Roma.- Un tórrido día de julio, con temperaturas que rozan los 40 grados, el revuelo reina en un punto de la vía de los Foros Imperiales, donde los turistas fotografían a una gaviota que agujerea una bolsa de basura para darse un festín, esparciendo los restos por doquier.
Las papeleras están repletas, así como las jardineras, y alrededor de los contenedores se hacinan las bolsas de basura, pero también un sinfín de bultos que nada tienen que ver con el turismo, más bien con los romanos, como colchones, frigoríficos y otros muebles.
Bien podrían ser estas las verdaderas "postales" de una ciudad en la que la basura se acumula en las calles ante la desidia y el cruce de reproches de la administración local y regional. Nada nuevo.
Roma, con casi tres millones de habitantes, produce cada día unas 4 mil 600 toneladas de basura, de las que 2 mil son residuos selectivos para su posterior reciclaje y el resto son no recuperables, según datos de 2016 de la compañía AMA, que se encarga de su recogida.
El 2 de julio el consejero delegado del AMA, Paolo Longoni, afirmó en una comisión del ayuntamiento que el problema de la ciudad es que hay un déficit de 300 toneladas de basura no recuperable al día que no se recoge, además de deficiencias económicas en su empresa.
Esta situación se ve agravada por la precaria red de centros de gestión de residuos de Roma, que ahora cuenta solo con tres y uno de ellos, el de Malagrotta, ha reducido su capacidad en verano.
Un cuarto, el de la vía Salaria, sufrió un incendio en diciembre y no está operativo. Trataba 151 mil toneladas de desperdicios al año que ahora se envían a otras provincias y regiones italianas y hasta a Austria, un total de 50 mil 520 toneladas, según un informe regional.
Para tratar de remediar esta tesitura y limpiar de basura las vías de Roma, los distintos centros de tratamiento de residuos de la región del Lacio han dado luz verde a recibir una mayor cantidad de basura de Roma de la que ya gestionaban.
La alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi, anunció hoy que los camiones del AMA "ya viajan hacia los vertederos regionales" como el de Rocca Secca, Viterbo, Frosinone, Pomezia, Colleferro y Civitavecchia y expresó su deseo de que puedan depositar la basura.
"Espero que puedan descargar los residuos y no se vean obligados a regresar porque se han encontrado las puertas cerradas", reprochó la regidora, del populista Movimiento Cinco Estrellas.
Hoy el presidente del Lacio, Nicola Zingaretti, firmó una ordenanza con la que insta al AMA a limpiar por completo la ciudad en el plazo de siete días para evitar eventuales "riesgos para la higiene y para la salud" de los ciudadanos.
Pero más urgentemente deberán quedar impolutas "zonas sensibles" como los aledaños de hospitales, escuelas, mercados públicos o zonas de restaurantes, para lo que Zingaretti ha dado 48 horas, y ha ordenado que se desplieguen 300 contenedores más en tres días.
Otro problema de la Ciudad Eterna es que carece de espacios para conservar temporalmente los residuos hasta que son transportados a los centros y, para ello, la alcaldesa ordenó hoy que se emplee un terreno municipal en el barrio de Saxa Rubra, en la periferia norte.
Ahí se podrá depositar un máximo de 300 toneladas de desechos al día sin que estos toquen el suelo y estará operativo para los próximos 180 días, según informan los medios locales.
Zingaretti avanzó que el objetivo de su ordenanza no será el de multar a la ciudad sino solucionar "un problema histórico" pues cree que "la capital de un país moderno no puede depender de la buena voluntad de otros municipios, regiones o estados europeos".
Raggi ha acusado al presidente regional de "mirar para otro lado" tras meses pidiéndole que renueve el Plan de Residuos de 2012: "Roza el ridículo cuando dice que limpiará la ciudad en una semana. Deje de ilusionar con falsas promesas, sea serio", le espetó en Facebook.
Y es que de telón de fondo se vislumbra la pugna política por la capital, una manzana de la discordia a la que todos aspiran mientras dejan que se marchite.