Desde la década de los ochenta, la cobertura de Acropora palmata, conocido como coral cuerno de alce, ha disminuido aproximadamente entre 90 y 95 por ciento en el Caribe. Actualmente esta especie se encuentra catalogada como en peligro crítico de extinción en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; además, está sujeta a protección especial en México.
Como respuesta a este declive, se han desarrollado programas de restauración, en los cuales los corales se cultivan en viveros para luego ser plantados en el arrecife; sin embargo, no toman en cuenta la diversidad genética de los corales.
Lo anterior, aunado a la falta de recursos y a la compleja logística que se requiere puede impactar, a largo plazo, en el éxito de los esfuerzos de restauración, pues falta integrar estudios genéticos que resultan esenciales para conservar el potencial adaptativo y evolutivo de las especies ante el cambio climático y enfermedades, mencionó Jesús Ernesto Arias González, investigador del Laboratorio de Ecología de Ecosistemas de Arrecifes Coralinos (LEEAC) del Cinvestav Mérida.
A. palmata es una de las principales especies en el mar Caribe y tiene un papel relevante, pues contribuye a la estructura de los arrecifes de coral en aguas poco profundas, explicó Viridiana Alvarado Cerón, estudiante de doctorado en el Cinvestav Mérida y quien realiza esta investigación como parte de su tesis.
Por ello, investigadores del LEEAC en colaboración con diferentes instituciones como el Centro de Investigación Científica de Yucatán, el Instituto Nacional de Pesca y la Universidad de Rhode Island, en Estados Unidos, con fondos de la Fundación Rufford, realizan estudios de la diversidad genética de esta especie con el fin de mejorar los programas de restauración y crear poblaciones autosostenibles capaces de reproducirse entre sí.
Este tipo de estudios son fundamentales para el restablecimiento y la supervivencia de las poblaciones de A. palmata a largo plazo y permiten aumentar la probabilidad de fecundación entre las colonias en la época de desove.
Esto a través de la aplicación de diferentes técnicas de secuenciación de ADN que permiten conocer los genotipos (conjunto de genes de cada individuo) de las colonias de coral a cultivar en el vivero y que posteriormente serán trasplantadas, ayudando a recuperar la diversidad genética y a la conservación de la especie.
A. palmata puede reproducirse de manera asexual por fragmentación (método ampliamente utilizado en los programas de restauración), es decir, cuando una de sus partes se desprende se generan nuevas colonias con la misma información genética; o sexual, al ser hermafrodita produce ambos gametos (óvulos y espermatozoides) que cada año en verano son liberados al mar y al unirse con los gametos de otra colonia, cuyos genes son diferentes, forman nuevos individuos; por esta vía aumenta la diversidad genética de la especie.
Teniendo esto en cuenta, en la investigación evaluaron mediante secuenciación genómica, la diversidad y estructura genética en poblaciones tanto naturales como restauradas de A. palmata en el norte de Quintana Roo, México.
Lo anterior con el objetivo de generar información que oriente a los restauradores de arrecifes a determinar cuál es el perfil genético más adecuado para trasplantarlos en arrecifes coralinos degradados.
Para la investigación se utilizaron 128 colonias de coral de poblaciones naturales de esta especie, en siete arrecifes que abarcan más de 100 kilómetros, y una población restaurada de A. palmata.
“Se extrajo el ADN de las colonias de coral para secuenciarlo y construir bibliotecas genómicas. Al comparar la información, los resultados indicaron un alto flujo genético entre poblaciones, incluso cuando se incluyó el arrecife restaurado. Lo cual, sugiere que la combinación de la restauración de arrecifes por ambas vías, contiene suficiente variación genética equiparable a la de poblaciones naturales”, puntualizaron Alvarado Cerón y Arias González.
Además, al georreferenciar e identificar los genotipos para la propagación del coral, se puede elegir uno diferente al que domina en la zona, lo que aumentaría el éxito de la reproducción de esta especie y mejoraría la diversidad genética en los arrecifes a restaurar.
Los datos obtenidos se aprovecharán para planificar el trabajo de campo, esto en función de la ubicación geográfica, optimar el manejo de las colonias de corales propagadas en los viveros y en la selección de sitios de plantación para fortalecer la diversidad de genotipos y el flujo de genes.
Además, este proyecto servirá en la comprensión del flujo de genes entre poblaciones de A. palmata y permitirá orientar la toma de decisiones en torno a la restauración de los corales constructores de arrecifes más importantes del Caribe mexicano. Algo no realizado hasta el momento en los arrecifes coralinos de México, puntualizaron los investigadores.