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Música y orquídeas, el Jardín Botánico Fairchild celebra la primavera

Música y orquídeas, el Jardín Botánico Fairchild celebra la primavera

Sede del Jardín Nacional de Orquídeas, el Botánico Fairchild celebra el "Orchids in Bloom", un evento que va más allá de la botánica e incluye exposiciones, conciertos y conferencias y atrae cada año a cientos de personas.

Miami.- Naranjas, amarillas, blancas y de otros colores, de infinitas formas, con aroma o no, en los árboles, en la tierra o en los laboratorios, las orquídeas están por todas partes en el Jardín Botánico Fairchild de Miami-Dade (Florida), que como cada primavera celebra su evento dedicado a unas plantas que aquí tienen hasta música.

Sede del Jardín Nacional de Orquídeas, el Botánico Fairchild celebra hasta el próximo domingo "Orchids in Bloom", un evento que va más allá de la botánica e incluye exposiciones, conciertos y conferencias y atrae cada año a cientos de personas.

En un rincón de este arboreto y jardín botánico de 33 hectáreas fundado en 1938, "Orchid Music", una instalación sonora del artista eslovaco radicado en Miami, Juraj Kojs, convierte el adn de orquídeas nativas de Florida como la Encyclia tampensis o la Cyrtopodium punctatum en una expresión musical.

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Orquídeas
Jardín Botánico Tropical Fairchild. Efe/Ana Mengotti

Cada uno de los módulos instalados en una pérgola del jardín emite unos sonidos que son producidos por el sintetizador que "lee" el adn de cada especie y que combinados producen "la música de orquídeas".

En otro rincón, una gran escultura de Dale Chihuly, uno de los artistas del vidrio más reconocidos en el mundo, compite en colorido y belleza con una multicolor mata de orquídeas.

El epicentro de "Orchids in Bloom" (Orquídeas en flor) es, sin embargo, la "Selva Tropical Richard H. Simons", un espacio de 8 mil 100 metros cuadrados de exuberante vegetación continuamente humedecido por cientos de rociadores de agua y cruzado por un sonoro arroyo.

Allí entre bromelias, arelias, helechos, palmas y otras plantas selváticas rodeadas de una neblina hecha de rocío, reinan las orquídeas traídas desde distintos lugares de los trópicos por los científicos de este jardín botánico situado en Coral Gables, ciudad vecina a Miami.

Ardillas, iguanas, mariposas y otros insectos sorprenden al visitante en su paseo.

La presencia de otros animales más reservados se intuye o se teme, pues, según advierten los carteles colocados a orillas de los pequeños lagos de la finca, también hay caimanes.

El jardín botánico fue fundado en 1938 por David Fairchild (1869-1954), uno de los grandes exploradores y recolectores de especímenes de plantas, que trajo a EUA el mango, la nectarina y el rábano picante, entre otras, y Robert H. Montgomery (1872-1953), un contable, abogado y hombre de negocios con una pasión por coleccionar plantas.

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Jardín Botánico Tropical Fairchild
Una escultura de Dale Chihuly instalada en el interior del Jardín Botánico Tropical Fairchild situado en Coral Gables. Efe/Ana Mengotti

El proyecto un millón de orquídeas

El Jardín Botánico Fairchild no es solo un lugar bonito para visitar.

En instalaciones repartidas por la inmensa propiedad trabajan científicos en iniciativas como el Million Orchid Project o en una investigación en colaboración con la NASA para determinar qué plantas comestibles son las mejores para cultivar en la Estación Espacial Internacional.

El Million Orchid Project, cuyos orígenes se remontan a 2012, tiene como objetivo reintroducir especies nativas de orquídeas en el paisaje urbano del sur de Florida, donde hace más de un siglo crecían natural y abundantemente en los árboles, pero la civilización acabó con ese paraíso.

En el laboratorio de Micropropagación, una científica explica cómo hace para cultivar las orquídeas que una vez que alcanzan el tamaño adecuado son adosadas a los árboles de parques y calles por científicos y voluntarios.

La científica muestra un pequeño bote con diminutas semillas de orquídeas y explica que con dos o tres millones de esos pequeños granitos de color amarillento solo se logran diez plantas.

Las orquídeas solo pueden crecer en un lugar determinado donde existe el hongo que les proporciona los azucares y el almidón que necesitan para desarrollarse, dice.

En el microlaboratorio, el hongo se sustituye con un compuesto de azúcares y almidón sobre el que se plantan los brotes de semillas germinadas, agrega la experta en un espacio colmado de cientos de pequeños botes con brotes de distintos tamaños y especies.

Son plantas caprichosas, además, a algunas les gusta el banano, a otras el mango y hay algunas que aman la patata, dice mostrando un bote con polvo de banana que tras ser sometido a un proceso de esterilización sirve de alimento a las miniplantas.

El objetivo de este proyecto es lograr que haya una gran variedad de orquídeas en flor en lugares urbanos, especialmente "en donde la gente trabaja, aprende o circula camino de casa o del trabajo".

Tatiana Castro, una portavoz del Jardín Botánico Fairchild, dijo que lo que quieren es "ayudar a la naturaleza" con el fin de preservar especies propias de Florida para las siguientes generaciones.

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