El informe Perspectivas Energéticas de África 2022 de la AIE establece el camino para llevar el acceso a la energía moderna a todos los africanos en esta década, al tiempo que se crean nuevas industrias de crecimiento en minerales críticos e hidrógeno verde.
Las actuales subidas de los precios de la energía ponen de manifiesto la urgencia y los beneficios para los países africanos de acelerar el aumento de las fuentes de energía más baratas y limpias, afirma la AIE en un nuevo informe especial publicado hoy.
El conclicto en Ucrania ha disparado los precios de los alimentos, la energía y otras materias primas, aumentando las tensiones en las economías africanas, ya muy afectadas por la pandemia del Covid-19.
Las crisis superpuestas están afectando a muchas partes de los sistemas energéticos de África, incluyendo la inversión de las tendencias positivas en la mejora del acceso a la energía moderna, con 25 millones más de personas en África que viven sin electricidad hoy en día en comparación con antes de la pandemia, según el informe Perspectivas Energéticas de África 2022.
Al mismo tiempo, África también se enfrenta ya a efectos más graves del cambio climático que la mayoría de las demás partes del mundo -incluidas las sequías masivas-, a pesar de ser la menos responsable del problema. Hasta la fecha, África representa menos del 3% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en el mundo y tiene las emisiones per cápita más bajas de todas las regiones.
A pesar de estos retos, el informe concluye que la transición mundial hacia las energías limpias es prometedora para el desarrollo económico y social de África, ya que la energía solar, otras energías renovables y áreas emergentes como los minerales críticos y el hidrógeno verde ofrecen un gran potencial de crecimiento si se gestionan bien.
El aumento de las ambiciones internacionales para reducir las emisiones está ayudando a establecer un nuevo rumbo para el sector energético mundial en medio de la disminución de los costes de las tecnologías limpias y el cambio de los patrones de inversión mundial. Los países africanos están preparados para beneficiarse de estas tendencias y atraer crecientes flujos de financiación climática.
"África se ha llevado la peor parte de la economía basada en los combustibles fósiles, recibiendo los menores beneficios y los mayores inconvenientes, como pone de manifiesto la actual crisis energética", afirmó Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE.
"La nueva economía energética mundial que está surgiendo ofrece un futuro más esperanzador para África, con un enorme potencial para que la energía solar y otras renovables impulsen su desarrollo, así como nuevas oportunidades industriales en minerales críticos e hidrógeno verde".
"La prioridad inmediata y absoluta para África y la comunidad internacional es llevar energía moderna y asequible a todos los africanos - y nuestro nuevo informe muestra que esto puede lograrse para el final de esta década mediante una inversión anual de 25 mil millones de dólares, la misma cantidad necesaria para construir una nueva terminal de GNL al año", añadió el Dr. Birol.
Es moralmente inaceptable que no se resuelva la actual injusticia de la pobreza energética en África cuando está tan claramente a nuestro alcance hacerlo.
El informe Perspectivas Energéticas de África 2022 explora un escenario de África sostenible en el que todos los objetivos de desarrollo relacionados con la energía en África se alcanzan a tiempo y en su totalidad. Esto incluye el acceso universal a servicios energéticos modernos para 2030 y la plena aplicación de todos los compromisos climáticos africanos.
Dado que la demanda de servicios energéticos en África va a crecer rápidamente, garantizar la asequibilidad es una prioridad urgente. El aumento de la eficiencia energética es esencial para ello, ya que reduce las importaciones de combustible, alivia las tensiones en las infraestructuras existentes y mantiene asequibles las facturas de los consumidores.
Las redes eléctricas ampliadas y mejoradas constituyen la columna vertebral de los nuevos sistemas energéticos de África en este escenario, y se alimentan cada vez más de energías renovables. África alberga el 60% de los mejores recursos solares del mundo, pero actualmente sólo cuenta con el 1% de la capacidad solar fotovoltaica.
La energía solar, que ya es la fuente de energía más barata en muchas partes de África, va a superar a todas las demás fuentes en todo el continente para 2030. Las energías renovables -incluyendo la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la geotérmica- representan más del 80% de la nueva capacidad de generación de energía añadida para 2030 en el Escenario de África Sostenible.
Aunque las energías renovables son el motor del sector eléctrico africano en esta década, la industrialización del continente depende en parte de la expansión del uso del gas natural. Hasta la fecha se han descubierto en África más de 5 billones de metros cúbicos (bcm) de recursos de gas natural que aún no han sido aprobados para su desarrollo.
Estos recursos podrían proporcionar 90 bcm adicionales de gas al año de aquí a 2030, lo que podría ser vital para las industrias nacionales de fertilizantes, acero, cemento y desalinización de agua de África. Las emisiones de CO2 acumuladas por el uso de estos recursos de gas en los próximos 30 años serían de unos 10 mil millones de toneladas.
Si estas emisiones se sumaran al total acumulado de África en la actualidad, harían que su participación en las emisiones mundiales fuera de apenas un 3.5%.
Los vastos recursos minerales de África, que son fundamentales para múltiples tecnologías de energía limpia, están llamados a crear nuevos mercados de exportación, pero deben ser bien gestionados, ya que los ingresos de África procedentes de las exportaciones de minerales críticos se duplicarán con creces de aquí a 2030.
Están en marcha varios proyectos de hidrógeno con bajas emisiones de carbono, centrados principalmente en la producción de amoníaco para fertilizantes, lo que reforzaría la seguridad alimentaria de África. África tiene un enorme potencial para producir hidrógeno utilizando sus ricos recursos renovables. En 2030 podría producirse tanto como la demanda energética actual a precios competitivos a nivel internacional.
Alcanzar los objetivos energéticos y climáticos de África significa duplicar la inversión en energía en esta década. Esto supondría más de 190 mil millones de dólares al año entre 2026 y 2030, de los cuales dos tercios se destinarían a la energía limpia.
"Los bancos multilaterales de desarrollo deben tomar medidas urgentes para aumentar los flujos financieros hacia África, tanto para el desarrollo de su sector energético como para la adaptación al cambio climático", afirmó Birol.
"El futuro energético del continente requiere esfuerzos más fuertes sobre el terreno que estén respaldados por el apoyo mundial".
La Conferencia sobre el Cambio Climático COP27, que se celebrará en Egipto a finales de 2022, constituye una plataforma crucial para que los líderes africanos establezcan la agenda de los próximos años. Esta década es crítica no solo para la acción climática global, sino también para las inversiones fundacionales que permitirán a África -que alberga a la población más joven del mundo- prosperar en las próximas décadas."