Ciudad de México.- El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), en conjunto con la Plataforma México, Clima y Energía; la revista Energía a Debate; la Global Alliance for Building Construction México, la Asociación Mexicana del Edificio Inteligente, la Agencia Estatal de Energía de Veracruz y la Sustentable A.C. y el MIT Sloan Management Review Mexico, cerraron este viernes la Semana de la Energía de la iniciativa Revolución Sostenible con el conversatorio “Oportunidades para la flexibilización de la red eléctrica: beneficios ambientales, sociales y económicos”.
El conversatorio arrancó con una introducción realizada por Inder Rivera, gerente de Energía Limpia de WRI México, y fue moderado por Ricardo Bracho, líder de proyecto Senior del National Renewable Energy Laboratory (NREL).
Bracho explicó que para que se pueda dar una flexibilización de la red eléctrica debe haber un mercado, una serie de políticas públicas y estándares, y la infraestructura y el software necesarios para avanzar.
Devashree Saha, senior climate associate del World Resources Institute (WRI), dijo que en el context de la pandemia del COVID-19 muchos países están buscando la forma de reactivar sus economías, y que varios están apostando en infraestructuras bajas en emisiones de carbono, tales como la actualización de la red eléctrica, y que esa es la estrategia más efectiva.
Otro de los beneficios es que la red eléctrica se volvería más confiable y resiliente, lo cual le ahorraría dinero a los consumidores y reduciría las emisiones contaminantes
Saha expuso el caso de Estados Unidos, y aseguró que entre los beneficios económicos de una modernización de la red eléctrica está la creación de empleos, y que una muestra de ello era el hecho de que en 2019 los empleos en ese país en transmisión eléctrica llegaron a casi 800 mil empleos. Además, dijo que una inversión anual de aquí a 2030 de entre 12 mil millones y 16 mil millones de dólares podría generar entre 10 mil millones y 40 mil millones de dólares en actividad económica, y crear entre 150 mil y 200 mil empleos de tiempo completo al año.
“Otro de los beneficios es que la red eléctrica se volvería más confiable y resiliente, lo cual le ahorraría dinero a los consumidores y reduciría las emisiones contaminantes”, dijo.
Para lo anterior, la experta dijo que se necesita fortalecer a la autoridad de planificación federal en Estados Unidos, acelerar la emisión de permisos y la asignación de incentivos federales.
Feng Zhou, gerente senior de Energía del Global Energy Interconnection Development and Cooperation Organization (GEIDCO), habló del caso de la región de Norteamérica, que comprende a Canadá, Estados Unidos y México y afirmó que ésta tiene amplios recursos de energía limpia, tales como la energía solar y la eólica.
Zhou habló de los beneficios de una interconexión energética en la región, tales como la creación de 10 millones de trabajos locales socializados entre los 3 países. Dichos cables conectarían zonas con alto potencial renovable en los tres países.
Sobre los roles regionales en esa interconexión, explicó que Canadá funge como una base de transmisión de energía limpia; en los Estados Unidos, el este y el oeste son importantes centros de carga de energía y la región central sirve como la principal base de explotación de energía limpia, y México funciona como un centro de energía que conecta América del Norte con América del Sur. Para 2050, el flujo de energía entre regiones sería de 200 GW.
Natalia Escobosa, asesora técnica de la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ), habló de la importancia de respetar y mejorar el marco regulatorio del sector, pues hay pocas centrales eléctricas y centros de interconexión que cumplen con el código de red.
“Se me hace más apremiante desde la parte privada donde sé que tengo que respetar las reglas, porque si unos fallan, por más que tengamos el sistema perfecto, si no se respeta no va a servir de nada… este tipo de cuestiones son el paso cero para definir si necesitamos más reglas o simplemente que se implementen como deberían las ya existentes”, dijo.
Ivette Castillo, directora comercial de Norte y Latinoamérica de GE Grid Solutions, abordó la importancia de fortalecer la red, puesto que cuando esto se hace se permite una mayor penetración de las energías renovables y se incrementa la calidad del suministro.
“La buena noticia es que hay tecnología para eso, y la otra es que CENACE lo tiene identificado. La mala es que esto está identificado desde 2014 y no ha habido una inversión”, dijo.
En este sentido, Castillo dijo que la diferencia entre México y otros países de Latinoamérica es que el país dificulta la entrada de la inversión privada.
La experta dijo que se requiere de una planeación integral, en el que servicios conexos y una planeación de interconexión deben ocurrir al mismo tiempo, aunque los recursos para ambos no provengan de la misma fuente y aunque se trate de proyectos de distinta duración.
“Si bien esto de la flexibilización de la red toma temas entre complejos y parecen del próximo siglo, también ya hay soluciones comercialmente disponibles, que sólo las tenemos que implementar con poca inversión y que generaría un gran impacto. Y a la par ir considerando las tecnologías que vendrán. No nos vayamos sólo con soluciones de corto plazo comercialmente disponibles”, afirmó.
Héctor Alonso Romero, catedrático del Instituto Tecnológico de Monterrey (ITESM) dijo que en el país hay una mezcla de condiciones interesantes.
“Por un lado tenemos varios sistemas eléctricos, el sistema diferido interconectado nacional, uno más en Baja California Sur y otro en Baja California. En el interconectado estamos en un punto en el cual podemos empezar a tomar acciones y no con tanta urgencia, aunque deberíamos empezar ya, en los otros dos sistemas en la península es una situación crítica y hay que tomar acciones drásticas”, dijo.
La Semana de la energía estuvo enmarcada dentro de la iniciativa Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad, la cual pretende generar una conversación multisectorial hacia una recuperación pospandémica que nos lleve a una sociedad más resiliente a desastres y enfermedades, más justa y equitativa y cuidadosa del medio ambiente.
Revolución Sostenible es una iniciativa de WRI México y las organizaciones aliadas Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Embajada Británica en México, la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México (GIZ), la Iniciativa Climática de México (ICM), The Climate Reality Project América Latina, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
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