La subida del nivel del mar plantea riesgos "impensables" para miles de millones de personas en todo el mundo, con profundas implicaciones para la seguridad, el derecho internacional, los derechos humanos y el tejido mismo de las sociedades.
"El impacto de la subida del nivel del mar ya está creando nuevas fuentes de inestabilidad y conflicto", declaró el Secretario General de la ONU, António Guterres, que inauguró la reunión.
Tras señalar que las costas de algunos países ya han visto triplicarse la tasa media de aumento del nivel del mar, advirtió de que, en las próximas décadas, las comunidades de las zonas bajas -y países enteros- podrían desaparecer para siempre.
"Asistiríamos a un éxodo masivo de poblaciones enteras a escala bíblica y a una competencia cada vez mayor por el agua dulce, la tierra y otros recursos", advirtió.
Describiendo la subida del nivel del mar como un multiplicador de amenazas, el Secretario General dijo que el fenómeno también pone en peligro el acceso al agua, los alimentos y la atención sanitaria.
Mientras tanto, la intrusión de agua salada puede diezmar puestos de trabajo y economías enteras en sectores como la agricultura, la pesca y el turismo, y puede dañar o destruir infraestructuras vitales, como sistemas de transporte, hospitales y escuelas.
Según datos publicados recientemente por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el nivel medio global del mar ha aumentado más rápidamente desde 1900 que en cualquier otro siglo de los últimos 3 mil años.
La OMM advierte de que, incluso si el calentamiento global se limita "milagrosamente" a 1.5 grados, el planeta seguirá experimentando una considerable subida del nivel del mar.
El Secretario General António Guterres (en el centro de la mesa) interviene en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el aumento del nivel del mar y sus implicaciones para la paz y la seguridad internacionales.
Guterres advirtió al Consejo de Seguridad de que, en cualquier escenario de aumento de la temperatura, países como Bangladesh, China, India y los Países Bajos estarán en peligro.
Las megaciudades de todos los continentes sufrirán graves consecuencias, como Lagos, Bangkok, Bombay, Shanghái, Londres, Buenos Aires y Nueva York.
El peligro es especialmente grave para unos 900 millones de personas que viven en zonas costeras de baja altitud: uno de cada diez habitantes del planeta.
La devastación ya es evidente en muchas partes del mundo, dijo, señalando que la subida del nivel del mar ha diezmado los medios de subsistencia en el turismo y la agricultura en todo el Caribe.
La subida del nivel del mar y otros impactos climáticos ya están obligando a la gente a reubicarse en Fiyi, Vanuatu, las Islas Salomón y otros lugares.
En este contexto, hizo un llamamiento a la acción en varios frentes, incluida la ampliación de la comprensión por parte de la comunidad mundial de las causas profundas de la inseguridad y el tratamiento de las repercusiones de la subida del nivel del mar en los marcos jurídicos y de derechos humanos.
"Los derechos humanos de las personas no desaparecen porque desaparezcan sus hogares", subrayó.
Csaba Kőrösi, actual Presidente de la Asamblea General, también se dirigió al Consejo, recordando que el cambio climático - "el mayor reto de nuestra generación"- fue la cuestión más planteada por los líderes mundiales durante el último debate de alto nivel de la Asamblea.
Citando proyecciones según las cuales entre 250 y 400 millones de personas necesitarán probablemente nuevas viviendas en nuevos emplazamientos en menos de 80 años, advirtió también de los efectos devastadores para los "graneros" del mundo, especialmente los fértiles deltas a lo largo del Nilo, el Mekong y otros ríos.
Mientras tanto, el aumento del nivel del mar inducido por el clima también está provocando nuevas cuestiones jurídicas que están en el centro mismo de la identidad nacional y estatal.
Instó al Consejo a reconocer la importancia de la acción climática como herramienta clave para la consolidación de la paz, subrayando que ya existen los datos y los marcos para defenderse de la amenaza del nivel del mar.
"Lo que se necesita ahora -como siempre- es la voluntad política de actuar", afirmó.
Bogdan Aurescu, Ministro de Asuntos Exteriores de Rumanía y Copresidente del Grupo de Estudio de la Comisión de Derecho Internacional sobre la Elevación del Nivel del Mar, coincidió en que el nivel del mar relacionado con el cambio climático supone un riesgo real para más de dos tercios de los Estados miembros de la ONU.
Esbozando una serie de implicaciones de la subida del nivel del mar, dijo que las costas están siendo "empujadas" hacia el interior, afectando a las líneas de base desde las que se miden las zonas marítimas de los países y, por tanto, amenazando el acceso de los países a los recursos.
Aunque hay varias medidas disponibles para proteger las costas de los países, incluidas las barreras físicas, sus costes siguen estando fuera del alcance de muchos de los países más afectados.
Aurescu hizo hincapié en la necesidad de aprovechar mejor el derecho internacional para apoyar a los países más amenazados por la subida del nivel del mar, señalando que la Comisión de Derecho Internacional añadió recientemente a su programa el tema "La subida del nivel del mar en relación con el derecho internacional".
Entre otras amenazas, dijo que se necesitan esfuerzos urgentes para evitar posibles situaciones de "apatridia de facto", entre otras cosas preservando los derechos fundamentales y la identidad de las personas obligadas a huir de sus países de origen como consecuencia del cambio climático.
También se dirigió al Consejo de Seguridad Coral Pasisi, Directora de Cambio Climático de la Comunidad del Pacífico y Presidenta de la organización no gubernamental Tofia Niue.
Advirtió de que, para 2050 - "en el tiempo de vida de nuestros hijos y nietos"- el aumento del nivel del mar habrá superado al menos un metro para la mayoría de los pequeños Estados insulares en desarrollo, un cambio que durará miles de años.
Tras enumerar las graves consecuencias a las que ya se enfrentan las comunidades hoy en día, desde la decoloración de los arrecifes de coral hasta la intrusión de agua salada, denunció la continua dejación de responsabilidades y la impunidad de la comunidad internacional al no actuar para detener el cambio climático.
"Se trata de una cuestión de seguridad de suma importancia para la región del Pacífico", afirmó, haciendo hincapié en que las consecuencias para la seguridad de un aumento del nivel del mar que no se aborde serán competencia directa del Consejo.
También expresó su esperanza de que la Asamblea General adopte pronto una resolución, presentada por Vanuatu, solicitando una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las obligaciones de los Estados frente al cambio climático.