A partir de un accidente ocurrido el 3 de diciembre de 1984 en la planta Unión Carbide en Bhopal (India), en la que murieron más de 16 mil personas y 50 mil resultaron con afectaciones severas en su salud por gases tóxicos que la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina (RAP-AL), 400 organizaciones lograron que en esta fecha se estableciera Día Mundial del No Uso de Plaguicidas para hacer conciencia entre los usuarios.
En el caso de México, la autoridad federal ha emprendido diversas acciones para disminuir el uso de agrotóxicos, sobre todo el glifosato. El pasado 13 de febrero se publicó el Decreto con el que se establecen diversas medidas para reducir gradualmente su uso a fin de salvaguardar la salud, un medio ambiente sano y la seguridad y autosuficiencia alimentaria.
El glifosato es un herbicida de amplio espectro no selectivo y sistémico utilizado a nivel internacional para la eliminación principalmente de maleza. Sin embargo, diversos estudios señalan que su uso también se daña a otros organismos benéficos, ya que puede ser absorbido por cualquier planta. Permea en la tierra y contamina el agua.
Recientemente el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), presentaron cerca de 250 pruebas que muestran los daños que causan el glifosato y otros plaguicidas a la salud humana.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en México impulsa alternativas a este herbicida y trabaja de manera coordinada con otras dependencias en alternativas agroecológicas que no afecten la salud humana.
Cada año se pretende ser conscientes de lo importante que es aminorar el consumo de estos productos, aunque todavía no se ha logrado su disminución. Esto es realmente alarmante ya que implica el riesgo de muchos trabajadores agrícolas y la población en general que está expuesta a los plaguicidas. Entre la población más vulnerable se encuentran las mujeres pues, según estudios, dañan su sistema endócrino, causan daño neurológico, cáncer, entre otros.
Si buscamos que la agricultura no contribuya al deterioro del cambio climático y, a su vez, sea un peligro para la salud debemos crear consciencia de las consecuencias que los plaguicidas traen con su uso.