México.- La pesca, la restauración, el turismo, la recreación, el transporte, el comercio y muchas otras industrias vinculadas son posibles con sustentabilidad, “pero si seguimos haciendo las cosas como se han hecho, la economía actual amenaza no solo a las comunidades costeras y los ecosistemas marinos, sino a cualquier comunidad del país”, advirtió Mark Spalding, el presidente de The Ocean Foundation.
Ante especialistas en el tema que acudieron a la primera jornada de Agua, Mares y Océanos, que se llevó a cabo en el Senado de la República, el presidente de la Fundación Oceana explicó que el desarrollo de una economía azul fomenta la salvaguarda y restauración de todos los recursos de ríos, lagos, mares y arroyos “de este hermosísimo país”.
La economía azul equilibra la necesidad de los beneficios económicos con un énfasis muy importante en la sustentabilidad y permite que México pueda alcanzar las metas del desarrollo sustentable del Milenio.
El objetivo, explicó, es encontrar un equilibrio entre la sustentabilidad de este modelo de crecimiento que busca la mejora del bienestar y la equidad social reduciendo simultáneamente los riesgos ambientales.
Sugirió que se debería llevar a cabo la instalación de espacios de carbono azules que incrementen y mejoren la restauración de los manglares, lo cual puede ayudar a mitigar la acidificación del océano que es la amenaza más importante que enfrentan.
Esto debe contribuir al incremento de la biomasa y a la mejoría de las especies en en diferentes criaderos para mejorar la seguridad alimentaria. Todo esto se suma al apoyo de una verdadera economía azul, añadió.
En este contexto, el rol de los legisladores es entender que estos recursos deben de ser protegidos para todos y para las regiones de generaciones futuras. Así, es importante que “México se asegure de proteger los procesos ecológicos y el hábitat como patrimonio común de la humanidad porque se trata de una herencia colectiva”, dijo.
“Por ende, nosotros alentamos a las diferentes comisiones del Senado a desarrollar la legislación que fomente y permita la mitigación de la acidificación de los océanos y la mitigación del cambio climático, que evite que el plástico y la contaminación lleguen a los océanos, que restaure los sistemas naturales y que defienda las áreas protegidas marinas”.
“Llegó el momento de reafirmar la confianza pública” en la protección de las áreas naturales para todas las generaciones, puntualizó.