Ciudad de México.- El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI Mexico, por sus siglas en inglés), en conjunto con la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), Mujeres en Movimiento, la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados para la Movilidad Urbana Sustentable (SIMUS), la Asociación Mexicana de Autoridades por la Movilidad (AMAM) y la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), celebraron este miércoles un panel y un conversatorio en el que abordaron la financiación y la gestión de oferta y demanda de la movilidad sostenible y el transporte durante y tras la pandemia del COVID-19.
Los eventos digitales forman parte de la “Semana de la movilidad” de la iniciativa Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad, la cual pretende generar una conversación multisectorial hacia una recuperación pospandémica que nos lleve a una sociedad más resiliente a desastres y enfermedades, más justa y equitativa y cuidadosa del medio ambiente.
Durante el primer panel, Gestión de oferta y demanda ante nuevas condiciones, necesidades y preferencias, la conversación se centró en identificar las prioridades y líneas de acción efectivas y de fácil aplicación para la planeación de la oferta de servicios a partir de las nuevas condiciones y necesidades en el regreso a la nueva normalidad, tomando en cuenta criterios de inclusión, sostenibilidad, accesibilidad, equidad y cobertura. El panel arrancó con una presentación de Iván de la Lanza, gerente de Movilidad Activa, WRI México, y contó con la moderación de Liliana Pereira, líder de operaciones para América Latina de Steer.
Eleonora Pazos, directora para Latinoamérica de UITP, consideró que el desafío más grande que se enfrenta ahora es el de mantener la demanda dentro de un escenario de mucho riesgo debido a la pandemia del coronavirus.
“La pregunta es cómo atraer a estos pasajeros. Sin duda hay un cambio en la sociedad muy fuerte, que es el teletrabajo, el trabajo a distancia, realmente va a traer una dinámica distinta en el padrones de viajes, entonces seguramente vamos a ver esto reflejado en el sistema de transporte”, advirtió.
Pazos sugirió medidas como diferentes tarifas en horas pico para remediar esta situación. La experta también dijo que el tema del financiamiento es uno de los principales puntos, pues serán necesarios más recursos.
Harriet Tregoning, de NUMO Alliance, relató que en las ciudades con grandes sistemas de tránsito se está dando una conversación sobre cómo trabajar juntos entre varios actores para gestionar mejor la oferta y la demanda, y dijo que la flexibilidad es crucial para, por ejemplo, aplanar los picos de congestión al expandir los horarios de servicio.
“Si hay una conversación con los empleadores, sería relevante preguntarles qué están haciendo por sus empleados… podrían ofrecer pagarles bicicletas eléctricas u optar por sistemas de uso compartido de bicicletas… se trata de expandir el número de actores involucrados”, dijo.
Tregoning sugirió como medidas a implementar en el futuro la aplicación de tarifas de congestión y de cobros por estacionarse en la calle e inclusive gravar los combustibles de automóviles. También propuso la redistribución del espacio de movilidad en las ciudades para hacerlo más equitativo. “Queremos que el transporte de masas no sólo sobreviva, sino que prospere”, dijo la experta.
Bernardo Baranda, director para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo, coincidió en la importancia de atraer más usuarios para modos de transporte diferentes al automóvil, y sugirió explorar la manera de hacer estos otros modos más rápidos. También estuvo de acuerdo en imponer un cobro a los propietarios de vehículos, parecido a una tenencia, con el fin de financiar el transporte público.
“Lo que no debemos hacer es regresar a una normalidad en la que somos muy ineficientes para aprovechar el espacio finito que tenemos en las ciudades”, consideró. Baranda añadió que se deben fortalecer las opciones de transporte corporativo.
Amilcar López, director general de Transporte Púbico de la Secretaría de Transportes del Estado de Jalisco, habló de la experiencia en su estado, en donde, gracias a una unificación del sistema de recaudo, pudieron modificar las rutas de transporte e implementar otras medidas como rutas emergentes y horarios escalonados. En Jalisco, relató, no se dio una pérdida dramática en la demanda como sucedió en otras entidades.
“Y eso nos lleva a un reto principal: ¿cómo movilizar a la misma cantidad de usuarios con una flota limitada en este momento? Y en medio de una crisis económica importante, entonces invertir en una renovación inmediata de la flota es complicado”, dijo.
Sobre qué medidas sugeriría a futuro para gestionar la oferta y la demanda, López contó que evalúan trabajar rutas específicas por horario, y que el siguiente nivel es trabajar sobre corredores específicos.
