La falta de participación de población de comunidades de México en la toma de decisiones sobre sus fuentes hídricas es un gran desacierto que provoca sobre extracción de los acuíferos, coincidieron investigadores de las universidades Autónoma Metropolitana (UAM) y de Guanajuato (UG) durante el "Seminario Perspectivas universitarias: agua, ciencia y tecnología".
En tal sentido, “se están formando grupos de trabajo para poder dilucidar una mejor ecuación de disponibilidad de la Norma Oficial Mexicana (NOM) 011, que evalúa cómo medir, porque siempre se ha calculado mal y se ha sobre extraído, por lo que este año se ha buscado visibilizar el papel que juegan estos recursos para los ecosistemas y frente al cambio climático”, señaló la doctora Eloísa Domínguez Mariani, académica de la Unidad Lerma de la Casa abierta al tiempo.
Por tanto, “la única manera que tenemos es gestionar la demanda y medir mucho más y mejor, así como dar una importancia similar a los humedales naturales, que han sido invadidos o desaparecidos en tiempos recientes debido al crecimiento urbano incesante”.
En la ponencia "Humedales continentales: ¿por qué desaparecen?", Domínguez Mariani reconoció que también los megaproyectos superan la carga que puedan tener estas cuencas, pues casi siempre hay una modificación de hidrología subterránea y un proceso de alteración de la superficie, asociados a las actividades que van a ser fuentes de contaminación de todo tipo.
Entonces, “tenemos un 62 por ciento de pérdidas de humedales a nivel nacional y en el plano mundial también, aunque se habla de que el cambio climático es la mayor amenaza para estas áreas, por lo que desde la academia debemos plantear estrategias para evaluar los efectos del deterioro ambiental que contribuyan a las acciones públicas de protección ante riesgos meteorológicos y a ordenamientos ecológicos territoriales para estados y municipios”.
En su participación en la Mesa 4. Resiliencia, cambio climático y adaptación, la doctora Gloria Soto Montes de Oca abordó el proyecto realizado en el Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Cuajimalpa entre 2017-2018, para evaluar el impacto del cambio climático en zonas periurbanas con riesgo de sequías y proponer estrategias de adaptación y resiliencia.
La investigadora aseveró que el estudio se centró en los ejidos de San Pedro El Saucito en Hermosillo, Sonora y Los Pargas en Aguascalientes, encontrando que ambas comunidades enfrentan ecosistemas semiáridos o de peligro de sequía.
“Lo que vimos es que en ambas regiones están percibiendo más calor y menos lluvias, si bien cambia mucho la magnitud de esta vulnerabilidad en las comunidades, además que se ha presentado una capacidad adaptativa no planificada”.
En el encuentro, que estuvo moderado por la doctora Delia Montero Contreras, académica de la Unidad Iztapalapa, también participó el doctor Jann René Ramos Arroyo, docente de la Universidad de Guanajuato, quien destacó que en la Sierra Gorda de Guanajuato, Querétaro y San Luis existen muchos manantiales, nacimientos de agua.
Sin embargo, “en el asunto de la sobreexplotación, sin duda hace falta voluntad política, si bien motiva empezarnos a vincular con dependencias que nos escuchan, hacen caso y vemos acciones en este tema tan complejo, en Guanajuato sacar agua del pozo no va a cumplir con la NOM-027 porque tiene arsénico, por lo que se requiere mucho apoyo de otras instancias”.
El doctor Ismael Orozco Medina, coordinador del Programa Educativo de Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Guanajuato, se refirió a la vulnerabilidad actual y futura de los sistemas hidrológicos ante los potenciales efectos del cambio climático y los estudios que desarrollan en esa casa de estudios en torno a la búsqueda de estrategias necesarias para responder a las demandas de abastecimiento de agua para consumo y la seguridad hídrica, como lo plantea el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.