Mientras se coloca el uniforme y ajusta el casco de trabajo, Roberto Hernández Camarillo, jefe del Departamento de Prevención y Combate de Siniestros Bomberos de la UNAM, explica que todo incendio representa un riesgo, sin importar el material combustible comprometido.
“Los incendios forestales son peligrosos, en especial porque las corrientes de aire pueden cambiar la dirección del fuego y envolver a los combatientes si no saben apaciguarlo. Se necesita mucha preparación para controlarlo. Desde que inicia puede extenderse rápido, a través de muchas hectáreas, arrasando no sólo con la vegetación, sino con casas”.
Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el 99 por ciento de este tipo de siniestros son originados por actividades humanas, en su mayoría por quemas agropecuarias y de urbanización, junto con acciones intencionadas y descuidos de quienes no apagan adecuadamente sus cigarros o fogatas. El resto se debe a fenómenos naturales como descargas eléctricas o erupciones volcánicas.
La temporada de incendios forestales en las zonas centro, norte, noreste, sur y sureste del país — añade la Semarnat— se prolonga durante los seis primeros meses, mientras que en el noroeste comienza en mayo y termina en septiembre.
Aunque la Estación de Bomberos de la UNAM, ubicada en el campus central de CU, existe desde 1986, tiene un antecedente, pues ya en 1973 había un Departamento de Prevención y Combate de Siniestros en Ciudad Universitaria. A la fecha, son 73 héroes los que conforman este H. Cuerpo de Bomberos quienes, al escuchar la alerta, se equipan y abordan un camión para atender todo tipo de emergencias.
Ellos están habilitados para combatir incendios (forestales y en general), derrame de sustancias peligrosas, fugas de gas y agua, cortocircuitos, accidentes automovilísticos, control de fauna nociva y rescate de personas y animales. Además, brindan talleres y capacitan a la comunidad puma en el manejo de extintores, y sobre qué hacer en caso de siniestros.
Contra los incendios forestales
Hernández Camarillo explica que antes de combatir un incendio forestal, los bomberos deben estudiar el fuego y poner atención al color del humo y dirección del viento, pues no es lo mismo una humareda provocada por una carne asada que la gran nube generada por el fuego que comienza a propagarse por la vegetación. En caso de observar humo blanco que luego se torna negro o azul, es necesario estar alerta, colocarse contra la corriente de aire para evitar las llamas y avisar al 911.
“Además, contribuyen a la contingencia ambiental. A veces se dan en el bosque de Tlalpan, en los Dinamos y en Cuernavaca, Morelos. Cuando eso ocurre el viento arrastra humo a la Ciudad de México y de pronto percibimos olor a quemado. Si eso sucede es preciso evitar actividades al aire libre para no respirar aire contaminado”, indica.
Existen distintas maneras de extinguir un incendio forestal, detalla Roberto, pero se tiene mayor éxito cuando los bomberos trabajan con agua. Ellos utilizan diferentes chorros dependiendo de cómo avanza el fuego: el directo y a distancia se usa para abarcar una zona fría, y el de media cortina (aquel que se dispersa a manera de abanico) sirve para protegerse en caso de que la amenaza vaya directo a la persona.
“Cuando no es posible alcanzar las llamas con mangueras se usan las mochilas aspersores; con ellas se pueden generar chorros tanto directos como de abanico. Pero si la quema no puede apaciguarse con agua ni espuma, utilizamos herramientas como la motosierra o el machete para hacer líneas contenedoras y retiramos el material combustible para que ésta no se siga expandiendo. Las palas sirven para apaciguar la combustión con tierra y los rastrillos para retirar la materia inflamable”.
En espacios abiertos basta una chispa para causar una desgracia, por ello, el H. Cuerpo de Bomberos de la UNAM recomienda a todo aquel que quiera hacer una acampada investigar sobre el lugar al que acudirá y que se informe sobre si se pueden hacer fogatas y en qué condiciones, ya que en muchas ocasiones no están permitidas por las ráfagas de viento. “En cuanto a la gente dedicada al campo y que requiera hacer una quema para limpiar su terreno, es necesario acercarse a los encargados de Protección Civil de su localidad para recibir capacitación especial. A todos quienes les gusta disfrutar de espacios abiertos y con vegetación se les invita a seguir los lineamientos del sitio para evitar algún incidente y, por ende, proteger nuestra naturaleza”, concluye.