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¿Qué sucede con la calidad del aire durante la contigencia sanitaria?

¿Qué sucede con la calidad del aire durante la contigencia sanitaria?

Instituciones y organizaciones afirman que es tiempo de elaborar políticas públicas específicas para diferentes partes de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y de convertir el actual programa de contingencias ambientales para disminuir las emisiones contaminantes de la zona.

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CDMX
Vista de la Ciudad de México. Carlos Aranda/Unplash

México.- Durante el confinamiento derivado de la pandemia por COVID-19, el comportamiento de los contaminantes ha mostrado una serie de cambios que evidencia la necesidad de reducir emisiones de diversas fuentes, señala una publicación sobre Reflexiones sobre la Calidad del Aire Post COVID-19”.

Este documento indica que es tiempo de elaborar políticas públicas específicas para diferentes partes de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y de convertir el actual programa de contingencias para disminuir las emisiones.

El Instituto Nacional de Salud Pública indica que las tres preocupaciones en la etapa post COVID-19 son:

  • La preocupación por los altos niveles de contaminación
  • Cómo interactúa el virus con los contaminantes
  • El análisis de la incorporación de factores de riesgo por COVID-19 en el tema de calidad del aire y salud como la diabetes e hipertensión, agravantes del coronavirus

Se detalla que, durante el mes de mayo de 2020, han sido publicados cuatro artículos que hablan y confirman que el nuevo coronavirus afecta más a las ciudades con mayor contaminación.

Estos estudios analizan la exposición crónica a partículas y la cuestión aguda; qué tanto la exposición diaria agrava los casos de COVID-19. La información publicada indica que las tasas de mortalidad por COVID-19 aumentan 8 por ciento en zonas con contaminación en el aire por PM2.5.

También se apunta que algunos estudios para ciudades mexicanas básicamente se ha podido observar la misma tendencia: mayores tasas de mortalidad en ciudades con valores promedio anuales más altos de contaminación.

En este panorama se recomendaron las siguientes acciones:

  • Durante la temporada de influenza se van a tener que agregar protecciones adicionales
  • Reposicionar el tema de salud en la política pública
  • Fortalecer medidas para la protección de grupos vulnerables
  • Intensificar medidas de reducción de emisiones
  • Necesario realizar un estudio o investigación durante el próximo año sobre la relación COVID-19 y la contaminación

¿Qué ocurrió durante el aislamiento social?

El INECC indicó que en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), con datos obtenidos de la Red de Monitoreo de Calidad del Aire, las medianas de óxidos de nitrógeno (NOx) en la atmósfera en el periodo del 1 marzo a 30 de abril del 2018 en comparación con el mismo periodo del 2019, disminuyeron aproximadamente 10 por ciento.

Sin embargo, dijo, en el mismo periodo de 2020, pese a la reducción del tránsito por la contingencia, el ozono (O3) no mostró disminución en sus medianas.

Durante el periodo 23 de marzo al 17 de mayo de 2020 por la suspensión de actividades no esenciales por la pandemia de COVID-19 en la Ciudad de México, se redujo el tránsito vehicular hasta 70 por ciento. Mientras que la venta de gasolina durante abril y mayo disminuyó 60 por ciento y 39 por ciento en el caso gas L.P. de acuerdo con datos de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (ONEXPO).

En consecuencia, en el mismo periodo, las emisiones promedio del monóxido de carbono (CO) se redujeron 59 por ciento, y las de dióxido de nitrógeno (NO2 ), 36 por ciento. Por otra parte, las partículas menores de 2.5 micrómetros (PM2.5), derivadas de los compuestos orgánicos volátiles (COV’s), también disminuyeron.

Sin embargo, en la semana del 13 al 17 de abril hubo una variación que provocó un aumento del 15 por ciento, de PM2.5 que podría depender de la quema de biomasa e incendios forestales en el Valle de México.

Lo complicado en el periodo de contingencia, fue que los niveles promedio de Ozono (O3) aumentaron hasta 15 por ciento en el mismo lapso. Mientras que los valores máximos que decretan las contingencias, los picos, tuvieron reducciones.

Por su parte, el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire (OCCA) externa su preocupación respecto a un probable repunte de los contaminantes debido al miedo de la ciudadanía a contagiarse en el transporte público, lo que podría derivar en un aumento del uso del automóvil.

Ante este escenario, se plantea seguir haciendo modelaciones para entender por qué hay aumento en valores promedio y reducciones en picos. El OCCA coincidió en que había una reducción del tránsito vehicular de 70 por ciento por las medidas de aislamiento social e hizo énfasis en que aun con la disminución de automóviles en las calles, la calidad del aire no había mejorado como se esperaba.

Esto se adjudicó a tres factores: política ambiental insuficiente ante la crisis climática, el incumplimiento de Normas Oficiales Mexicanas (NOM) en materia de salud y a la persistencia de los hábitos de consumo, procesos de producción, distribución de bienes y servicios que han sido los mismos que generan los compuestos orgánicos volátiles (COV’s) y el O3.

También se hizo el llamado a tomar medidas para mejorar el transporte público tras la pandemia, para reducir el índice de mortalidad relacionado con las emisiones del sector en el contexto de que antes de la contingencia sanitaria, en el país se registraron 26 mil muertes derivadas de la emisión de partículas PM2.5 y PM10, según datos del ITDP y de ICM.

Además, existe evidencia de que la incidencia y el riesgo de mortalidad por COVID-19 se incrementan con la exposición crónica y aguda a la contaminación del aire, principalmente al material particulado (PM2.5, PM10) y NO2.

Estas “Reflexiones sobre la Calidad del Aire Post COVID-19” fueron el resultado de un evento fue organizado en el contexto de la contingencia sanitaria provocada por el COVID-19, organizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y el Observatorio Ciudadano de Calidad del Aire (OCCA).

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