México.- La crisis causada por el COVID-19 llama a repensar un modelo distinto de relación con el entorno natural y a plantear nuevas formas de producción agropecuaria y silvícola que disminuyan los efectos negativos en la salud humana y en la vida silvestre, además de proveernos de alimentos más sanos y reducir el sufrimiento de los animales que criamos como alimento.
En ese contexto, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) impulsa acciones de conservación, agrobiodiversidad, biculturalidad, planeación territorial, aprovechamiento sustentable de ecosistemas y combate a la degradación de las tierras.
Estos esfuerzos se enmarcan en una visión de recuperación ambiental del territorio nacional, los cuales no solo ayudarán a reducir los riesgos que se originan en lo microscópico, como las epidemias y pandemias, sino también a la lucha contra las amenazas de los grandes fenómenos de nuestro tiempo, como son la pérdida de biodiversidad, la degradación de las tierras, la contaminación de agua, suelo y aire, así como los efectos adversos del cambio climático.
En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, la Semarnat presenta las primeras líneas de trabajo que son de gran relevancia para el momento que vivimos.
El fuerte impulso que hoy día ofrece la agroecología para la producción de alimentos sanos y nutritivos por medio de métodos de producción sin agroquímicos y con variedades nativas, todo ello como parte del trabajo que realiza el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC).
Fortalecer la conservación de los ecosistemas marinos a través de instrumentos como las áreas naturales protegidas y los ordenamientos ecológicos marinos.
Los océanos producen la mitad del oxígeno que respiramos, absorben el 25 por ciento del dióxido de carbono y capturan el 90 por ciento del calor de origen antropogénico, además de que son fundamentales para la seguridad alimentaria y el bienestar económico. Sin embargo, al igual que sus contrapartes terrestres, sufren pérdida de biodiversidad, contaminación y acidificación por factores causados por actividades humanas.
Planeación de la ocupación del territorio, el impulso al manejo forestal sustentable (especialmente el comunitario) y el combate a la deforestación, la erosión y la desertificación.
El cuidado de bosques y selvas, el reconocimiento del suelo como un bien natural estratégico, el aprovechamiento forestal maderable y no maderable son formas de cuidado no sólo del entorno natural, sino una apuesta por un país más resiliente y propuestas para construir una nueva civilización basada en el buen vivir, el decrecimiento, la comunalidad, pueblos en transición con economías y futuros locales.
El compromiso como país de continuar trabajando ante el cambio climático, coordinando acciones que procuren la mitigación de emisiones, así como la adaptación ante este fenómeno global, mediante un esquema de transversalización de la política ambiental.
El cambio climático es un multiplicador de amenazas que empeora muchos otros problemas socioambientales, por tanto la Semarnat seguirá promoviendo acciones que nos permitan lograr una vida próspera y en armonía con nuestro entorno natural.
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