol de crecimiento rápido pueden aprovecharlo a partir de los tres años.
Explica que la venta de este producto forestal no maderable puede ser una opción económica real para la población y con ello disminuir el problema de migración que tienen, pues asegura que casi el 60 o 65 por ciento de la comunidad han emigrado por la falta de trabajo.
Esto beneficiaria a la población joven para que permanezca en el lugar, pero también a las mujeres quienes ya han hecho trabajos ya que durante un tiempo le dieron el valor agregado a la resina con barro artesanal, pero de igual forma, a falta de un mercado justo, lo han pospuesto.
Por un mercado justo
Luego de terminar su cargo en la mesa directiva, Lucas continúa su labor para evitar que la comunidad venda a los intermediarios quienes pagan muy por debajo el precio.
Explica que cuando lo venden directo al mercado representa, por mucho, mejores ganancias ya que mientras el kilo al intermediarios oscila entre 180 y 190 pesos, ofrecerlo al cliente final el precio es de 550 pesos, lo que implica un precio justo por los gastos de traslado, limpia de material, elección del mismo y para cubrir el gasto que conlleva las acciones que se deben hacer para disminuir el impacto ecológico a las zonas forestales.
Para vender el copal de forma directa al comprador, lo empaca en bolsas de 50 y 60 gramos que vende a 25 pesos en la capital de Oaxaca pero sigue en la búsqueda de un mercado estable.
Lucas pide a la sociedad en general a valorar el trabajo y el esfuerzo que hace la comunidad por ofrecer un producto legal y sustentable e invita a que compren la resina directamente a los productores.