En representación de la experiencia en otras naciones latinoamericanas, Leonardo Vásquez Escobar, Subsecretario de Movilidad de Bogotá, contó que en su ciudad recaudaron datos sobre el movimiento de la gente que pertenece al sector formal, y con esos datos organizaron la oferta de transporte en términos de horarios, grupos y modos.
“También se incentivaron los medios sustentables, como las ciclovías, pero aún hay temas de seguridad vial y de seguridad personal de los ciclistas (que están pendientes)”, dijo.
El segundo evento digital de la jornada fue el conversatorio Financiamiento sostenible de la movilidad en la nueva normalidad, en el cual se identificaron esquemas financieros para asegurar la sostenibilidad de los sistemas de movilidad. El conversatorio arrancó tras una presentación de David Escalante, gerente de Planeación y Operación del Transporte, WRI México, y fue moderado por Martha Gutiérrez, secretaria general de la Red SIMUS.
Luis Enrique Moreno, Director de Movilidad de León, identificó la falta de equidad en la distribución de recursos para la movilidad, la ausencia de una fuente de ingresos clara y permanente como los principales problemas que enfrentan León y el país en términos de financiamiento.
“Lo más esencial a nivel federal habría que poner un impuesto para la movilidad no sostenible. A nivel local, sería la plusvalía o los seguimientos a los impactos viales, que los impuestos a la nómina pudieran dirigirse a un esquema de movilidad sostenible”, propuso Moreno, y llamó a apostarle a la intermodalidad.
Antonio Huerta, especialista en finanzas del sector transporte, destacó que estamos en una época de gran incertidumbre, en la que hay un impacto en la oferta y la demanda de transporte, y que eso trastoca cualquier sistema financiero. Consideró que la pregunta más crítica es si se continuará con las actividades remotas, tales como los estudios y los trabajos, pues eso trastocaría completamente los patrones de movilidad.
“Lo que creo que va a suceder es que el Estado va a ser garante de esta movilidad, vamos a ver más actuación de gobierno en temas de subsidios y compensación… pero hay que cuidar que esa inversión gubernamental tenga objetivos muy claros, que esas inyecciones se protejan”, estimó, y sugirió poner un impuesto al carbono.
Diego Monraz, Secretario de Transporte de Jalisco y vicepresidente de la AMAM, contó que en su estado han operado con una mezcla de recursos federales y locales, echando mano con mucha creatividad y sagacidad para aprovechar de todas las bolsas federales existentes. Consideró que el éxito que han tenido se debe a que han alineado la utilización de esas fuentes de recursos a un proyecto integral.
Monraz también dijo que es clave plantear siempre proyectos viales y acudir a fuentes de financiamiento alternativas y a organismos internacionales para no dar pasos atrás.
“El 2021 o lo afrontamos desde una visión de resiliencia en el que apostemos nuestro último aliento a soluciones sostenibles, o damos pasos para atrás. Si lo vemos como una crisis que nos ayude a echarnos para adelante, podemos demostrar que es posible. Sería confortante ver una política pública nacional de movilidad coherente y congruente con estos tiempos. Creo que así será si seguimos empujando desde lo local”, dijo.
Jone Orbea, líder de movilidad eléctrica del programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), coincidió en que es difícil poder predecir qué es lo que va a pasar, pero afirmó que debemos enfocarnos en que la inversión pública que se haga sea cada vez más eficiente y promueva el mejoramiento de las inversiones y gastos del sector privado para que se pueda seguir con las operaciones del transporte público.
“Es importante aprovechar las nuevas tecnologías con un enfoque en la reducción de emisiones, un elemento central y vital, y mirar más allá, mirar al financiamiento internacional, al fondo verde del clima, a todos los elementos que pueden apoyar esa transición verde”, añadió Orbea.
Jeicy Juliet Pabón, líder de programa de la Secretaría de Movilidad de Medellín, contó que en su ciudad, antes de la pandemia, contaban con un plan de desarrollo que tenía una hoja de ruta para inscribir a Medellín como una ecociudad, y la crisis actual genera nuevos retos en términos de atender las desigualdades sociales.
“Ecociudad implica movilidad sostenible e inteligente que ponga en marcha medios de transporte como la bicicleta y caminar. Lo que se busca es quitar el protagonismo al coche como medio de transporte. De la misma manera, se entiende como una oportunidad priorizar esquemas o poblaciones que normalmente no han tenido mucho protagonismo en los esquemas de movilidad, como los esquemas de género”, explicó.
Finalmente, Pabón adelantó que la propuesta es que todos los sistemas de transporte urbano y metropolitano se adhieran a la propuesta de Medellín.
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