Más de 755 mil personas han sido desplazadas internamente en Somalia a causa de la grave sequía de este año, lo que eleva la cifra total a un millón desde enero, cuando comenzó la sequía, según las nuevas cifras publicadas por ACNUR y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).
"Este hito de un millón es una gran señal de alarma para Somalia", dijo Mohamed Abdi, director del NRC en Somalia.
Somalia está atravesando una racha histórica de dos años de sequía, como no se había visto en más de 40 años.
Y se espera que una quinta temporada de lluvias fallida desplace a muchas más familias, ya que la hambruna se vislumbra en el horizonte, dijo el ACNUR.
La agencia de la ONU habló con Hussein, un anciano padre de ocho hijos que, tras huir de su pueblo después de que la sequía arrasara sus cosechas y su ganado, llegó recientemente con su familia a un campamento de desplazados.
"La gente que se ha quedado atrás, no tiene ninguna posibilidad", dijo. "Es cuestión de tiempo que mueran. Incluso aquí podríamos morir porque no tenemos nada".
Se espera que el número de personas que se enfrentan a niveles de hambre críticos en Somalia aumente de unos cinco millones a más de siete millones en los próximos meses, agravado por los efectos del cambio climático, y el aumento de los precios de los alimentos provocado por el conflicto en Ucrania.
En términos de vulnerabilidad climática, Somalia ocupa el segundo lugar a nivel mundial, según los datos de 2019, de acuerdo con la clasificación de la Iniciativa Global de Adaptación de la Universidad de Notre Dame.
"Las comunidades vulnerables son las más afectadas por los efectos de la crisis climática, dejando a muchas familias desprotegidas y aumentando los desplazamientos", dijo la representante de ACNUR en Somalia, Magatte Guisse.
La temporada de lluvias de 2022 Gu, que va de marzo a junio, llegó a su fin antes de tiempo en mayo, y se registraron menos precipitaciones y poca o ninguna lluvia en junio.
Las zonas del norte registraron entre el 30% y el 60% de las precipitaciones medias, mientras que las zonas del centro y del sur recibieron entre el 45% y el 75%, lo que supone la cuarta temporada de lluvias fallida consecutiva desde finales de 2020.
El funcionario del ACNUR señaló que, incluso antes de esta última crisis, "la situación de Somalia ya era una de las más carentes de fondos".
"Aunque nosotros y los socios humanitarios estamos haciendo lo que podemos para responder, simplemente no tenemos recursos suficientes", dijo. "La comunidad internacional debe dar un paso adelante para salvar vidas y apoyar esta respuesta humanitaria".
En junio, ACNUR anunció que necesitaba 9.5 millones de dólares para Somalia, dentro de su llamamiento regional para el Cuerno de África, para ayudar a las comunidades desplazadas afectadas por la catastrófica sequía.