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Berlín.- En Alemania, las emisiones de CO2 serán grabadas como una nueva tasa. Los combustibles para vehículos y calefacción se encarecerán. También los billetes de avión. A cambio bajará el precio de viajar en tren y se promoverán la energía eólica y la solar con ayudas e incentivos.
Todo esto para alcanzar en 2030 una reducción del 55 por ciento de las emisiones de CO2 (con respecto a 1990), en línea con lo acordado dentro de la Unión Europea. El reto es cumplir este objetivo después de que el Gobierno alemán haya reconocido ya que no va a lograr cumplir con la reducción del 40 por ciento que se había propuesto para 2020.
Según distintos estudios Alemania -el sexto mayor emisor de gases contaminantes- no iba a alcanzar el objetivo de 2020 hasta 2028 si no tomaba nuevas medidas. Y el de 2030 no lo iba a poder alcanzar hasta 2046.
"Ahora no somos sostenibles", reconoció la canciller al presentar este paquete de 70 medidas, su carta de presentación para la cumbre extraordinaria convocada para este lunes por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Merkel reiteró además su "compromiso" para que Alemania sea "neutral" en materia de emisiones contaminantes para 2050.
"Hay evidencias masivas del mundo científico", añadió la canciller en alusión a la crisis climática, y "quien pretenda ignorarlas no actúa con justicia hacia el futuro".
Al ámbito político le corresponde "llevar a la práctica lo que es practicable", continuó consciente de que las medidas van a aparecer como "insuficientes" a muchos de los que "en Berlín, como en todas partes del mundo", salían ese día a la calle reclamando acciones contundentes.
Dentro de ese término de "medidas practicables" se inscribe el paquete de iniciativas concretas que la coalición de conservadores y socialdemócratas implantará "progresivamente", con la supervisión periódica de un organismo independiente de monitoreo que controlará los avances y exigirá, si es necesario, nuevos impulsos para cumplir con los objetivos.
La medida estrella -y a la que más tiempo han dedicado los negociadores de la coalición- es el establecimiento de una tasa nacional a las emisiones de CO2, que crecerá progresivamente hasta que se pueda poner marcha un mercado de derechos en el que participen las empresas que produzcan o distribuyan combustibles para el transporte o la calefacción.
A partir de 2021 se empezará a pagar 10 euros por tonelada de CO2 y el precio irá subiendo progresivamente hasta que en 2025 cueste 35 euros la tonelada. entonces está previsto que entre en funcionamiento el mercado de derechos de emisiones. Esto afectará al precio de la gasolina, el diésel, el gasóleo para calefacciones y el gas natural.
No obstante, se controlará la banda de fluctuación del precio de la tonelada de CO2 para evitar que lastre mucho el poder adquisitivo de los consumidores, que a la vez verán aumentar la desgravación en la declaración de la renta por su desplazamiento diario al trabajo.
El tren pasará a ser más barato, porque el impuesto sobre el valor añadido (IVA) pasará del 19 al 7 por ciento. El precio del billete de avión se encarecerá, avanza el programa, aunque sin dar detalles. Según distintos medios, el objetivo era encarecer de forma notable los vuelos nacionales.
Además se fomentará la producción de las energías renovables, donde Alemania ha realizado grandes avances en los últimos años pese a que el carbón supone en la actualidad más de un tercio de su mix energético. En concreto están previstas ayudas para la extensión de la fotovoltaica e incentivos (un porcentaje de los beneficios) para que los municipios instalen en sus territorios plantas eólicas.
La aplicación y el efecto de todas estas medidas se irá siguiendo anualmente por un comité independiente, con el objetivo de que se cumplan los objetivos de reducción de emisiones para 2030.
Merkel subrayó asimismo que este programa se va a llevar a cabo manteniendo la "estabilidad presupuestaria". También se ha descartado emitir instrumentos financieros similares a los "bonos verdes", pese a que esta opción se barajó -según algunos medios- durante algún momento de las negociaciones.
El anuncio se produjo en el mismo día en el que cientos de miles de personas protestaron en decenas de ciudades de toda Alemania, con jóvenes y estudiantes a la cabeza, inspirados por el movimiento puesto en marcha por la estudiante sueca Greta Thunberg.
Según los organizadores, en Berlín se manifestaron unas 100 mil personas. En Hamburgo y Colonia fueron unas 70 mil; en Múnich, 45 mil; y en Munster y Friburgo, 20 mil.