Miami.- "Proteger a un animal es protegernos a nosotros mismos", dice Ron Magill, un galardonado y mediático conservacionista que dedica la tercera temporada de su programa televisivo "Mundo Salvaje" a las maravillas naturales de América Latina.
A estrenarse el próximo 31 de enero, los diez episodios del espacio trasladarán al espectador a los ecosistemas de regiones como la Amazonía, los Andes, la Patagonia o el Desierto de Atacama, que albergan una rica biodiversidad en la que sobreviven en las condiciones más hostiles una gran variedad de animales.
Todos nosotros estamos conectados a estos animales, aunque no vivamos a su lado.
"Todos nosotros estamos conectados a estos animales, aunque no vivamos a su lado", defiende Magill, director de comunicaciones del zoológico de Miami y ganador de cinco premios Emmy, quien resalta que el programa producido por el canal de cable HITN educa sobre la importancia de proteger la diversidad natural.
"Cuando sufre un animal en Suramérica, con el tiempo lo sufriremos nosotros aquí en Norteamérica", agrega el conservacionista para defender que son necesarios todos los ecosistemas para "mantener el balance de los sistemas naturales de todo el mundo".
Cuando desaparece una especie animal o vegetal, ni con todo el dinero del mundo se podrá traerlo de vuelta y, por tanto, perdemos materias primas útiles para elaborar diferentes medicinas.
"Tenemos que saber que más del 50% de todas las medicinas que usamos hoy viene de las matas de los bosques. ¿Qué vamos a hacer cuando ya no haya más?", se preguntó Magill, conocido del público latinoamericano por sus apariciones en el longevo programa, ya desparecido, Sábado Gigante de Don Francisco.
Opinó que el gran cáncer que acaba con la riqueza natural en América Latina es la corrupción, que antepone el dinero a la protección medioambiental y paraliza a la clase política.
"Lo que están haciendo a las poblaciones indígenas es un crimen", se lamentó.
Las nuevas generaciones
Magill, quien ha trabajado por mas de 40 años en zoológicos y como conservacionista, hace notar problemas urgentes en América Latina como la contaminación de los mares con plásticos o la tala ilegal de bosques en la Amazonía, donde cada día se pierden "miles de acres" y con ello "el hábitat de miles de animales" y de medicinas.
"No es nada más una especie animal, son los ambientes naturales", alertó el experto, quien sin embargo deposita su esperanza para corregir la tendencia en las nuevas generaciones, a las que el programa que conduce quiere plantarle semillas que den paso a "un árbol de pasión" para la conservación de la vida animal.
"La juventud hoy tiene una pasión por la naturaleza que yo no conocí de pequeño", manifestó Magill, para luego poner de relieve la implantación entre los jóvenes de un modo de vida sostenible y, por ejemplo, la importancia que le dan al reciclaje.
En un modo más general, el experto incluso cree que en las últimas décadas ha habido una mayor conciencia sobre la conservación animal y del medioambiente, reflejado en movimientos como el que pide la liberación de la orca Lolita, cautiva desde hace más de 50 años en el Miami Seaquarium.
Un zoológico debe ser el último reducto para salvar a un animal
"Hay una gran diferencia entre los zoológicos y una atracción al lado de la calle", argumenta el conservacionista, quien recuerda que durante sus años de infancia en la ciudad de Nueva York los zoológicos suponían "la única manera de poder ver a un animal cara a cara".
Agrega que un buen zoológico debe tener una misión a favor de la conservación y, en ese sentido, debe ser el último sitio al cual poner a un animal que ha sido retirado de su ambiente natural, una acción justificable solo si de ello depende que salve la vida.
"En un mundo perfecto, no necesitamos zoológicos", aunque estas instituciones cumplen una función muy importante, aseveró Magill, un enemigo declarado de los circos que usan animales en sus espectáculos.
La fundación que dirige y opera al amparo del zoológico de Miami, la Ron Magill Conservation Endowment, una de las más grandes de su tipo, cada año entrega más de 200 mil dólares a iniciativas para la conservación de los animales "en su ambiente natural", como resalta el experto.
"Yo no quiero que la gente solo pueda ver animales en exhibiciones. Si esa es la única forma en la que la gente puede mirar animales entonces los zoológicos han hecho un trabajo muy malo en lo que deben hacer, que es cuidar a los animales en la selva", manifestó.
El que es el rostro humano más visible del zoológico de Miami resalta que así como algunos sitios con espectáculos de animales e incluso zoológicos que no destinan fondos a proyectos en ambientes naturales deben ser cerrados, debe ponerse de relieve la labor de algunos acuarios y otros espacios de investigación que invierten "millones de dólares" en ese tipo de proyectos.
"La pregunta siempre debe ser: '¿Qué estoy haciendo por la conservación de los animales?'", manifestó el experto.
Fuente: Efe