Alter do Chao (Brasil).- Los recientes incendios de la Amazonia brasileña y la creciente deforestación en la región han puesto a la mayor selva tropical del mundo en la mira internacional, "una ventana" que ayudará a frenar la devastación de esta reserva, apunta una organización.
Lo mismo opinan las comunidades indígenas, quilombolas -descendientes de esclavos- y pequeños agricultores de la región, que también esperan que con la atención centrada la mayor biosfera del planeta se promuevan proyectos de desarrollo sostenible que preserven el ambiente y sirvan para generaciones futuras.
Todos ellos se reunieron en Alter do Chao, uno de los paraísos de la Amazonia, para hablar de la sostenibilidad de la región, en un evento en el que también participan representantes de varias marcas y empresas brasileñas.
Para las organizaciones sociales y ambientales que trabajan en los territorios de la Amazonia, la creciente devastación en la región, que algunas organizaciones achacan a la retórica "antiambientalista" del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a pesar de ser "muy negativa", es una oportunidad para ejercer un control mundial sobre este territorio.
"Nunca hemos tenido tanta atención internacional", algo que se ha incrementado en medio de las polémicas del actual Gobierno de Brasil y las propuestas defendidas por Bolsonaro, según Caetano Scannavino, de la ONG Proyecto Salud y Alegría.
A pesar de la gravedad de las quemas en agosto, "los incendios de este año, no han sido los mayores", explicó el experto, "pero llamaron la atención mundial por la coyuntura política de Brasil bajo el mando de Bolsonaro".
En busca del desarrollo sostenible en la Amazonia
La situación, entonces, se convierte en una oportunidad para sacar de la invisibilidad a la Amazonia, a sus comunidades, a sus tradiciones y a los productos propios que pueden ayudar a un desarrollo sostenible de la región sin tumbar un solo árbol.
Para Mauricio Voivodic, de la organización ambientalista WWF Brasil, superar esa invisibilidad ayudará a mejorar el mercado de productos propios de la Amazonia como el açaí o el guaraná (frutos reconocidos por sus propiedades nutritivas), o de semillas como la del Copaíba, de donde se extraen aceites muy usados en el mercado cosmético.
Estos productos son recolectados de forma tradicional por las comunidades indígenas y quilombolas de la región que han aprendido de sus ancestros las técnicas para vivir de la naturaleza sin dañarla, un tema desconocido por la sociedad y que "debe ganar visibilidad para dar valor al trabajo de las poblaciones nativas de la Amazonia".
Varias marcas brasileñas, algunas reconocidas internacionalmente, se han sumado a esta labor innovando en sus mecanismos de producción en pro del medio ambiente o trabajando de la mano con las comunidades de la Amazonia.
Natura, la marca brasileña de cosméticos, tiene productos para los que utiliza la semilla del Ucuuba, propia de la región amazónica, a la que se le conocen propiedades para la reparación de la piel.
Según explicó Renata Puchala, fundadora de Become, una organización que promueve negocios sustentables pero quien estuvo vinculada durante 20 años con Natura, la empresa comenzó a trabajar con las comunidades y en la labor conjunta se descubrió que una familia que busca su sustento con un árbol de Ucuuba gana tres veces más dinero que si lo tala y lo vende como madera.
La gigante Wickbold, una empresa de alimentos brasileña que adquiere castañas de la Amazonia para elaborar panes con este tipo de nuez, o la Compañía Brasileña de Distribución (GPA), filial del grupo francés Casino, también forman parte de las 15 empresas brasileñas que actualmente acompañan estas y otras iniciativas impulsadas por Imaflora.
Otras reconocidas marcas como Osklen o Alpargatas, dueña de Havaianas, están entre las compañías interesadas en vincularse con el proyecto de "Florestas de Valor", una iniciativa impulsada por la ONG Instituto de Manejo y Certificación Florestal y agrícola (Imaflora).
A través de este proyecto, Imaflora busca fomentar las actividades agrícolas de la Amazonia para consolidar las áreas protegidas, conservando los recursos naturales y valorando la labor de las comunidades tradicionales de la región entre las cuales están pueblos indígenas, quilombolos y pequeños agricultores.