Madrid.- Así lo explica la CEO (directora ejecutiva) del proyecto europeo contra el cambio climático EIT Climate-KIC, Kirsten Dunlop, que ha visitado Madrid esta semana para participar en el seminario "La transformación ineludible", que han coorganizado con el organismo de investigación español CSIC, las empresas Iberdrola, ISGlobal y itdUPM, y la Red Española para el Desarrollo Sostenible.
Según Dunlop, el discurso de Friday For Future no aborda el calentamiento global como “algo complicado que llevará tiempo mitigar”, sino que “se dirige a los adultos y les apela a salvar el futuro de sus hijos”, un mensaje que está calando en una parte de la ciudadanía, “que demanda más regulación”.
Tenemos mucha información sobre el cambio climático pero pocas historias que nos movilicen y la mayor parte de ellas hablan de destrucción, muerte o desesperación.
A su juicio, “tenemos mucha información sobre el cambio climático pero pocas historias que nos movilicen y la mayor parte de ellas hablan de destrucción, muerte o desesperación”, por lo que es necesario “reorientar ese relato hacia la esperanza, los beneficios u oportunidades” de proteger el medio ambiente.
Como ejemplo del “poder de las narrativas” se ha referido a la huella de carbono que generan los hogares de las grandes ciudades y a cómo afrontan los europeos ese problema.
“Para que los hogares reduzcan su gasto de energía, sus emisiones de CO2, la producción de deshechos y el desperdicio de agua, las familias tendrían que invertir mucho dinero en renovar su casa para que sea más sostenible”, una decisión que descartan porque “la narrativa de invertir ese dinero en el colegio de sus hijos o en irse de vacaciones es más convincente”.
La experta también se ha referido a España, “un país en el que están todos los ojos puestos”, porque puede “ser un ejemplo de cómo el mundo podría cambiar a mejor” si el Gobierno cumple los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Desde Climate-KIC, Dunlop precisa que su objetivo es “acelerar la transición hacia una economía libre de emisiones de carbono financiando proyectos innovadores”, una innovación que no solo tiene que aplicarse en el ámbito de la ciencia, la tecnología y la ingeniería, sino que “debe ser social y debe reunir a todos los actores de la sociedad”.
En su estrategia contra el cambio climático es clave la educación, subraya, enfocada tanto a los jóvenes porque “tienen la mentalidad de querer cambiar el mundo” como a los grupos de edad avanzada porque “deben saber que su salud es la que más está en riesgo por el aumento de temperaturas”.
De esta forma, la ideas innovadoras además de partir de “los adultos que ya trabajan dentro del mercado”, también vendrían de los grupos de edad que están en los extremos porque “se verían interpelados por el problema”, asegura.
Dunlop se ha mostrado optimista ante el futuro aunque ha destacado que “no será un regalo” y que hay que cambiar “los modelos de protección y optimización de recursos” desde el presente, así como “establecer relaciones entre actores y disciplinas distintas para solucionar los problemas en lugar de proponerse metas individuales”.