México.- Iván Aarón López Ramos, licenciado en Diseño Industrial por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), obtuvo el James Dyson Award México 2022 por su proyecto ATL 59, un sistema de captación y ahorro de agua para viviendas verticales que permitiría a una familia de cuatro personas reservar hasta 20 mil litros del líquido al año.
Mediante una instalación fácil y accesible en el hogar, dicho método permite recoger lluvia, recuperar el recurso frío de la ducha mientras alcanza la temperatura deseada y distribuir el producto retenido, explicó el ganador de un concurso enfocado en reconocer la innovación en prototipos de impacto social, medioambiental o económico, más allá de la estética o el ornamento en el diseño, sino como el agente de cambio que la disciplina debe ser para la sociedad.
En equipo con Brizeth García Díaz, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, mereció el primer lugar en México, lo que dio a ambos el derecho a pasar a una siguiente ronda y, si quedaran entre los finalistas, representarían al país en el top 20 mundial.
ATL 59 responde a la necesidad de “alejarnos del día cero” sin un bien indispensable para la vida y alude al año 2050 como aquel en el que la capital carecería del mismo, por lo que es primordial impedir que eso ocurra. Atl significa agua en náhuatl y el 59 simboliza el inicio de la cuenta regresiva en una carrera contra el tiempo.
México enfrenta desde hace años una problemática grave al respecto y el crecimiento continuo de la población ha detonado el desarrollo de la vivienda vertical y una mayor demanda, ante lo cual “queremos lograr un uso moderado para mantenernos lo más lejos posible del día cero”.
Al estudiar el fenómeno demográfico local “vimos que el crecimiento habitacional registra una tendencia a lo vertical, así que decidimos hacer una opción para departamentos”, pues si bien existen captadores para zonas más grandes o casas rurales, no hay algo específico para este caso.
“Al documentarnos aprendimos que estos aparatos pluviales ya existían, pero hay momentos eureka que no te esperas: hubo una semana en que no tuvimos agua en el edificio donde vivo y debimos contratar pipas, así que fue ahí cuando decidimos diseñar algo para ventanas y balcones” en inmuebles verticales.
“Esto nos llevó a explorar, tanto el tamaño como la forma óptima de los componentes y, después de muchas pruebas, emprendimos el recorrido del usuario, lo que nos ayudó a darnos cuenta de que precisábamos un sistema”, lo que derivó en el ATL 59, un dispositivo para la urbe que hace posible “que todos economicen el bien”.
El ex alumno de la Unidad Azcapotzalco detalló que con un montaje sencillo, el público puede poner a funcionar una herramienta basada en tres componentes: el primero consiste en un colector de lluvia que utiliza un filtro de tres capas que puede colocarse, tanto en ventanas como en balcones para un acopio de hasta 40 litros diarios en los meses con precipitaciones más abundantes.
El segundo consta de un simple pero eficaz método en la ducha que evita el desperdicio inicial del líquido frío, mientras se alcanza la temperatura deseada; un accesorio con superficie plana lo recoge y dirige a un contenedor, lo que descarta pérdidas por alrededor de 20 litros por minuto.
El tercero consiste en los contenedores para almacenar y transportar el agua recogida; se trata de una propuesta apilable con capacidad para al menos seis litros, cantidad que equivale a una descarga del inodoro.
López Ramos precisó que, de acuerdo con un cálculo estadístico, “si tuviéramos un ATL 59 en cada uno de los 12 mil departamentos de la Unidad Tlatelolco, durante cuatro días de los más lluviosos en la ciudad podría llenarse el Estadio Azteca”.
El componente principal es el captador pluvial que se coloca en la ventana y “la idea es que el usuario pueda limpiarlo con comodidad y acceder al agua de la misma manera como se obtiene de un garrafón” para utilizarla en el inodoro, regar las plantas, lavar un auto o de cualquier otra manera que no requiera que sea tan limpia.
Para la regadera, el sistema tiene una rampa que redirige todo a contenedores inteligentes que en cinco minutos acumulan un balde de cinco litros; además de ocupar poco espacio, no estorban en el momento de tomar la ducha, pues tienen la medida necesaria –seis litros– para una descarga de inodoro y no de diez litros, que la cubeta contiene.
El captador es de polietileno resistente a la intemperie y a las altas temperaturas del sol; el peso es de tres kilos y está pensado para no comprometer nada a nivel instalación, cuando se llena con las dos medidas propuestas: 40 y 60 litros. El componente de la ducha y los contenedores también están hechos con polietileno muy fácil de lavar.
El concepto es un dispositivo funcional, fácil de instalar y utilizar, así como económico y estéticamente sencillo para asegurar hábitos de ahorro, “porque es una cantidad significativa la que podemos aprovechar, pues nos damos cuenta que el problema de la escasez no respeta edades, zonas de la ciudad, ni condición social, por lo que el proyecto brinda una aplicación muy simple para que lo puedan usar niños y adultos, con el fin de regenerar nuestra forma de interactuar con el líquido, lo que es muy importante si queremos seguir contando con recursos hídricos en el futuro”.
Por la originalidad del diseño, los autores ganaron la quinta edición del James Dyson Award México, que consistió en un estímulo de 137 mil pesos.