La agricultura de conservación es una opción sustentable a la producción de alimentos en el presente y hacia el futuro; ya que protege uno de los recursos más importante en éste proceso: el suelo, al mismo tiempo que fortalece la salud del mismo.
A nivel mundial es utilizada en amplias superficies con maíz, trigo, soya, algodón, girasol, arroz, tabaco y muchos otros cultivos.
Actualmente, en México se realizan investigaciones sobre la importancia de la agricultura de conservación junto con sus repercusiones y se han adaptado parcelas para analizarlas.
La agricultura de conservación se basa en tres principios:
1.- Rotación de cultivos, esta práctica permite la reducción de plagas y control de malezas, distribución adecuada de los nutrientes del suelo y el balanceo de la producción de residuos.
2..- No labranza, al reducir al mínimo la práctica de remover la tierra se evita la compactación del suelo, aumenta su fertilidad e impide la erosión.
3.- Cobertura del suelo, este se cubre con plantas o rastrojo del cultivo anterior lo que aumenta la infiltración de agua y volumen de agua, disminuye la erosión ocasionada por agua y viento, se estimula la actividad biológica y materia orgánica de la tierra.
En lo que respecta al cambio climático, se duplica el beneficio, pues ayuda a proteger a los cultivos de las altas temperaturas, la precipitación pluvial errática y extrema y la creciente escasez de agua; también coopera para erradicar las contribuciones de la agricultura al cambio climático.