México.- La población demandante de agua es superior a los 120 millones de habitantes y su crecimiento sigue de manera exponencial, ya que pasó de 25 millones de personas en 1950 a 112 millones en 2010 y se estima que rondará los 125 millones en el Censo que se realizará este año.
Esto significa que en los últimos 70 años la población se multiplicó por cinco, señaló Juan Carlos Valencia, profesor de Gestión Integral del Agua de la Maestría en Hidráulica, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en una entrevista para la agencia Notimex.
A diferencia de la población, las precipitaciones manifiestan una ligera pero significativa disminución: en la Cuenca del Balsas, por ejemplo, la estadística indica una reducción del 5 por ciento en los últimos 50 años.
Actualmente, la precipitación media es de 740 litros por metro cuadrado de superficie (mm) al año, pero su desigual distribución espacial y temporal constituye uno de los mayores retos.
Puso como ejemplo que hay zonas de Baja California donde apenas llueve por el orden de los 43 mm al año, en tanto que en algunas zonas de Tabasco caen más de 4 mil 490 mm anuales. Evidentemente, expresa, los problemas son muy distintos en ambas regiones del país.
Por si fuera poco, en solo cuatro meses del año, de junio a septiembre, se precipitan más de dos tercios de la lluvia anual, mientras que en los ocho restantes solo un tercio.
Además, la distribución de la población en cuencas donde hay menor disponibilidad natural de agua ha traído como consecuencia que ocho de las 13 regiones hidrológico-administrativas en que se dividió al país, tengan un estrés hídrico alto.
“El centro y norte del país enfrenta un fuerte estrés hídrico que pone en riesgo su capacidad de crecimiento y desarrollo sostenible. Una de las regiones es la del Valle de México, cuyo estrés hídrico supera el 141 por ciento, un caso atípico y extremo a nivel mundial”.
El experto universitario dijo que “esa presión sobre el agua ha traído consecuencias como la sobrexplotación de los mantos acuíferos, cuyo número pasó de 20 en 1975 a 105 en 2019”.
Además, “18 acuíferos presentan intrusión salina y 32 el fenómeno de salinización de suelos. Esto quiere decir que en menos de 50 años se quintuplicó el número de acuíferos sobrexplotados y solo uno se ha recuperado: el de Tepalcingo-Axochiapan, en Morelos.
Otra consecuencia de la presión sobre el recurso es el incremento de la contaminación de los cuerpos de agua, lo cual es evidente en ríos, lagos y acuíferos en todo el país.
Valencia Vargas menciona que “el derecho humano al agua se ve hoy seriamente amenazado ante la mayor escasez de agua, más contaminación y la creciente demanda provocada por el aumento poblacional”.
Pero es necesario hacer notar que “la seguridad alimentaria también padece una elevada vulnerabilidad, la cual se agrava por los efectos del cambio climático en la alteración de las precipitaciones y por la degradación de la calidad del agua y de los suelos, por lo que se requiere de manera urgente una política pública de gran visión y largo alcance.