Tegucigalpa.- Los impactos de la pandemia se han extendido más allá de los sistemas sanitarios y las autoridades han cambiado formatos de consulta, relajado medidas de protección y vigilancia y desatendido a las personas más vulnerables, como los pueblos indígenas, comunidades rurales, defensores y defensoras, considera la Asociación Iberoamericana de Defensa Ambiental (AIDA).
Esto, sumado al aumento de actividades que impactan al ambiente, amenazas y delitos, supone un riesgo preocupante de vulneración de los derechos humanos en la región, por lo que lanzó una página de alertas sobre amenazas al ambiente y a los derechos humanos.
En Colombia, los empresarios han solicitado al gobierno la “simplificación de trámites ambientales”, bajo el argumento de la pandemia y como medio para la continuidad de procesos en medio del aislamiento obligatorio impuesto en el país.
Relacionadas con dicha solicitud están varias acciones que vulneran derechos humanos fundamentales, principalmente de las comunidades étnicas y rurales.
Una de las primeras acciones fue el intento de simplificar la consulta previa y otros procedimientos, para hacerlos de forma virtual. Las comunidades indígenas y la Procuraduría solicitaron al Ministerio del Interior respetar los derechos fundamentales y que se retroceda en la medida, solicitud que fue aceptada.
En Colombia, así como en América Latina, los derechos de acceso a la información, a la justicia y a la participación son de los más vulnerados, por lo que debemos evitar que la pandemia se convierta en una excusa para seguirlos vulnerando, señala AIDA.
Los pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina y el Caribe han sido actores esenciales en la protección de la naturaleza, de ecosistemas clave y, en suma, de la vida de todos los seres que habitamos el planeta pero, al mismo tiempo, han sufrido históricamente discriminación, exclusión y la violación de sus derechos, viendo amenazada su supervivencia.
En el contexto actual de crisis sanitaria global por la COVID-19, la vulnerabilidad de estos pueblos se ha incrementado de manera preocupante debido a la falta de acceso a sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; la ausencia de medidas de respuesta diferenciadas y la flexibilización de los procesos ambientales y de participación, señala un análisis de la organización.
Refiere que en Brasil, la atención de salud de los pueblos indígenas es precaria y puede conducir a una tragedia, ya que existe una evidente falta de capacidad del Estado para controlar la propagación del virus entre esas comunidades.
“El Estado ha actuado de tal manera que niega la identidad indígena y niega su obligación de brindar atención médica especializada y adecuada a las costumbres y tradiciones indígenas”, además de que la metodología utilizada, que distingue entre índigenas de áreas urbanas y rurales, contribuye a esconder la dimensión real de la calamidad que se vive, demostrando la discriminación denunciada.
Por otra parte, en Colombia, una coalición de organizaciones rechaza la imposición de lo que están llamando una seudo audiencia virtual sobre la propuesta de regreso de las aspersiones con glifosato.
“Consideramos que la situación de emergencia de salud pública se ha utilizado para acelerar los trámites para que regresen las aspersiones con glifosato de forma arbitraria, restrictiva, desproporcionada, ilegítima e ilegal, ya que la audiencia pública ambiental de carácter “virtual” no se encuentra autorizada por la ley y contraviene varias disposiciones legales sobre la forma y condiciones en que debe celebrarse la audiencia pública ambiental”, menciona la organización.
Al respecto, AIDA indica que Global Witness publicó una declaración en la que pide a los gobiernos y a las empresas “defender a los activistas de la tierra y del medio ambiente, y unirse al movimiento por un planeta más resiliente”.
En el contexto de la COVID-19, las amenazas y ataques contra personas defensoras del ambiente y de los derechos humanos parecen haberse acelerado en todo el mundo, refeire Global Witness.
“Los pueblos indígenas son desproporcionadamente vulnerables a la pandemia, ya que los gobiernos descuidan sus necesidades de atención sanitaria, pero por otro lado, los mineros y madereros ilegales entran en sus territorios sin precaución, trayendo consigo la amenaza de enfermedades”.
La organización afirma que para construir un planeta más resiliente y justo una vez que pase esta crisis, es crucial que los defensores de la tierra y el medio ambiente estén mejor protegidos.
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