Mil 233 kilómetros de carretera separan a Ciudad Universitaria (al sur de la CDMX) de la Reserva de la Biosfera Calakmul, en Campeche, la segunda selva tropical más importante de Latinoamérica, después del Amazonas. Su lejanía de la urbanización y sus más de 700 mil hectáreas y vegetación característica hacen de esta última el sitio idóneo para estudiar el ciclo del carbono y los impactos del cambio climático.
A través del Observatorio Mexicano del Clima y la Composición Atmosférica (OMECCA), investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM avanzarán en el conocimiento del ciclo del carbono y la contaminación atmosférica en México, algo relevante para proponer estrategias que frenen el calentamiento global, atiendan el deterioro ambiental y aminoren su impacto en la salud humana y en los ecosistemas.
“Emprendemos una nueva aventura al establecer —en el sureste mexicano— un sitio de validación de datos satelitales que genere información precisa sobre la variabilidad y tendencias de contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero. Elegimos Calakmul por el papel de la selva tropical en los flujos de carbono y agua en la región, aspectos clave para que haya equilibrio, ya que los procesos que regulan los intercambios entre suelo, vegetación y atmósfera han sido poco estudiados”, afirma Michel Grutter de la Mora, del ICAyCC.
El laboratorio móvil está montado en un contenedor marítimo. Cuenta con equipo de punta, una torre para la instalación de una estación meteorológica y un equipo de medición de flujos entre el suelo y la atmósfera, entre otra infraestructura.
El Observatorio realizó un viaje de tres días hasta su destino y es el primero en Latinoamérica en operar vía remota (lo hará desde CU). Su funcionamiento implica un reto porque la estación no sólo trabajará en condiciones difíciles en cuanto a acceso, temperatura y humedad, sino que probablemente enfrentará huracanes, tormentas e inundaciones.
“Desarrollamos tecnología basada en métodos de percepción remota para medir la concentración de gases de forma similar a cómo hacen los instrumentos satelitales, pero con mayor precisión y frecuencia. OMECCA proporcionará datos sobre muchos parámetros, pero con más detalle, sobre las concentraciones atmosféricas de CO2, metano y monóxido de carbono. Con esto se podrá estudiar la evolución y anomalías de los fenómenos climáticos, además de monitorear impactos sobre nuestro planeta”, indica el universitario.
Parte de las tareas que realizará el grupo de Espectroscopia y Percepción Remota del ICAyCC, liderado por Grutter de la Mora, será determinar los flujos de una amplia gama de contaminantes, verificar inventarios de emisiones e identificar eventos como incendios forestales, quemas agrícolas o la contribución de emisiones extraordinarias a partir de “puntos calientes” identificables desde el espacio.
Hay grupos de investigación que trabajan en la zona de Calakmul, como la Universidad Autónoma de Campeche, la Universidad del Carmen y El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), con los que ya hay vínculos para aumentar la capacidad de generar conocimiento, intercambiar especialidades e integrar un equipo interdisciplinario.
“Dicha acción es importante porque queremos formar especialistas en estas áreas para continuar con este legado del estudio de la composición de la atmósfera. Debemos cuidar nuestras actividades para evitar emisiones de gases, es decir, generar consciencia, educar y dejar que las siguientes generaciones contribuyan a la solución del problema”.
Este proyecto es un esfuerzo conjunto entre la UNAM, la Agencia Espacial Mexicana, y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. También se participará como punto de validación de iniciativas de observación satelital en curso, como la Orbiting Carbol Observatory y el Tropospheric Emissions: Monitoring Pollution, de la NASA, y el Tropospheric Monitoring Instrument de la Agencia Espacial Europea.
“OMECCA no solamente promete contribuir a la solución de problemas nacionales, sino cumplir con compromisos internacionales. La importancia de este proyecto para México está en participar con los consorcios de otros países que proveen datos enfocados en estudios del clima, el ambiente y la conservación ecológica del planeta, y en particular con la medición de gases de efecto invernadero y de contaminantes atmosféricos desde plataformas satelitales”, asegura. El laboratorio móvil forma parte de la Red Universitaria de Observatorios Atmosféricos de la UNAM. Todos los datos generados serán libres y se pondrán a disposición de la comunidad científica y el público en general.