México.- Hay una tendencia al incremento de los conflictos socioambientales que pudiera degenerar en violencia, tanto en México como en América Latina, advirtieron los integrantes del Laboratorio para la resolución de conflictos socioambientales, auspiciado por la Universidad Iberoamericana.
Al anunciar la realización del proyecto colaborativo en el que participan, además de la Ibero el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el Centro de Especialistas en Gestión Ambiental (Cegam), el Centro de Exploración y Pensamiento Crítico (Cex) y el Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (Centrus) de la Ibero, los expertos señalaron que pretenden ser una especie de mesa de diálogo para la resolución de los conflictos socioambientales y la consecución de la paz.
Hay una tendencia a mayores crisis en México y Latinoamérica por la escasez de recursos naturales y la defensa del territorio, lo que ha enfrentado problemas de visión y de estructura de vida
Cuauhtémoc Díaz-León, director del Cegam, afirmó que “hay una tendencia a mayores crisis en México y Latinoamérica por la escasez de recursos naturales y la defensa del territorio, lo que ha enfrentado problemas de visión y de estructura de vida, por lo que podría generarse más violencia en el territorio nacional y dificultar las posibilidades de diálogo entre los actores, entendidos éstos principalmente como el Estado, las empresas y los habitantes”.
Adriana Flores, investigadora y docente de Centrus, dijo que en los últimos siete años se han identificado más de 500 conflictos socioambientales, que han generado violencia y causado más de 100 muertes, mucho de ello ocasionado por la falta de instrumentos de resolución de conflictos”.
Andrea Cerami, del Cemda, se refirió a una investigación del doctor Víctor Manuel Toledo, actual secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el que identificaba más de mil 500 conflictos socioambientales en la República Mexicana, la mayoría de ellos por diferencias socioeconómicas, el uso de los recursos naturales y el uso no sostenible del medio ambiente.
“Y la conflictividad crece por los ataques a los defensores del medio ambiente”, agregó antes de citar el caso de los dos defensores de las mariposas monarcas, que fueron localizados muertos recientemente, ya que es un asunto que involucra a tres países: México, Canadá y los Estados Unidos”.
Explicaron los expertos que el medio ambiente tiene múltiples partes involucradas, cada una con visiones, intereses y asociaciones particulares, lo que genera el incremento de la conflictividad, por lo que el Laboratorio pretende erigirse como una mesa redonda de diálogo capaz de construir un proceso de paz.
José Alberto Lara, de la Universidad Iberoamericana, aclaró que la institución no tomará partido en estos procesos, aunque sí proporcionará un marco ético para participar en el Laboratorio, considerando que la causa de los asesinatos de activistas tiene su origen, en muchas ocasiones, en la visión particularizada de los hechos.
“El Laboratorio pretende que se traspasen las fronteras, que las partes se pongan en el lugar del otro, para entender las causas del conflicto y tratar de encontrar soluciones a partir de ahí". Al respecto, Andrea Cerami mencionó que para ello será necesario equilibrar la mesa, poner un piso parejo.
Estimó que la disputa por los recursos naturales recrudece el conflicto y la violencia, por lo que recordó que México fue uno de los promotores del Acuerdo de Escazú que trata acerca de la protección a los defensores ambientales, pero el Senado aún no lo ha ratificado.
El director del Cegam, precisó que los conflictos socioambientales no deben verse como buenos o malos, sino como una forma de evolución de la sociedad. Por su parte, Adriana Flores consideró que la crisis climática provocará un aumento de este tipo de confrontaciones, a lo que Adela Salinas, coordinadora del Laboratorio, dijo que los conflictos no se terminan ni se solucionan, simplemente se transforman.
Díaz-León puntualizó que empresas y Estado deben considerar que la forma en que se hacían las cosas ya no funciona y que insistir en ella es condenar a la mayoría de los proyectos a la inviabilidad. Hay proyectos detenidos por mucho tiempo, técnicos detenidos por las comunidades, porque no existe una cultura del diálogo.
Cerami abundó que hay un contexto de impunidad y de corrupción, en donde es difícil hacer las cosas bien “porque es más fácil hacerlo por la vía de la corrupción y la impunidad. Hacerlo por la vía del diálogo podría tardar, por lo menos, un año antes de poder iniciar una negociación seria”.
Adriana Flores concluyó al mencionar que existen muchas empresas que tienen proyectos detenidos desde hace diez o quince años por conflictos socioambientales, por lo que el Laboratorio se constituye en una opción con una postura muy clara, que reconoce el desequilibrio ambiental, ecológico, social y económico, para ayudar a los actores a encontrar soluciones.
El laboratorio para la resolución de conflictos socioambientales iniciará los trabajos de la primera fase el próximo 28 de febrero, a través de la Dirección de Educación Continua de la Universidad Iberoamericana.