Davos-Klosters, Suiza.- Las recientes señales económicas han dado a los expertos motivos para la esperanza, si no para la complacencia, sobre las perspectivas para 2023. Los signos de descenso de la inflación, la resistencia del gasto de los consumidores y la solidez de los mercados laborales, entre otros, sugieren que el crecimiento podría repuntar a corto plazo.
"Mi mensaje es que la situación es menos mala de lo que temíamos hace un par de meses, pero eso no nos lleva a ser buenos", declaró Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional.
Una de las principales prioridades económicas en todo el mundo para 2023 consiste en acelerar la descarbonización. La reciente legislación estadounidense de apoyo a la energía verde aportará miles de millones de dólares en financiación, pero ha suscitado la preocupación de que se inicie una guerra de subvenciones entre Europa y Estados Unidos por la tecnología de descarbonización. Por un lado, la competencia para promover la energía verde podría acelerar el progreso en beneficio de todos. Por otro, el riesgo de que las naciones bloqueen los avances tecnológicos y se replieguen sobre sí mismas frenaría el progreso mundial.
"Espero de verdad que esta carrera de subvenciones de la que estamos oyendo hablar no sea una carrera hacia el abismo", declaró Christine Lagarde, Presidenta del Banco Central Europeo.
Una repercusión negativa de la competencia entre Europa y Estados Unidos sería pasar por alto el imperativo de financiar la transformación energética verde en el mundo en desarrollo, que es el más vulnerable a los impactos de la crisis climática.
La competencia en torno a la energía verde podría amplificar otros riesgos de fragmentación del comercio mundial, ya que muchas naciones dan prioridad a la seguridad nacional frente a la integración mundial. "En los últimos tres años hemos entrado en una nueva era de globalización. Hemos pasado de una globalización impulsada por el mercado a una globalización impulsada políticamente", declaró Bruno Le Maire, Ministro de Economía, Finanzas y Soberanía Industrial y Digital de Francia.
La fragmentación plantea numerosos riesgos para la economía mundial, como el aumento de los costes asociados a la reorganización de las cadenas de suministro. Por ejemplo, Europa y Estados Unidos se han centrado recientemente en aumentar la producción nacional de chips de silicio. Existe el riesgo de que este repliegue sobre sí mismo obstaculice la cooperación mundial en materia de comercio y objetivos climáticos.
La relajación de las restricciones pandémicas en China plantea interrogantes para las perspectivas económicas de 2023. Una posible preocupación es el aumento de los costes energéticos en todo el mundo, a medida que aumenta el consumo chino.
En Japón, la inflación sigue preocupando, pero el país ha experimentado mejoras recientes en la creación de empleo. "Deberíamos decir que ese cambio se debe principalmente al aumento de la participación laboral de las mujeres", declaró Kuroda Haruhiko, Gobernador del Banco de Japón.
En cuanto a los riesgos más acuciantes para 2023, los expertos económicos se centraron en la guerra en curso en Ucrania no sólo como una crisis geopolítica y humanitaria, sino también como una preocupación para las economías de todo el mundo. Del mismo modo, los expertos expresaron su incertidumbre sobre si la inflación continuaría una trayectoria descendente y sobre la continua amenaza de mutaciones del COVID-19. A pesar de los recientes signos de mejora, "el alivio no debe convertirse en complacencia", señaló Summers.