La milpa es un sistema multifuncional que se ha ido adaptando por miles de años. En nuestro país, entendemos a la milpa como un sistema agrícola tradicional conformado por un policultivo, que constituye un espacio dinámico de recursos genéticos; la especie principal es el maíz, se acompaña de distintas especies de frijol, calabazas, chiles, tomates, principalmente, indica la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
La combinación de maíz-frijol-calabaza se le conoce como "la triada mesoamericana".
Se puede decir que no existen dos milpas iguales ya que cada productor la adapta a sus condiciones, pero hay un aspecto que todas las milpas comparten, este es que se basan en la ecofisiología de los cultivos* que la componen.
La ecofisiología de cultivos permite explicar cómo, a diferencia de la producción de un solo cultivo, varias plantas cultivadas comparten el mismo espacio, por al menos una parte de su ciclo de vida, por lo que la utilización de los recursos necesarios para su crecimiento (luz, agua, nutrientes) es más eficiente.
Es importante resaltar que en la agricultura, la milpa es multifuncional porque además de producir alimentos, crea productos como el forraje, plantas medicinales y de ornato; de tal forma que el sistema de milpa beneficia a los productores, de pequeña escala principalmente, ya que les permite asegurar algún tipo de producción (aunque no sean alimentos) en momentos de crisis ambiental o económica.
La palabra milpa proviene del náhuatl milpan de milli "parcela sembrada" y pan "encima de".
Actualmente, la milpa es un referente y fuente de inspiración para el desarrollo de sistemas de producción de cultivos más sustentables así como un sistema que contribuye a la soberanía alimentaria, debido a que se prioriza la producción agrícola local para alimentar a la población.
Por ejemplo, en la milpa se aprovechan las plantas que crecen de manera natural, principalmente especies herbáceas conocidas como quelites (verdolagas, quintoniles, huazontle, nabos, romeritos, entre otras).