Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que el tiempo que las personas que están expuestas a contaminantes atmosféricos, aunado a sus patrones de conducta y los microambientes, constituyen factores que pueden provocar enfermedades y muertes prematuras, señala la Estrategia Nacional de Calidad del Aire (ENCA).
Existe suficiente evidencia científica para señalar que la exposición a contaminantes atmosféricos ocasiona daños a la salud de las personas, a la productividad sostenible de los ecosistemas y a la economía del país.
Estas afectaciones dependen también de las vulnerabilidades, tales como predisposición genética, edad, estado nutricional, o presencia de padecimientos cardiacos y respiratorios.
Un estudio del Centro Mario Molina señala que uno de los 15 primeros factores de riesgos a la salud en México es la exposición a concentraciones excesivas de contaminantes en el aire.
Otras investigaciones concluyen que la exposición prolongada a altas concentraciones de partículas finas, como PM2.5 y PM10, incrementan significativamente la mortalidad prematura por cáncer pulmonar y puede desencadenar procesos neurodegenerativos en la infancia.
El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) realizó un estudio comparativo para determinar cuántas muertes prematuras relacionadas con la exposición al contaminante PM2.5 se evitarían en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara si se adoptaran los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y cuántas si se observaran los que determinan las Normas Oficiales Mexicanas (NOM).
El resultado indicó que si las tres ciudades se rigieran bajo los criterios de la OMS, dejarían de morir prematuramente 2 mil 170 personas; en cambio, si se consideraran los estándares de la NOM, se evitaría la muerte prematura de mil 317 personas.
Es decir, la aplicación de los criterios recomendados por la OMS salvaría adicionalmente, a 853 personas de muertes prematuras en esas tres ciudades.
Si se redujeran las concentraciones de PM10 a 20 μg/m3, que es el valor recomendado por la OMS para proteger la salud de la población, las muertes prematuras disminuirían en un 15 por ciento
Otro estudio referido al mismo contaminante y realizado en distintas ciudades de México, da cuenta de que si se redujeran las concentraciones a 10 μg/m3 (microgramos por metro cúbico), se evitaría el 17 por ciento de muertes prematuras asociadas a enfermedades cardiovasculares, el 18 por ciento por enfermedades asociadas a isquemia del corazón, y el 12 por ciento por enfermedades cardiopulmonares.
Si se redujeran las concentraciones de PM10 a 20 μg/m3, que es el valor recomendado por la OMS para proteger la salud de la población, las muertes prematuras disminuirían en un 15 por ciento.
Por lo anterior, México cuenta con la Estrategia Nacional de Calidad del Aire (ENCA) con proyección al año 2030, un instrumento de planeación que orienta acciones para controlar, mitigar y prevenir la emisión y concentración de contaminantes en la atmósfera.
Este instrumento busca que las políticas públicas centren sus acciones en minimizar la exposición de las personas a contaminantes, por ejemplo en reorientar las prioridades de la planeación urbana y las disposiciones que rigen el uso del territorio, como la inclusión de industrias y un parque vehicular que aplique nuevas tecnologías para mitigar la emisión de contaminantes a la atmósfera.