Logo Persis

Estamos perdiendo la guerra contra la crisis ecológica: Wijkman

Estamos perdiendo la guerra contra la crisis ecológica: Wijkman

En 1935, la superficie silvestre representaba el 70% del planeta, mientras que ahora no llega al 30%, indicó Wijkman, antes de sentenciar que todavía no se entiende que "los ecosistemas, la atmósfera estable y los océanos constituyen los sistemas que sostienen nuestra vida".

Madrid.- "De momento, estamos perdiendo la guerra" en la lucha contra la crisis ecológica, que requiere de decisiones a largo plazo para las que se necesita un nivel de "confianza" con el que muchas sociedades, "incluida la de Europa", no cuentan, según señala Anders Wijkman.

Wijkman, presidente de honor del Club de Roma -organización internacional de científicos y políticos-, en la Cumbre de Acción Climática Exponencial V-'Nature in The Race to Zero', un encuentro virtual organizado por la plataforma We Don't Have Time en el Día de la Tierra que se celebra cada 22 de abril.

50 años después de la Conferencia de Estocolmo, la llamada Cumbre de la Tierra de Naciones Unidas que en 1972 marcó el inicio de una serie de reuniones multilaterales, acuerdos y declaraciones por el medioambiente, el evento repasa los avances que ha logrado desde entonces la cooperación internacional climática y ecológica.

Wijkman, cuya organización encargó al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) el famoso informe "Los límites del crecimiento" en 1972, destaca el caso del protocolo de Montreal, adoptado en 1987 para reparar el agujero de la capa de ozono, entre los esfuerzos de política ambiental más significativos de las últimas décadas.

Sin embargo, mientras que las medidas que tomaron los países para frenar las emisiones de gases que contribuían a ese problema se han demostrado exitosas, el político sueco afirma que, en la lucha contra el cambio climático y contra la degradación ambiental "hay que ser muy claros: de momento, estamos perdiendo la guerra".

En 1935, la superficie silvestre representaba el 70% del planeta, mientras que ahora no llega al 30%, recuerda Wijkman, antes de sentenciar que todavía no se entiende que "los ecosistemas, la atmósfera estable y los océanos constituyen los sistemas que sostienen nuestra vida".

Este especialista defiende "cinco grandes giros" que, en su opinión, habría que dar para revertir la crisis ecológica: acabar con la pobreza, reducir la desigualdad, empoderar a las mujeres, repensar las cadenas alimentarias y cambiar "fundamentalmente" el sistema energético, lo que implica apostar por energía limpia y por la eficiencia, ha insistido.

Para lograr estos cambios, que "no se darán solos", Wijkam mantiene que el mundo necesita dejar atrás la visión de "crecimiento a costa de todo" y empezar a "controlar los mercados de una manera totalmente diferente" para asegurar "una vida buena para la mayoría de personas y no destruir sino recuperar el planeta".

La declaración de Estocolmo que engendró esa primera cumbre de la Tierra en la capital sueca se adoptó en "un momento de ríos burbujeantes, de lluvia ácida en Noruega y Suecia y de crecimiento tóxico", apunta por su parte la directora del programa de medioambiente de la ONU, Inger Andersen.

Pese a la "creciente conciencia" respecto a problemas como el calentamiento global, esta experta subraya que la Tierra se precipita "hacia el mundo de los tres grados", en referencia al aumento de la temperatura media que experimenta el planeta a consecuencia de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles.

Andersen razona: "Sabemos que tenemos una trayectoria de crecimiento tóxico y que contamos con la información de lo que se necesita hacer" pero la pregunta es -prosigue- "si estamos dispuestos a dar ese giro en la forma en que vivimos, en que viajamos, en que votamos, en que educamos a nuestros hijos, en nuestras dietas...".

"Lo que falta son acciones", coincide, desde Kenia, la directora de Paisajes Vitales del Instituto Mundial de Recursos, Susan Chomba, quien incide en la necesidad "crítica" de abordar "la demanda de productos de lujo y el sobreconsumo de cosas que acarrean deforestación y la degradación terrestre".

"La mayoría de las zonas que quedan con una rica biodiversidad son las mismas que están recibiendo cada vez más presión por parte de la producción alimentaria", alega Chomba, "y no para el consumo local, sino para la cadena de suministro global", lamenta.

Cargando...
Load next